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La funámbula

Boca rota de amor y alma mordida



Uno va guardando papeles sin pensar que algunos años después (en este caso bastantes) volverán a aparecer entre libros y polvo. Eso me ha ocurrido con unas hojas de un periódico. Su fecha es de 17 de marzo de 1.984, el diario era ABC. En primera página de esa separata que guardé cuando apenas salía de la niñez, aparece este título, "Lorca, sonetos de amor". Creo que era una niña extraña, recogiendo poemas de los cuales ni siquiera atisbaba su significado, pero... ¡eran tan bellos!
Las vicisitudes que sufrieron estos poemas de García Lorca hasta que vieron la luz es digna de alguna novela policíaca. Son escritos entre 1.935 y 1.936, respecto al título definitivo que Lorca pensaba darles también hay diferentes interpretaciones, Sonetos del amor oscuro, según Aleixandre y Cernuda, Jardín de sonetos, según Rosales, Sonetos sin más los llamó el propio Lorca en una entrevista. Cuenta Vicente Aleixandre sobre como conoció estos sonetos:
"... Recordaré siempre la lectura que me hizo, tiempo antes de partir para Granada, de su última obra lírica, que no habíamos de ver terminada. Me leía sus Sonetos de amor oscuro, prodigio de pasión, de entusiasmo, de felicidad, de tormento; puro y ardiente monumento al amor, en que la primera materia es ya la carne, el corazón, el alma del poeta en trance de destrucción. Sorprendido yo mismo, no pude menos que quedarme mirándole y exclamar: '(...) ¡qué corazón! ¡Cuánto ha tenido que amar, cuánto que sufrir!' Me miró y me sonrió como un niño. Al hablar así no era yo probablemente el que hablaba. Si esa obra no se ha perdido; si, para el honor de la poesía española y deleite de las generaciones hasta la consumación de la lengua, se conservan en alguna parte los originales, cuántos habrá que sepan, que aprendan y conozcan la capacidad extraordinaria, la hondura y la capacidad sin par del corazón de su poeta."
Los primeros en conocer estos sonetos fueron diversas personalidades del mundo literario que recibieron uno de los 250 ejemplares que se habían editado, en el año 1.983. Al respecto recogía Eduardo Castro, en EL PAIS de 14 de febrero de 1.984 en una pequeña crónica: "...Una edición pirata de los Sonetos del amor oscuro, de Federico García Lorca, inéditos hasta ahora en forma de libro y alguno de ellos también como poema suelto, ha sido clandestinamente publicada en Granada, donde numerosos poetas, profesores, críticos y estudiosos de la obra lorquiana la han recibido por correo procedente de un remitente misterioso y anónimo... Son estos 11 poemas los que, al parecer, se recogen en la presente edición pirata, cuya tirada consta de 250 ejemplares"
Posteriormente es el periódico ABC quien los hace públicos, basándose en los manuscritos conservados por la familia García Lorca. Diez de los once sonetos se hallan escritos en cuartillas dobles, de papel de hilo para cartas, con membrete del Hotel Victoria de Valencia, en un total de tres pliegos. Están escritos a lápiz y con numerosas enmiendas y tachaduras. El undécimo poema esta escrito en papel A4, a tinta y también con bastantes correcciones.
Recojo, para alegraros los oídos, algunos de estos sonetos en la voz de Amancio Prada, y no he podido evitar incluir una gacela del "Diván del Tamarit", "Gacela del amor desesperado". Seguramente este libro me daría para otra incursión en la pista del circo, para no cansaros os contaré que el poemario "Diván del Tamarit" está compuesto de dos partes. La primera incluye doce gacelas y la segunda parte incorpora nueve casidas. La Gacela (del árabe ghazel) es una composición estrófica breve dedicada exclusivamente al tema amoroso, aunque en este caso incorpora elementos del tema de la muerte, también. La casida (del árabe kasida), en cambio, es una composición estrófica más extensa, de carácter clásico, de tema variado y que generalmente empieza por una introducción. La "Gacela del amor desesperado" a pesar de estar escrita con anterioridad a los sonetos (el poemario fue escrito entre 1.931 y 1.935) creo que entronca directamente con estos últimos textos de amor escritos por Federico.
El amor en estos versos no es sólo el de los sentimientos y el corazón. Es también, y con igual intensidad, el amor de la carne. Espero que disfrutéis tanto como yo con la belleza de este amor oscuro. Amor oscuro porque es secreto, amor oscuro porque es amor que mata o hace morir, amor oscuro porque llega en la noche, ámbito de soledades y sufrimientos, amor oscuro porque es una cárcel sin luz la falta del amado.

(En la estupenda revista electrónica de literatura HwebRA, en el número 2, en este enlace, dentro de "Parte y ensayo, Federico Lorca, están recogidos los once sonetos comentados por Manuel Gahete)


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Beber por ti amor eterno (PRB III)

<h3>Beber por ti amor eterno (PRB III)</h3>

Edmond Blair Leighton - "Tristan and Isolde"

ISOLDA

Cuan dulce y suave

sonríe,

sus ojos

se entreabren con ternura...

¡Mirad, amigos!

¿No le veis?...

¡Cómo resplandece

con luz creciente!

Cómo se alza

rodeado de estrellas.

¿No lo veis?

¡Cómo se inflama su corazón

animoso!

Augustos suspiros

hinchan su pecho.

Y de sus labios

deleitosos y suaves

fluye un hálito dulce y puro.

¡Amigos, miradle!

¿No lo percibís? ¿No lo veis?

¿Tan sólo yo oigo

esa voz

llena de maravillosa suavidad,

que cual delicioso lamento

todo lo revela

en su consuelo tierno?

Es cual melodía

que al partir de él, me penetra

resonando en mí, sus ecos deliciosos.

Esa clara resonancia que me circunda

¿es la ondulación de blandas brisas?

¿Son olas de aromas embriagadores?

¡Cómo se dilatan y me envuelven!

¿Debo aspirarlas?

¿Debo percibirlas?

¿Debo beber o sumergirme?

¿O fundirme en sus dulces fragancias?

En el fluctuante torrente,

en la resonancia armoniosa,

en el infinito hálito

del alma universal,

en el gran Todo...

perderse, sumergirse...

sin conciencia...

¡supremo deleite!

 

ISOLDE

Mild und leise

wie er lächelt,

wie das Auge

hold er öffnet, -

seht ihr's, Freunde?

Seht ihr's nicht?

Immer lichter

wie er leuchtet,

Stern-umstrahlt

hoch sich hebt?

Seht ihr's nicht?

Wie das Herz ihm

mutig, schwillt,

voll und hehr

in Busen ihm quillt.

Wie den Lippen,

wonnig mild,

süßer Atem sanft entweht:

Freunde! Seht!

Fühlt und seht ihr's nicht?

Höre ich nur

diese Weise,

die so wunder voll und leise.

Wonne klagend,

alles sagend,

mild versöhnend

aus ihm tönend,

in mich dringet, auf sich schwinget,

hold erhallend, um mich klinget?

Heller schallend, mich umwallend,

sind es Wellen sanfter Lüfte?

Sind es Wogen wonniger Düfte?

Wie sie schwellen, mich umrauschen,

soll ich atmen,

soll ich lauschen?

Soll ich schlürfen, untertauchen?

Süß in Düften mich verhauchen?

In dem wogenden Schwall

in dem tönendem Schall,

in des Weltatems

wehendem All -

ertrinken,

versinken,

unbewußt -

höchste Lust!



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(Libreto de Richard Wagner inspirado en la obra "Tristan" de Gottfried von Straßburg)

¡Ya están aquí!

<h3>¡Ya están aquí!</h3>

El 30 de octubre de 1.938, a las ocho de la tarde, millones de norteamericanos, sintonizadas sus radios a la cadena CBS, se disponían a escuchar la emisión semanal del Mercury Theatre, dirigido por Orson Welles. Ese día la emisión empezó así:

"Sabemos ahora que, desde los principios del siglo XX, nuestro mundo era vigilados por unas inteligencias superiores a las nuestras, y sin embargo mortales. Mientras los hombres seguían atendiendo a sus quehaceres diversos unas mentes que son, respecto a la nuestra, lo que esta es para los animales salvajes, unas inteligencias sin límites, frías y calculadoras, posaban en nuestra tierra sus miradas llenas de codicia y preparaban minuciosamente planes destructivos para nosotros..."

Este pequeño preámbulo dio pie a uno de los famosos casos de histeria colectiva que conocemos.
Orson Welles tenía entonces sólo 23 años y cuando se enfrentó a la adaptación de "La guerra de los mundos" de H.G.Wells, ya había ofrecido obras en la CBS como "Los miserables", "El conde de Montecristo", "La isla del tesoro" o "Moby Dick" entre otras.
Trabajó intensamente en el guión, ubicando la acción en lugares de Estados Unidos e introduciendo un ritmo propio de noticiario de radio.
El final resultaba aterrador:

"Les hablo desde la azotea del Broadcasting Building de Nueva York. Las campanas que están oyendo advierten a los ciudadanos que deben evacuar la ciudad, visto el avance de los marcianos. El enemigo se encuentra a la vista de nuestra ciudad. Cinco grandes máquinas marcianas. La primera esta vadeando el Hudson. En todo el país siguen cayendo cilindros, los cinco monstruos se yerguen como una hilera de torres hacia el Oeste. Esto es el fin. Hay un humo extraño, un humo negro que invade la ciudad. La gente intenta huir, pero todo es en vano, caen como moscas. El humo cubre ya la Quinta Avenida, esta a cien metros...esta a quince metros..."

La policía de Nueva York, que había recibido más de dos mil llamadas en un cuarto de hora, acudió a los estudios de la CBS. Al enterarse Welles del espectacular "éxito" de su emisión, lanzó un mensaje tranquilizador pero ya era demasiado tarde, el pánico había cundido por el país. Durante toda la noche y hasta el mediodía siguiente la CBS emitió cada diez minutos boletines informativos en los que desmentía la invasión de los marcianos.
Esta aberración colectiva fue posible por varias circunstancias conjuntas. La principal el propio Orson Welles, que demostró un manejo increíble de la técnica de emisión radiofónica, encarnando con gran aplomo al personaje principal del guión, el profesor Pierson, experto del observatorio de Princeton. Además es necesario evocar el contexto político de la época, unos meses antes había tenido lugar la crisis de Munich y Europa y Estados Unidos vivían una psicosis bélica. Por último los descubrimientos científicos de aquellos años, especialmente la revelación de la existencia de la energía atómica, había sensibilizado a la población ante a la idea de una destrucción total del planeta.
Debido a esta emisión espectacular Orson Welles fue atacado incluso por el propio Wells, que intentó proceder judicialmente contra el. Numerosos americanos se querellaron contra Welles y la CBS por daños y perjuicios.
Tres años más tarde, Orson Welles dirigía una emisión perfectamente seria, extractos de la obra de Walt Whitman, sobre un tema patriótico con acompañamiento musical. De pronto un reportero de la emisora irrumpió en el estudio y anunció:

"Interrumpimos la emisión para anunciarles el comunicado siguiente: Pearl Harbour está siendo atacado"

Nadie le creyó. El país pensó que se trataba de una nueva travesura de su enfant terrible...

Bailando con serpientes

<h3>Bailando con serpientes</h3>

"Salambó" - Alphonse Mucha

"La pesada tapicería se agitó y por encima de la cuerda que la soportaba apareció la cabeza de la pitón. Bajó lentamente como una gota de agua que se desliza a lo largo de una pared, se arrastró entre las ropas esparcidas y luego, con la cola pegada al suelo, se irguió cuán larga era y sus ojos, más brillantes que carbunclos, se clavaban como dardos en Salambó.
El miedo al frió o el pudor tal vez la hicieron vacilar al principio. Pero se acordó de las órdenes de Schahabarim y se adelantó; la pitón se dobló y, poniendo sobre la nuca la mitad de su cuerpo, dejaba pender su cabeza y su cola como un collar roto cuyos dos extremos llegaban hasta el suelo. Salambó se la enroscó en torno a su cintura, bajo sus brazos, entre sus rodillas; luego, cogiéndola por la mandíbula, aproximó su pequeña boca triangular hasta la punta de sus dientes y, entornando los ojos, se cimbreó a la luz de la luna. La blanca luz parecía envolverla en una niebla de plata; la huella de sus pasos húmedos brillaba en las losas; las estrellas palpitaban en la profundidad del agua y la serpiente apretaba contra ella sus negros anillos atigrados de placas de oro. Salambó jadeaba bajo aquel peso excesivo, se doblaba, se sentía morir y con la punta de la cola se golpeaba suavemente en el muslo; luego, al cesar la música, la serpiente cayó al suelo."

Todo empieza cuando Gustave Flaubert cita a los hermanos Goncourt en 1.861 para que asistieran a una sesión de lectura de una obra escrita por él, tomando como base textos de Michelet. La obra es "Salambó", relato casi impresionista que con grandes dosis descriptivas, muestra el lujo y la degradación de la sociedad cartaginesa. "Salambó" supuso una válvula de escape para Flaubert que de este modo soterrado, bajo las formas de brutalidad oriental, pudo criticar la sociedad parisina de su época (no olvidemos que la publicación de "Madame Bovary" en 1.857 conllevó un proceso legal en el cual el escritor y su editor fueron llevados a los tribunales por inmoralidad, resultando absueltos, al contrario que Baudelaire, que en el mismo año tuvo que enfrentarse junto con sus editores a idénticos cargos por "Las flores del mal" y fueron condenados a sendas multas por ultraje a la moral pública y a las buenas costumbres, además de ordenarse la supresión de seis poemas).
En breves palabras "Salambó" se desarrolla al finalizar la Primera Guerra Púnica en Cartago. El ejército mercenario que la había defendido ante el acoso de Roma sitia la ciudad, descontento por no haber percibido los honorarios convenidos. El líder de la rebelión, el libio Matho, espera conquistar Cartago y a Salambó, la bella hija de Amilcar Barca que es sacerdotisa de la diosa Tanit, protectora de Cartago. Tomando como punto de partida el robo del velo de Tanit por Matho, el drama se desborda en la novela.
En esta obra de Flaubert se da en estado puro la dicotomía del autor, el rezagado romántico por naturaleza y el devoto de la forma. Su culto por la forma, por la descripción minuciosa, el gusto por los detalles que le aleja del romanticismo.

Dice Mario Vargas Llosa sobre Flaubert, al que considera el primer novelista moderno:
"No hay, pues, un estilo, sino tantos como historias logradas, y en un mismo autor los estilos pueden cambiar, como cambian en Flaubert: la prosa precisa, escueta, fría y ‘realista' de "Madame Bovary" y "La educación sentimental", se vuelve lírica, romántica, por momentos visionaria y mítica en "La tentación de San Antonio" y "Salambó", y erudita, científica, preñada de ironías y sarcasmos y con resabios de humor, en la inconclusa "Bouvard y Pécuchet". La ‘conciencia de estilo' que caracteriza al novelista moderno se debe, en gran medida, a esa desesperación con que Flaubert luchó toda su vida para escribir ese imposible libro ‘sobre nada', que fuera hecho ‘sólo de palabras', del que habló en su correspondencia a Louise Colet. Todos lo son, desde luego, pero la gran paradoja es que las obras maestras como las que él escribió parecen justamente lo opuesto: ser historia, realidad, vida, que existen y ocurren por sí mismas, por su propia verdad y fuerza, sin necesidad de esas palabras que han desaparecido en ellas para que los hechos, las personas y los paisajes sean más ciertos y visibles."

Con "Salambó" Flaubert se dirige al pasado, en el intento de reconstruir Cartago, y no descubre otra cosa que ruinas, muerte y crueldad. La sangre lo inunda todo, la violencia es absoluta, el sacrilegio, las orgías y la voluptuosidad mística están omnipresentes, sin olvidar la pederastia e incluso la antropofagia. Y en medio de esta temática surge el choque por el lirismo y la belleza de su forma. Podemos, desde la perspectiva del tiempo, acusar a su autor de poco realista en su descripción histórica, pero en el momento en que fue escrita "Salambó" no se conocía el pasado con la misma exactitud que ahora y de hecho Flaubert pasó años documentándose para escribirla e, incluso, viajo al norte de África para visitar los escenarios reales.

Termino con unas palabras de Roberto Bolaño preguntado en una entrevista sobre Flaubert y su obra:
"¿Es más actual "La educación sentimental" de Flaubert o "Salambó"? En un momento dado fue más 'actual' La educación sentimental, sin duda. Pero hoy es más 'actual' "Salambó". La descripción en "Salambó" de la batalla desde adentro, por ejemplo, inspiró muchísimas novelas. Entre nosotros "La guerra del fin del mundo", de Vargas Llosa, cuyo ritmo, velocidad, claridad expositiva, giros, el deseo de abarcar toda la batalla desde todos los puntos posibles, está tomado directamente de "Salambó". Y ya que hablamos de "La guerra del fin del mundo", ¿se trata de una novela actual o no? Yo diría que sí, pero en fin, nunca se sabe".

Esto sólo es una pequeña muestra de los mundos que podéis descubrir en "Salambó", belleza y crueldad, amor y guerra, y un final esplendoroso.

El leopardo rampante y el gattopardo danzante

 

Para empezar el año, después de los excesos navideños, os traigo algo esplendoroso y decadente. Siguiendo el hilo de mis queridos náufragos, me veo envuelta desde el asfódelo a Visconti y desde aquí me resulta fácil llegar a "Il Gatopardo" y al autor y novela que dan pie a la magnífica película del director.
Giuseppe Tomasi di Lampedusa nació en Palermo en un medio aristocrático el 23 de diciembre de 1.896. La severa educación familiar configuró su carácter poco sociable y también su precoz afición a la lectura, que se convertiría en su principal ocupación. Inició la carrera de Derecho sin terminarla nunca, y vivió del patrimonio familiar sin ejercer ninguna profesión. En 1.932 se casó con Alejandra Wolf-Stomersee, aristócrata letona que le abrió las puertas de la literatura rusa. Fruto de su afán lector, en los años 50 algunos jóvenes estudiantes acudían a él para que les diese lecciones de literatura de forma desinteresada.
En 1.954 el barón Lucio Piccolo, primo de Lampedusa, acudió con sus poemas inéditos a una reunión de escritores en San Pellegrino Terme. Tomasi lo acompañó en este viaje. En ese momento adquiere la confianza necesaria para lanzarse a escribir. En 1.956 tenía terminado "El Gatopardo", cinco cuentos y un estudio sobre Stendhal inacabado. Este año manda la novela a Mondadori que la rechaza, igual que ocurriría en 1.957 con la editorial Einaudi.
El 23 de junio de 1.957 Lampedusa muere como consecuencia de un cáncer de pulmón en una clínica romana sin ver publicada su novela.


"El Gatopardo" arranca con el desembarco de Garibaldi en Sicilia en 1.860. El protagonista, Fabricio Corbera, príncipe de Salina, es consciente de los cambios que se avecinan y por ello no se opone al amor de su sobrino Tancredi, que se ha alistado con Garibaldi, hacia Angélica, hija de un campesino adinerado que se ha beneficiado de la revolución. A pesar de esta aceptación, al ser invitado a participar en el senado del nuevo reino, el príncipe se niega, ya que considera que sus valores no son más nobles que los del anterior régimen. La novela acaba con su muerte y la ruina de su familia.
La narración se articula en las reflexiones introspectivas del príncipe. Este asume una posición desencantada y llena de resignación. Niega cualquier progreso real de la sociedad siciliana e italiana, se encierra en su propio mundo moral y contempla con ironía e, incluso, desprecio, el empeño de los que le rodean en defender privilegios antiguos o reivindicar modernas prerrogativas. Se resume la actitud del príncipe en probablemente la frase más famosa de esta novela: "Si queremos que todo siga como esta, es preciso que todo cambie. Una de esas batallas en las que se lucha hasta que todo queda como estuvo. No queréis destruirnos a nosotros, vuestros padres. Queréis sólo ocupar nuestro puesto. Para que todo quede tal cual. Tal cual, en el fondo: tan sólo una imperceptible sustitución de castas".
El tiempo de la novela abarca desde el desembarco de Garibaldi hasta noviembre de 1.862, cuando el nuevo estado italiano se haya definitivamente asentado. Presenta a las clases sociales del sur de Italia desde una perspectiva cínica y desilusionada, una aristocracia que no puede adaptarse al cambio de época, un clero reaccionario, una burguesía que sólo actúa por interés personal y los campesinos que sólo saben oponerse a su destino con bárbaras explosiones de violencia. Además esta forma de ser que nos describe Lampedusa, es parte de la mentalidad siciliana para él, de manera que cualquier tentativa de regeneración está destinada al fracaso. Los diferentes personajes, que reflejan la actitud de las distintas clases sociales frente a la Unificación italiana, se muestran indiferentes ante los problemas colectivos y sólo son sensibles al impulso de sus pasiones.
El príncipe de Salina resulta un trasunto del autor, impotente ante la realidad y reivindicativo de una especie de moral que consiste en la contemplación del mundo que le rodea, la observación sin intervenir desde un punto de vista irónico.


Si me preguntan porque "El Gatopardo" es una de mis lecturas favoritas podría decir que aparte de su lirismo, de la decadencia y el nihilismo que desprende, de ser una parábola perfecta sobre un mundo que desaparece, de la sensualidad de un pasado desvanecido, cuando llegué a la última página de esta novela había aprendido sobre un periodo de la historia italiana contemporánea más de lo que muchos ensayos históricos podrían enseñarme. Eso para una apasionada de la historia es mucho...
(Por cierto os recomiendo que también veáis la bellísima película sino lo habéis hecho)

Promesas invisibles

<h3>Promesas invisibles</h3>

Pedro Pablo Rubens - "La adoración de los Magos"

En la tradición cristiana los Reyes Magos sólo aparecen en el Evangelio según San Mateo (2:1):

"Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes.
Entonces, unos amigos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
-«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo) »...
...Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo sido advertidos en sueños, para que no volvieran adonde estaba Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino."

Sin embargo, cada 5 de enero vuelven a nuestras casas, dejando un puñado de ilusiones esparcidas alrededor de un árbol o de un belén. Aunque ya no seamos niños, ójala en esta noche cada uno de vosotros se acueste con los anhelos a flor de piel, con las esperanzas apoyadas sobre la almohada, con la misma certidumbre que entonces, sabiendo que tal vez el regalo no sea el que insistentemente pediamos pero, siempre, había regalo.

Y si no lo creeis posible, leed, Mújica Laínez también imaginaba que los imposibles se hacen realidades en Reyes:

"El sordomudo, que es apenas un adolescente, se inclina en el barandal. Allá abajo, en el altar mayor, afánanse los monaguillos encendiendo las velas. Hay mucho viento en la calle. Es el viento quemante del verano, el de la abrasada llanura. Se revuelve en el ángulo de Potosí y Las Piedras y enloquece las mantillas de las devotas. Mañana no descansarán los aguateros, y las lavanderas descubrirán espejismos de incendio en el río cruel. Cristóbal no puede oír el rezongo de las ráfagas a lo largo de la nave, pero siente su tibieza en la cara y en las manos, como el aliento de un animal. No quiere darse vuelta porque el tapiz se estará moviendo y alrededor del Niño se agitarán los turbantes y las plumas de los séquitos orientales.

Ya empezó la primera misa El capellán abre los brazos. y relampaguea la casulla hecha con el traje de una Virreina. Asciende hacia las bóvedas la fragancia del incienso.

Cristóbal entrecierra los ojos. Ora sin despegar los labios. Pero a poco se yergue, porque él, que nada oye, acaba de oír un rumor a sus espaldas. Sí, un rumor, un rumor levísimo, algo que podría compararse con una ondulación ligera producida en el agua de un pozo profundo, inmóvil hace años. El sordomudo está de pie y tiembla. Aguza sus sentidos torpes, desesperadamente, para captar ese balbucir."

(Cuento completo en Ciudad de Seva)

Flotando bajo un sauce (PRB II)

<h3>Flotando bajo un sauce (PRB II)</h3>

John Williams Waterhouse - "The Lady of Shalott"


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Part IV

In the stormy east-wind straining,
The pale yellow woods were waning,
The broad stream in his banks complaining,
Heavily the low sky raining
Over towered Camelot;
Down she came and found a boat
Beneath a willow left afloat,
And round about the prow she wrote
The Lady of Shalott.

And down the river's dim expanse,
Like some bold seer in a trance
Seeing all his own mischance,
With a glassy countenance
Did she look to Camelot.
And at the closing of the day
She loosed the chain, and down she lay;
The broad stream bore her far away,
The Lady of Shalott.

Lying, robed in snowy white
That loosely flew to left and right -
The leaves upon her falling light -
Through the noises of the night
She floated down to Camelot:
And as the boat-head wound along
The willowy hills and fields among,
They heard her singing her last song,
The Lady of Shalott.

Heard a carol, mournful, holy,
Chanted loudly, chanted lowly,
Till her blood was frozen slowly,
And her eyes were darkened wholly,
Turned to towered Camelot.
For ere she reached upon the tide
The first house by the water-side,
Singing in her song she died,
The Lady of Shalott.

Under tower and balcony,
By garden-wall and gallery,
A gleaming shape she floated by,
Dead-pale between the houses high,
Silent into Camelot.
Out upon the wharfs they came,
Knight and burgher, lord and dame,
And round the prow they read her name,
The Lady of Shalott.

Who is this? and what is here?
And in the lighted palace near
Died the sound of royal cheer;
And they crossed themselves for fear,
All the knights at Camelot:
But Lancelot mused a little space;
He said, "She has a lovely face;
God in his mercy lend her grace,
The Lady of Shalott."

Alfred Tennyson - "Lady of Shalott"

La música secreta

<h3>La música secreta</h3>

Es sábado por la noche. La tarde se ha ido deslizando silenciosamente mientras mantengo un libro en las manos. Es "El pintor de batallas", tal vez Perez-Reverte ya no sea el que fue, pero ese libro me ha ido perdiendo por los caminos de una guerra circular. Faulques, derrotado, muerto, ejerce de maestro de ceremonias para presentarme a otros, que antes que el, han mirado cara a cara al caos, a la muerte, intentando encontrar una respuesta lúcida y diáfana. Ucello, Brueghel, Goya, Meissonier y así una lista innumerable, todos ellos acompañan a Faulques en su búsqueda, en la explicación del aleteo de la mariposa. Y alrededor, destacando como un fantasma del pasado, que en realidad viene a ser su presente, Markovic, con una tarea imposible porque ya esta cumplida. Y alguna mujer a pesar de su nombre, siempre en el recuerdo, Olvido, o una Carmen nueva. Pero yo no quería hablar de lecturas, hoy no. Decía que la tarde había pasado cuando él abre la puerta, con esa sonrisa franca se me acerca y me besa. Sé que tenemos planes, pero me cuesta levantarme del sofá, la pereza se ha adueñado de mí. Entonces dice las palabras mágicas:"Concierto de jazz". Corro como una cría, dejando la batalla de Faulques encima de la mesa, el fotógrafo puede esperar, abandonada al próximo reencuentro con sus páginas. Me visto y antes de que hayan pasado diez minutos, estoy feliz y radiante con la mano sobre el pomo de la puerta de la calle.
No es el típico local de jazz, íntimo y recogido. Es un salón amplio con fantástica acústica y en el que, para mi desgracia, esta prohibido fumar. Nos hemos quedado atrás, en la barra, esperando como dos adolescentes que apaguen las luces y empiece el milagro, la música.
No es una gran orquesta, son músicos de una ciudad pequeña, que tocan por verdadero amor a la música. Hoy tienen preparado a Bob Mintzer, saxofonista y compositor, con especial dedicación al saxo tenor.


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Siento su mano en la mía, y las notas se funden como nieve al sol de primavera, deslizándose por los recovecos de mi cabeza. Me dejo llevar, estoy en algún club neoyorquino de los años 50, la gente baila a mí alrededor, la orquesta desgrana su repertorio... Giro levemente la cabeza y le veo a mi lado, rozo sus labios, perdida en el tunel del tiempo, y... Siento su mano en la mía.

La felicidad son esos instantes que intentamos prender entre nuestras manos y al final sólo quedan capturados en nuestra memoria. Hoy no es sábado y no terminé de leer "El pintor de batallas", ¿seguirá Faulques esperándome? De todas maneras un miércoles cualquiera la mañana puede amanecer en sábado, o tal vez cualquier jueves, o tal vez...
 

Con corazón y sin razón

Termina el año, seguramente puedo guardarlo en el cofre de los años vividos en el límite de velocidad (en algunos momentos he pensado que me quedaba sin puntos del carnet). Es curioso como algunos años pasan sin pena ni gloria por nuestro calendario vital, mientras que otros nos cambian la cabeza de sitio, la acomodan en cualquier parte y nos dejan pasear por los días sin cabeza. Gran parte de las ocasiones este "ir sin cabeza" va acompañado de otro curioso fenómeno, llevamos el corazón fuera del pecho, entre las manos, como una viscera ofrecida a algún Dios cruel. Asi he recorrido los meses, con la cabeza perdida en cualquier rincón y el corazón entregado. Logicamente con tal desaguisado era de esperar que tropezara más de una vez, cayendo por no ver el suelo y dejando que se lastimara lo que llevaba entre las manos. Lo mejor de todo es que no me arrepiento, por algún lugar oculto y secreto debe de andar mi cabeza y mi corazón sigue a la intemperie. Estoy pensando ponermelo sobre los hombros, a ver que pasa... Mientras seguiré esperando, aun creo en dragones, caballeros y princesas.

Y asi, con el corazón por cabeza, gracias a todos, por dejarme leer vuestros secretos, por compartir conmigo vuestro saber, por hacerme reir en muchas ocasiones, por conseguir emocionarme hasta las lágrimas en otras, por estar tan cerca en tanto espacio, por seducirme con vuestras palabras. Aunque sigo "descabezada", hago el esfuerzo de ponerme la cabeza en su sitio sólo para desearos Feliz Navidad.

 

La vida en llamas

<h3>La vida en llamas</h3>

"En la tranquila soledad del campo o a la orilla del mar, con su eterno murmullo, la contemplación del cielo transporta nuestras almas a esa paz de las regiones lejanas e infinitas que es ese grandioso y sublime espectáculo del Cosmos."

En otro tiempo y en otro mundo, cuando aun conservaba más ingenuidad que ahora y creía en Cenicientas que nunca perdían los zapatos de cristal, entró en mi vida un torbellino que descolocó todas las calabazas que pacientemente había amontonado a lo largo de años, ordenadas con pulcritud en pequeñas y seguras pilas. Unas Navidades quería hacerle un regalo, pero no valía un regalo cualquiera, tenía que ser algo tan especial que él (si, había un él), al abrirlo, rescatara una parte de mi, que le rodeara mi presencia cada vez que volviera al recuerdo de ese regalo. Recorrí la mayoría de las librerías de mi ciudad, no las comunes, sólo esas pequeñas librerías del ayer, alguna donde pudiera encontrar el tesoro de un libro antiguo.
Mi búsqueda se vio recompensada, encontré dos joyas. Le debo, entre otras cosas, el que me hiciera conocer a Camille Flammarion. De su pluma salieron esas perlas que busqué durante días. Al fin llegaron a mis manos, meras intermediarias, "Les Mondes imaginaires et les mondes réels" y "Contemplations scientifiques", han pasado los años y ya no recuerdo ni la editorial ni el año exacto, me queda en la memoria que las ediciones eran del siglo XIX y poco más. Espero que el siga disfrutando de ese penetrante olor a libro mil veces abierto y siempre viajero. También deseo creer que cuando alguna noche de insomnio los mire sobre un estante se acuerde, por un momento, de la mujer que se los ofreció a cambio de unos días en la Luna.
Camille Flammarion (26 de febrero de 1.842, Montigny-le-Roi - 3 de junio de 1.925, Juvisy-sur-Orge), es un personaje diverso y polifacético. Algunos de vosotros conoceréis la Editorial Flammarion, fundada por su hermano, Ernest, sin embargo Camille era, en el más completo sentido de la palabra, un visionario.
Sus comienzos, dentro de una familia humilde, nos enlazan con algún otro visionario que ya he comentado. A los 14 años llega a Paris y comienza a trabajar con el fotógrafo Nadar, dos años después de forma casual debido a una enfermedad que sufre, entra en contacto con el Doctor Fournier, al profesor le enseña su primer manuscrito de cosmogonía universal. Un mes más tarde, Camilla es admitido como alumno-astrónomo en el Observatorio de París que dirige por entonces el ilustre Le Verrier, descubridor del planeta Neptuno. En 1.862 se publica su primer libro "La Pluralité des mondes habités". El libro tiene un éxito considerable para la época, hasta Víctor Hugo le escribe desde Guernesey, el 17 de noviembre de 1862: "Los temas que usted trata son la perpetua obsesión de mi pensamiento, y el exilio que sufro no ha hecho otra cosa que aumentar esta meditación, que me coloca entre dos infinitos, el Océano y el Cielo...Siento inmediata afinidad con espíritus como el suyo. Sus estudios son mis estudios. Sí, crucemos el infinito: esa es la verdadera labor de las alas del alma."
En 1.883 fundó un observatorio astronómico en Juvisy-sur-Orge. En 1.887 fundó la Société astronomique de France, de la que fue su primer presidente y cuyo boletín mensual dirigía personalmente.
En su faceta de astrónomo destaca el hecho de acercar la astronomía a la gente, su gran labor divulgativa, que queda reconocida a través de la existencia en la Luna del cráter Flammarion, en Marte otro de igual nombre y el asteroide 1021 Flammario.
La influencia de Flammarion se extiende sobre el gran Jules Verne en su novela "De la Tierra a la Luna", que recoge ideas del astrónomo vertidas en "La Pluralité des mondes habités". Años después, el cineasta Abel Gance se basaría en una historia del astrónomo Camille Flammarion para narrar la historia de un cometa que va a colisionar con la Tierra y causar el fin del mundo, "La fin du Monde".
En 1.885 sostenía, anticipándose a Wells y a Bioy, que las almas de los hombres emigran a otros planetas y la diferencia real del tiempo astral permitiría sugerir que una estrella, quizá la más alejada del sistema solar, esté recibiendo en este momento las almas de las personas muertas hace cien o doscientos años. Aparece así Flammarion como heredero directo de la "Historia verdadera" de Luciano de Samosata, del viaje a la luna de "Orlando Furioso" de Ariosto, de Edmond Rostand con su Cyrano en la Luna o "Los primeros hombres en la Luna" de Wells.
En 1.891, Camille Flammarion declaraba: "Nuestro fin de siglo se parece un poco al del siglo precedente. El espíritu empieza a cansarse de las afirmaciones de la filosofía que se califica de positiva. Creemos adivinar que se equivoca... "¡Conócete a ti mismo!", decía Sócrates. Desde hace millares de años, hemos aprendido una enorme cantidad de cosas, excepto la que más nos interesa. Parece que el espíritu humano actual tiende, por fin, a obedecer la máxima socrática."
En su célebre estudio meteorológico "L'Atmosphère"narra su visión de la naturaleza y como entenderla:
"La naturaleza, estudiada racionalmente, es decir, sometida en su conjunto al trabajo del pensamiento, es la unidad en la diversidad de los fenómenos, la armonía entre todo lo criado, que difiere, por su forma, por su constitución propia, por las leyes que lo animan; es el todo (τό παυ) empapado en un aliento vital. El resultado mas importante de un examen racional de la naturaleza es distinguir la unidad y la armonía en esta inmensa reunión de cosas y de fuerzas, adoptar con un mismo celo lo que se debe á los descubrimientos de siglos anteriores y lo que es la obra del nuestro, analizar detalladamente los fenómenos sin dejarse abrumar por su magnitud. De esta manera puede el hombre hacerse digno de sus altos destinos; penetrando el sentido de la naturaleza, descubriendo sus secretos, dominando por medio del raciocinio, los materiales que se han recogido por medio de la observación."
Cierto es que se entusiasmó con el espiritismo (una vez al mes, Conan Doyle venía de Londres a visitar a Flammarion en el Observatorio de Juvisy y a estudiar con el astrónomo fenómenos de evidencia, de apariciones y materializaciones, por lo demás bastante dudosos. Flammarion creía en los fantasmas y Conan Doyle coleccionaba fotografías de hadas), que estaba convencido que el cometa Halley en su paso cercano a la Tierra, sembraría el caos y la destrucción, que creía Marte habitado por seres muy parecidos a nosotros. Pero la parte más sagaz e inteligente del hombre que fue, pervive, quedando guardados como anécdotas sus pequeños pecados de la imaginación.

El pecado de mis labios(PRB I)

<h3>El pecado de mis labios(PRB I)</h3>

Frank Dicksee - "Romeo and Juliet"

ACT III

SCENE V. Capulet's orchard.

Enter ROMEO and JULIET above, at the window

JULIET
Wilt thou be gone? it is not yet near day:
It was the nightingale, and not the lark,
That pierced the fearful hollow of thine ear;
Nightly she sings on yon pomegranate-tree:
Believe me, love, it was the nightingale.

ROMEO
It was the lark, the herald of the morn,
No nightingale: look, love, what envious streaks
Do lace the severing clouds in yonder east:
Night's candles are burnt out, and jocund day
Stands tiptoe on the misty mountain tops.
I must be gone and live, or stay and die.

JULIET
Yon light is not day-light, I know it, I:
It is some meteor that the sun exhales,
To be to thee this night a torch-bearer,
And light thee on thy way to Mantua:
Therefore stay yet; thou need'st not to be gone.

ROMEO
Let me be ta'en, let me be put to death;
I am content, so thou wilt have it so.
I'll say yon grey is not the morning's eye,
'Tis but the pale reflex of Cynthia's brow;
Nor that is not the lark, whose notes do beat
The vaulty heaven so high above our heads:
I have more care to stay than will to go:
Come, death, and welcome! Juliet wills it so.
How is't, my soul? let's talk; it is not day.

JULIET
It is, it is: hie hence, be gone, away!
It is the lark that sings so out of tune,
Straining harsh discords and unpleasing sharps.
Some say the lark makes sweet division;
This doth not so, for she divideth us:
Some say the lark and loathed toad change eyes,
O, now I would they had changed voices too!
Since arm from arm that voice doth us affray,
Hunting thee hence with hunt's-up to the day,
O, now be gone; more light and light it grows.

ROMEO
More light and light; more dark and dark our woes!

Enter Nurse, to the chamber

NURSE
Madam!

JULIET
Nurse?

NURSE
Your lady mother is coming to your chamber:
The day is broke; be wary, look about.

Exit

JULIET
Then, window, let day in, and let life out.

ROMEO
Farewell, farewell! one kiss, and I'll descend.

He goeth down

JULIET
Art thou gone so? love, lord, ay, husband, friend!
I must hear from thee every day in the hour,
For in a minute there are many days:
O, by this count I shall be much in years
Ere I again behold my Romeo!

ROMEO
Farewell!
I will omit no opportunity
That may convey my greetings, love, to thee.

JULIET
O think'st thou we shall ever meet again?

ROMEO
I doubt it not; and all these woes shall serve
For sweet discourses in our time to come.

JULIET
O God, I have an ill-divining soul!
Methinks I see thee, now thou art below,
As one dead in the bottom of a tomb:
Either my eyesight fails, or thou look'st pale.

ROMEO
And trust me, love, in my eye so do you:
Dry sorrow drinks our blood. Adieu, adieu!

Exit

(Traducción)


(Si no funciona aqui )

 

Por aquella mar inmensa

<h3>Por aquella mar inmensa</h3>


 (Espero que podais escuchar el lieder aqui )

AM MEER

Das Meer erglänzte weit hinaus

Im letzten Abendscheine;

Wir saßen am einsamen Fischerhaus,

Wir saßen stumm und alleine.

Der Nebel stieg, das Wasser schwoll,

Die Möwe flog hin und wieder;

Aus deinen Augen liebevoll

Fielen die Tränen nieder.

Ich sah sie fallen auf deine Hand

Und bin aufs Knie gesunken;

Ich hab von deiner weißen Hand

Die Tränen fortgetrunken.

Seit jener Stunde verzehrt sich mein Leib

Die Seele stirbt vor Sehnen;

Mich hat das unglücksel'ge Weib

Vergiftet mit ihren Tränen.

JUNTO AL MAR

El mar refulgía a lo lejos

En el último crepúsculo;

Estábamos junto a la solitaria casa del pescador

Sentados callados y solos.

La niebla subió, las aguas se hincharon,

Las gaviotas volaban aquí y allá;

De tus ojos, tiernas,

Corrieron lágrimas.

Las vi caer sobre tu mano

Y he caído de rodillas;

De tu blanca mano he bebido

Ansiosamente las lágrimas.

Desde aquella hora se consume mi cuerpo

Mi alma muere de deseo;

La funesta mujer me ha envenenado

con sus lágrimas.

Heinrich Heine "Buch der Lieder"

Schubert, Heine y Friedrich, hoy no necesito palabras.

Soledad de mi clausura

<h3>Soledad de mi clausura</h3>

Siempre me ha gustado hilar lo que me rodea. Si tuviera que elegir un personaje mitológico seguramente me quedaría con la tejedora Aracne a pesar de su desdichado final. Lo que veo, lo que siento, lo que escucho, lo que toco y hasta lo que degusto, se haya unido por finos hilos y disfruto tirando de ellos, voy pasando mis dedos por cada uno y me van transportando de un lugar a otro. Algunas veces hasta llego al mismo punto de partida después de haberme perdido por mil vericuetos. Tranquilos, hoy cortaré el hilo antes de que ocurra eso.

Hace tiempo vi una película magnífica "La vida secreta de las palabras" de Isabel Coixet. Es una película intimista, compuesta al principio más por silencios y elipsis que por lo que ocurre delante de nuestros ojos, para ir poco a poco desnudándose ese silencio, poblándose de los por qués y de las razones, dándonos las claves, llenando el mutismo de palabras. Es una película de amor (¿qué esperabais?) pero también es mucho más que eso, es un alegato contra la tortura y las guerras, es la superación del pasado y aprender a vivir en el presente, y rebosa sensibilidad y emoción sin caer en la sensiblería, porque es dura y tierna a la vez. En esa película oí hablar por primera vez de un libro, "Cartas de la monja portuguesa" . Pensando en como me impactó la película a los dos días no pude evitar ir a buscar el libro en cuestión.

El libro esta compuesto por cinco cartas que la monja portuguesa de convento de Beja, Mariana Alcoforado (Beja, 1640-1723) había escrito a Noel Boutton de Chamilly, conde de Saint-Léger, capitán de la caballería francesa que había participado en el asedio de Ferreira. Su historia es curiosa. El texto apareció por primera vez en 1.669 en París. Se trataba de un pequeño volumen, de ciento ochenta y dos páginas. El título aparecía en francés "Lettres d'amour de la religieuse portugaise" pero un subtítulo aclaraba que se trataba de una traducción. Las cartas habrían sido escritas entre diciembre de 1.667 y junio de 1.668. Publicadas originalmente de manera anónima en Francia por Claude Barbin, parece que adaptadas al francés por Gabriel Joseph de Lavergne, conde de Guilleragues, quien también, según varios investigadores de la obra, es candidato a ser el verdadero autor de las cartas, siendo en realidad el amorío entre la monja y el militar una historia de ficción inventada por Lavergne.

En 1.665, Portugal está en guerra con España. Francia se alía con el reino luso y numerosas tropas galas llegan a Portugal. En 1.665, y con veinticinco años de edad, un suceso trastorna la vida de Mariana Alcoforado, conoce al Conde de Chamilly. El campo de ejercicios de la tropa se encuentra a la vista del convento, y las monjas contemplan frecuentemente desde los balcones y ventanas a los soldados durante el entrenamiento. El encuentro entre los amantes es facilitado por el hermano de Mariana, Baltasar, compañero de tropa de Noël-Bouton. Se cree que entre ellos el romance se mantuvo durante un año, de 1.665 a 1.666. Leyenda o realidad, obra de la imaginación de un escritor francés o misivas abandonadas por la mano de Mariana, las cinco cartas de amor manifiestan la tristeza y el dolor de un amor imposible. Las cartas describen con belleza y precisión el estado de enamoramiento y erotización del espíritu, el proceso que va desde la esperanza y la imaginación excitada hasta la dolorosa constatación de no ser correspondida en el arrebato amoroso. Mariana pierde todo pudor y se desnuda emocionalmente para el amado.

"¡Oh!¡Pobre de mí!¡Soy digna de lástima por no poder compartir mis penas contigo y verme sola, completamente sola, ante tanta desventura!. Este pensamiento me mata y muero de terror de pensar que jamás hayas gozado lo suficiente de nuestros placeres. Ahora sí conozco la falsedad de tus sentimientos. Me engañaste cada vez que me dijiste que tu mayor placer era estar a solas conmigo. Debo sólo a mis impertinencias tus desvelos y arrebatos. A sangre fría te hiciste el propósito de iniciar este incendio en que me abrasaste toda. No consideraste mi pasión, sino como una victoria, sin que jamás tu corazón hubiera sido conmovido entrañablemente. ¿Serás tan infame y tan indelicado, como para nunca haber sabido gozar de mis éxtasis? ¿Y cómo es posible, si no fuese así, que con tanto amor no hubiera podido hacerte completamente feliz? Lloro, sólo por el amor que te tengo, las delicias infinitas que has perdido. ¿Por qué fatalidad no quisiste disfrutarlas? ¡Ah! Sí las conocieses, hallarías, sin duda, que son más deliciosas que la satisfacción de haberme engañado, y te habrías dado cuenta de que somos más felices y más tiernos amando ardientemente...que siendo amados"

(Carta tercera)

"Al devolverle sus cartas, guardaré cuidadosamente las dos últimas y volveré a leerlas muchas más veces de lo que leí las primeras, como una medida para no recaer en mis flaquezas. ¡Ah! ¡Cuánto me han costado estas y cuán feliz habría sido si hubiese aceptado que yo lo amase para siempre! Sé muy bien que todavía les presto mucha importancia a mis quejas y a su infidelidad; pero recuerde que me he prometido un estado más tranquilo y que he de alcanzarlo, o que he de tomar contra mí alguna decisión desesperada, ¡qué conocerá sin mucha pena! Pero de usted no quiero nada más. Soy una estúpida al repertirle las mismas cosas tantas veces. Es menester que lo deje y que no piense más en usted. Creo, así mismo, que no volveré a escribirle ¿Acaso tengo obligación de rendirle cuentas de mi vida?"

(Final de la quinta y última carta)

En España este texto sufrió la prohibición de la Inquisición en 1781 prima classis auctorum prohibitorum, es decir, autor cuyas obras actuales o futuras están todas condenadas en principio. Se las acusó de ser "cartas de un amor torpe, lascivo, sacrílego; unas cartas que componen un arte complejo de amor más perjudicial que el de Ovidio, con expresiones no obscenas ni groseras, pero tan vivas, tan afectivas y tan patéticas en los sentimientos fogosos de la sensualidad, que son capaces de encender este pestilente fuego en los ánimos de más candor." Hasta finales del siglo XIX no fueron conocidas en suelo español.

Escribía Rilke sobre las cartas de la monja que tradujo al alemán: "¿Cómo resistirnos a la admiración que se apodera de nosotros cada vez que leemos estas cartas? Así está completo en las palabras de esta monja todo el sentimiento, su expresión y cuanto hay en él de inexpresable. Y su voz carece de destino, como la del ave."

Y tirando un poco más del hilo llegamos a Henri Matisse. Él ilustró, entre otros, en 1.946 este bello epistolario, presentándonos a una novicia en tonos marrones como sus hábitos, rodeando el texto de flores y frutas. Aun espero algún hombre que rompa los moldes y me regale las palabras de Sor Mariana regadas por los pinceles de Matisse.

Para crear un círculo perfecto, aunque al comienzo escribí que no lo haría pero la carne es débil, entre los libros ilustrados por Matisse esta el magnifico Jazz, y si quereis oir una voz perdida en el blues  escuchar a Anthony and the Johnsons, que, curiosamente, forma parte de la banda sonora de "La vida secreta de las palabras" con una bellisima canción "Hope there's someone" ...

Sonámbula

<h3>Sonámbula</h3>

ERES EROS

Estoy tan liviana sin ti
que necesito el peso de tu cuerpo
como la rama del puñado de plumas
para poder cantar.
Por eso frágil ahora, inicio el vuelo
del arrullo hacia el encuentro.
Necesito el peso de tu cuerpo
para la danza genital que hace crujir
la quilla de mis huesos y me desarticulo
porque sólo perdiéndome en ti
logro encontrarme.
Sí, eres el eco de mis nuevos deseos.
El más antiguo calendario del amor
se repite en nosotros
y por eso sabemos que esta muerte
es una resurrección ya padecida.
Sálvame de la fragilidad de mi cuerpo
con el huracanado acento de tus músculos.
Entre tanto tapo la boca a los relojes
y me ovillo a la orilla de tus sueños.

Beatriz Zuluaga

Aunque no sea viernes ni fin de semana, algunas noches insomnes vivo sentada a los pies de su cama, por si la sed le despierta con el recuerdo del agua de mis labios.

Allí donde los libros son apenas mercado de la desolación

<h3>Allí donde los libros son apenas mercado de la desolación</h3>

Estoy leyendo la última novela de Manuel Rivas, "Los libros arden mal", y me ha sacudido el recuerdo de algún espectáculo vergonzante para el ser humano. Como este.
La tarde del 10 de mayo de 1.933 en Unter den Linden, frente a la universidad de Berlín y en otras ciudades, como Bonn, Frankfurt, Bremen, Hannover, se prendieron enormes hogueras, siendo arrojados a las llamas por los propios estudiantes en su gran mayoría, los libros rechazados por el nazismo. Aquella noche fueron quemadas obras de alemanes como Thomas Mann, Albert Einstein y Erich Maria Remarque, de extranjeros como H. G. Wells, Jack London, Sigmund Freud, Emile Zola y Marcel Proust. Todos estaban incluidos, filósofos, científicos, poetas, escritores. Sus nombres pasaron a integrar las "listas negras". Muchos de ellos fueron asesinados, arrestados o enviados al exilio.
La operación había sido coordinada por el ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels. El propio Sigmund Freud, cuyos libros se encontraban entre los seleccionados para ser destruidos, comentó irónicamente a un periodista que en realidad semejante fenómeno era un avance en la historia humana, "en la Edad Media, ellos me habrían quemado", afirmó.

La quema de libros fue un acto simbólico: el comienzo de la persecución y la expulsión de científicos e intelectuales de Alemania.
Esa noche, los enfervorecidos jóvenes entonaban cantos patrióticos y al final de cada estrofa daban pasto a las llamas con grandes obras, utilizando frases como estas:

"Contra la clase materialista y utilitaria. Por una comunidad de Pueblo y una forma ideal de vida.
Marx, Kautsky.
Contra la decadencia misma y la decadencia moral. Por la disciplina, por la decencia en la familia y en la propiedad.
Heinrich Mann, Ernst Glaeser, E. Kaestner
Contra el pensamiento sin principios y la política desleal. Por la dedicación al Pueblo y al Estado.
F. W. Foerster.
Contra el desmenuzamiento del alma y el exceso de énfasis en los instintos sexuales. Por la nobleza del alma humana.
Escuela de Freud.
Contra la distorsión de nuestra historia y la disminución de las grandes figuras históricas. Por el respeto a nuestro pasado.
Emil Ludwig, Werner Hegemann.
Contra los periodistas judíos demócratas, enemigos del Pueblo. Por una cooperación responsable para reconstruir la nación.
Theodor Wolff, Georg Bernhard.
Contra la deslealtad literaria perpetrada contra los soldados de la Guerra Mundial. Por la educación de la nación en el espíritu del poder militar.
E. M. Remarque
Contra la arrogancia que arruina el idioma alemán. Por la conservación de la más preciosa pertenencia del Pueblo.
Alfred Kerr.
Contra la impudicia y la presunción. Por el respeto y la reverencia debida a la eterna mentalidad alemana.
Tucholsky, Ossietzky"

Si esto nos parece horripilante, tampoco tenemos que irnos tan atrás en el tiempo, en 1.992, la Biblioteca Nacional de Bosnia y Herzegovina, en Sarajevo, que había sido abierta en 1896, fue bombardeada por orden del general serbio Ratko Mladic con obuses incendiarios. La biblioteca conservaba casi dos millones de volúmenes y 155.000 obras raras. Pocos ejemplares pudieron ser salvados.

Hoy, en la misma plaza de Berlín, una placa con una cita del poeta Heinrich Heine, cuya obra también ardió en aquella pira inmensa, rememora aquel episodio: "Ahí donde queman libros, terminan quemando hombres" ("Dort, wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen" Almanzor - 1.821).

El cazador de sueños

<h3>El cazador de sueños</h3>

To Good Guys Dead

They sucked us in;
King and country,
Christ Almighty
And the rest.
Patriotism,
Democracy,
Honor--
Words and phrases,
They either bitched or killed us.

El joven que nos mira desde esta vieja fotografía nada más cumplir los 18 años se alistó para combatir en la Primera Guerra Mundial, en una Europa convulsa. Era 1.917 y el ejército denegó su petición por un defecto visual. Al no poder luchar en el frente se tuvo que conformar con conducir ambulancias de la Cruz Roja. Le destinaron a Italia y llegó a Milán en 1.918 para sumergirse desde entonces en los horrores de la guerra.

El trabajo de conductor era muy arriesgado, consistía en transportar a los heridos del campo de batalla a los hospitales. Un día mientras se encontraba repartiendo cigarrillos y chocolatinas en las trincheras, resultó gravemente herido en las rodillas por el fuego de un mortero austriaco. Pasó los dos meses siguientes imposibilitados para caminar y tuvo que llevar muletas para ayudarse durante una larga temporada.

Durante su estancia y convalecencia en el hospital conoció a una enfermera, Agnes Von Kurowsky, se enamoró de ella y vivieron un romance que acabo posiblemente porque Agnes, mayor que él, consideraba su diferencia de edad un obstáculo insalvable. Al reponerse, regresó a Estados Unidos y nunca más volvió a encontrarse con aquella mujer. Esa sencilla historia, que pudo sucederle a muchos otros soldados de aquella cruel guerra, la transformaría pocos años después el talento de un escritor en un magnífico libro sobre el amor, la guerra y la muerte. Después viviría otras guerras, otros amores, otros paisajes y un final.

Ya no creo necesario que os diga quien es el joven que nos sonríe casi tímidamente desde la imagen, y en el que, si pudiésemos ver mejor sus ojos, vislumbraríamos la pérdida de la inocencia. En "Adiós a las armas" nos regaló palabras como estas:

"...abstract words such as glory, honor, courage, or hallow were obscene beside the concrete names of villages, the numbers of roads, the names of rivers, the numbers of regiments and the dates."

Y si, amigos, sigo romántica, es una enfermedad incurable.

 

El loco del pelo rojo (III)

Como dice la gata cinéfila "E nunca choveu que non escampara" , y por si acaso me permito añadir que tengo abierto el paraguas. Vamos a sacudirnos la melancolía por hoy de la mano del color de Vincent. Y de Paul, claro.
Cuando Van Gogh llega a Arlés procedente de París, estaba enfermo. Desde mediados de mayo hasta mediados de septiembre estuvo alojado en el establecimiento de los Ginoux, y seguramente entre ellos surgió una buena amistad. Cuenta Van Gogh sobre este retrato de Marie Ginoux a su hermano Theo en noviembre de 1.888 : "Además, tengo en fin una Arlesiana; una figura (tela de 30) esbozada en una hora; fondo limón pálido, la cara gris, el vestido negro, negro negro, de azul de Prusia completamente crudo. Se apoya sobre una mesa verde y está sentada en un sillón de madera anaranjada..."

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"La Arlesiana"

Ambos esposos regentaban el "Café de la Gare" (Café de la Estación), situado en el número 30 de Place de Lamartine, el establecimiento de los Ginoux, según Vincent explica a Theo, es un café de noche, muy corriente en aquella época, que permanecía abierto las veinticuatro horas del día.
Paul Gauguin también pinta su arlesiana.

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"Café Nocturno en Arlés".

Existen dos versiones de La Arlesiana, una, "Madame Ginoux con libros", y otra "Madame Ginoux con guantes y sombrilla". Vincent hace referencia en sus cartas sólo a uno de ellos, que, por el color del rostro, suponemos que es el que aparece más arriba. Se cree que Van Gogh se inspiró en un dibujo que Gauguin había hecho en noviembre de 1.888 de la señora Marie Ginoux. En junio del año 1890, él escribirá a Gauguin "me alegra mucho que usted me exprese su elogio del Retrato de la Arlesiana, hecho a partir de un dibujo suyo, al cual he tratado de ser fiel pero tomando la libertad, sin embargo, de interpretarlo por medio de un color que sea conforme al carácter sobrio y al estilo de dicho dibujo. Tómelo como una obra de ambos, resumen de los meses que trabajamos juntos”.

Sin embargo, por las fechas en que Vincent escribe a Theo, también podrían haber trabajado con la misma modelo juntos, que habría posado para los dos.

La arlesiana de Vincent se nos aparece como una dama, los libros que aparecen en la obra la encuadran en un marco burgués y culto, con aspecto de mujer soñadora, amable. Aunque no es hermosa, aparece con un atractivo indudable, en cierto modo “maternal”. Gauguin baja del pedestal a la artesiana, se nos aparece como la propietaria de una taberna, o peor aun, de un burdel. Su expresión es cínica y hasta cierto punto, despreciativa. Nos la muestra asociada a una iconografía muy propia de la segunda mitad del siglo XIX que recoge un tipo de mujer solitaria, en un café, tomando bebidas alcohólicas, y de vida degradada por el alcohol y la prostitución, como “La absenta” de Degas, “La bebedora de ajenjo” de Picasso o “Agostina Segatori en el café Tambourin" del propio Van Gogh.

En cualquier caso quería mostraros la diferencia entre ambos y sobre todo, como se entremezclan sus estilos, Van Gogh, el realista, idealiza la modelo mediante un esfuerzo de imaginación, e introduce elementos simbólicos como los libros, en tanto que Gauguin, el abstracto e imaginario, pinta un cuadro realista, con colores locales, que podría enmarcarse en la pintura costumbrista de principios del siglo XX.

Sólo queda un gran problema si tuvierais que elegir uno, ¿con cuál os quedaríais?

Delitto e castigo

"De pronto vio a Sonia a su lado. Se había acercado en silencio y se había sentado junto a él. Era todavía temprano y el fresco matinal se dejaba sentir. Sonia llevaba su vieja y raída capa y su chal verde. Su cara, delgada y pálida, conservaba las huellas de su enfermedad. Sonrió al preso con expresión amable y feliz y, como de costumbre, le tendió tímidamente la mano.
Siempre hacía este movimiento con timidez. A veces, incluso se abstenía de hacerlo, por temor a que él rechazara su mano, pues le parecía que Rodia la tomaba a la fuerza. En algunas de sus visitas incluso daba muestras de enojo y no abría la boca mientras ella estaba a su lado. Había días en que la joven temblaba ante su amigo y se separaba de él profundamente afligida. Esta vez, por el contrario, sus manos permanecieron largo rato enlazadas. Rodia dirigió a Sonia una rápida mirada y bajó los ojos sin pronunciar palabra. Estaban solos. Nadie podía verlos. El guardián se había alejado. De súbito, sin darse cuenta de lo que hacía y como impulsado por una fuerza misteriosa Raskolnikof se arrojó a los pies de la joven, se abrazó a sus rodillas y rompió a llorar. En el primer momento, Sonia se asustó. Mortalmente pálida, se puso en pie de un salto y le miró, temblorosa. Pero al punto lo comprendió todo y una felicidad infinita centelleó en sus ojos. Sonia se dio cuenta de que Rodia la amaba: sí, no cabía duda. La amaba con amor infinito. El instante tan largamente esperado había llegado.
Querían hablar, pero no pudieron pronunciar una sola palabra. Las lágrimas brillaban en sus ojos. Los dos estaban delgados y pálidos, pero en aquellos rostros ajados brillaba el alba de una nueva vida, la aurora de una resurrección. El amor los resucitaba. El corazón de cada uno de ellos era un manantial de vida inagotable para el otro. Decidieron esperar con paciencia. Tenían que pasar siete años en Siberia. ¡Qué crueles sufrimientos, y también qué profunda felicidad, llenaría aquellos siete años! Raskolnikof estaba regenerado. Lo sabía, lo sentía en todo su ser. En cuanto a Sonia, sólo vivía para él."

Estas palabras son parte del epílogo de "Crimen y castigo" de Fedor Dostoievski, las he recogido porque para mi esta novela, dónde el conflicto moral es sublime y la crudeza escalofriante, con personajes atormentados que encuentran la salvación a través del sufrimiento, nos da a sus lectores una última esperanza de alcanzar el bien y la felicidad usando un magnífico instrumento, el amor. Disculpadme por mi ingenuidad, pero aun creo que el amor es el único camino para la dicha, el único capaz de redimirnos.

Mira la adolescente por las olas

<h3>Mira la adolescente por las olas</h3>

Balthus - "Girl with a cat"  

"Lolita, ligth of my life, fire of my loins. My sin, my soul. Lo-lee-ta: the tip of de tongue taking a trip of three steps down the palate to tap, at three, on the teeth. Lo.Lee.Ta".

Porque hay días en que quisiera ser Lolita deseada.

La muerte y la doncella

<h3>La muerte y la doncella</h3>

El título de esta hoja suelta traerá a la mente de quien lo lea diferentes evocaciones. Para algunos sonará un cuarteto de Schubert, para otros las imágenes de una magnífica película desfilarán ante sus ojos, para bastantes estallará el fogonazo de un grabado de Durero (Dürer, para mi maestra y amiga Vailima) e incluso, una pequeña mezcla de todo esto. Lo primero que recuerdo es la película (lo siento soy de la generación audiovisual, el cine es mi séptimo arte). Tengo imágenes sueltas de un gran impacto, recuerdo como me conmovió, como interioricé esa historia, como Paulina me sacudió emocionándome. La segunda presencia es la música de Schubert, unida y ligada íntimamente con la película, el cuarteto para cuerda romántico "La muerte y la doncella" (si estais interesados en oirla es el D810 de su catálogo), aunque no imaginéis una película romántica por la música que la acompaña. Y por último Durero, tiempo después de ver la película y disfrutar con la música llegué por casualidad a este grabado.

Tampoco me dejo indiferente, y cuando alguna vez he querido retornar a verlo me ha supuesto volver loco a Mister Google. ¿Cual es la razón? Sencilla, no se llama "La muerte y la doncella", por lo menos para el mundo anglosajón (mi dominio del alemán es nulo), sino "Coat of Arms with Skull" que vendría a ser "Escudo de Armas con Cráneo". Sinceramente, me parece más bella la denominación con que apareció por primera vez ante mis ojos, y con ese bautismo renovado os presento el grabado.

Hoy quería representaros la eterna lucha del bien y el mal. Los que conocéis la película entenderéis mejor porque quería utilizarla para escribir sobre el fino hilo que separa bondad y maldad, o mejor aun, las enhebra y une. Para el resto no quiero comentar nada, sólo una pequeña recomendación, acudir a verla, ante una pantalla, en un televisor, en vuestro ordenador, pero dejaros llevar de la mano de Roman Polanski en esta historia de horror y amor.