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La funámbula

Domadores

El breve contrato

<h3>El breve contrato</h3>

Esta afirmación que podría parecer una declaración de intenciones, incluso una provocación, "leo mucha poesía", es en realidad una razón vital y necesaria en los últimos tiempos. Mi pasión lírica se ha agudizado y, a veces, siento que voy a caer en un coma poético, que me derrumbaré recitando esos miles de versos que pueblan mi cabeza, atada a las vanguardias de la década y engranando, entre verso y verso, algún ensayo crítico. Y no, no vengo a escribir sobre otro poeta (aunque este mes centra toda mi atención uno, esperaré a terminar con el, con el libro, no con el autor, la “bardofagia” aún no se encuentra entre mis preferencias alimentarias). Todo esto viene al caso porque en esta marea en la que me veo inmersa me sacuden y revolucionan ideas estrambóticas, aunque tal vez no haya que achacárselas a la pobre poesía…

Venía pensando que el amor es como los contratos, según las obligaciones que engendran pueden ser unilaterales o bilaterales (sobre esta cuestión sobran ejemplos, ¿quién no se ha enamorado de forma unilateral? ¿cuántos amores no correspondidos pueblan nuestras vidas?). En función de las ventajas que se obtienen, onerosos o gratuitos (este caso yo creo que está íntimamente ligado al anterior, si son gratuitos y sólo una de las partes obtiene utilidad, es que de nuevo te has enamorado de quien no debías). Además los onerosos pueden ser conmutativos o aleatorios (aquí debería de presidir la idea de que la prestación a percibir este claramente determinada para cada una de las partes, sin embargo, a menudo nos movemos en el amor por el cenagoso pantano de la incertidumbre y, casi siempre, si acaba la incertidumbre es porque una de las partes pierde y la otra gana). También pueden distinguirse, según su naturaleza, entre contratos principales y accesorios (aquí basta con que os diga que los accesorios se denominan también contratos de garantía, en innumerables ocasiones hemos oído esas promesas que después son barridas como las hojas del otoño). Como no quiero alargarme con mi disertación jurídico-amorosa sólo señalaré que, entre otras clasificaciones, pueden ser formales o no formales (esta distinción es intrínseca a cualquier relación sentimental) o bien, públicos o privados (¡casémonos! o ¡ya estoy casado!). Y así hasta el infinito.

Todo esto me hace cuestionarme el amor, qué es lo que en realidad esperamos de ese sentimiento, qué estamos dispuestos a dar, qué implicación esperamos del otro y, sobre todo, de nosotros mismos. Aunque si acaso he llegado a alguna conclusión es que yo sólo firmo contratos en precario y aleatorios…

Por supuesto nada mejor hablando de amor y contratos que traer “El matrimonio Arnolfini” de Jan Van Eyck, pintura repleta de simbolismos y en la que se recreaba la celebración de un contrato, matrimonial, pero contrato.

Los jinetes sin corazón

<h3>Los jinetes sin corazón</h3>

Demasiado tiempo durmiendo el sueño de los justos, es la hora de hacerle salir a la pista del circo, señoras y señores con ustedes: Stephen Crane.

 

EN EL DESIERTO

En el desierto

Vi una criatura, desnuda, bestial,

Que, en cuclillas sobre el piso,

Sujetaba su corazón con sus manos

Y comía de él.

Dije: "¿Está bueno, amigo?

"Es amargo - amargo," contestó;

"Pero me gusta,

Porque es amargo,

Y porque es mi corazón."

IN THE DESERT

In the desert

I saw a creature, naked, bestial,

Who, squatting upon the ground,

Held his heart in his hands,

And ate of it.

I said: "Is it good, friend?"

"It is bitter - bitter," he answered;

"But I like it

Because it is bitter,

And because it is my heart."

 

No esta mal para empezar ¿verdad?. En realidad sólo es un aperitivo, Stephen Crane (1.871-1.900) necesita muchas lecturas. Nacido en Newark su padre era un pastor metodista cargado de hijos (él sumaba el número catorce). Mal estudiante, recorrió colegios y universidades de forma irregular hasta que empezó a trabajar como periodista en Syracuse y después en Nueva York como reportero de calle. Fruto de ese trabajo fue su primera novela, con poco éxito, "Maggie, una chica de la calle" donde describía los bajos fondos neoyorkinos que tan bien conocía. Al año siguiente, con tan sólo veinticuatro años, publicaría la novela que le daría el reconocimiento "La roja insignia del valor". En ella describe tres días de la vida de un soldado de La Unión en la Guerra de Secesión americana. Seguramente hay un antes y un después en la literatura "de guerra" con esta novela, con Crane se humaniza, cuenta de forma descarnada y franca el paso de la juventud a la madurez a través del horror. Su protagonista quiere ser un héroe, se cuestiona su propio valor y termina por entender lo insignificante de su vida. Sólo otro grande como Huston podría atreverse a llevarla al cine.

Gracias al éxito de "La roja insignia del valor", Crane es contratado para cubrir la guerra entre Grecia y Turquía en 1.897, pero sobre todo la guerra del 98 en Cuba. Allí y con su figura emerge lo que actualmente conocemos por periodismo de guerra, la importancia del hecho observable. Hasta Crane se escribía sobre las guerras desde la silla del periódico, a partir de él los fotógrafos y reporteros comprendieron que hay que estar dónde ocurre el hecho, vivirlo para contarlo, el famoso compromiso con la realidad. Toda esta experiencia vital quedará volcada en "Heridas bajo la lluvia".

Pero no se conformará el joven con Crane con la novela, los cuentos o los artículos periodísticos, también da forma a un conjunto de poemas breves e intensos como el que encabeza esta anotación perteneciente a "The black riders".

Stephen Crane vivió rápido e intensamente, murió a los 30 años de tuberculosis y de él dijo Joseph Conrad "Stephen Crane posee los ojos de un ser que no sólo ve visiones, sino que es capaz de cavilar sobre ellas con algún fin". Otro seductor visionario que pasa por esta pista circense, espero que los jinetes negros sigan cabalgando aunque les falte el corazón.

Atrapados en el hielo


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Hace unas semanas recorrí un viaje fascinante en el Museu Marítim de Barcelona. Algunos años atrás alguien me hablo por primera vez de Ernest Shackleton, me sedujo su vida, sus aventuras de novela de Verne. Creo que es último "explorador" entendido como aquellos hombres que se embarcaban con el único afán de descubrir e investigar lo desconocido. Y también me parece que vivió la última aventura real, al estilo de los siglos XVIII y XIX. Enamorado y cautivado por la Antártida su primer viaje lo realizó acompañando a Robert Falcon Scott en 1.901. Pocos años después se embarcaría en otra expedición antártica, la Nimrod, en la que lograron la localización del polo sur magnético. Y por fin en 1.914 parte de Londres la expedición Endurance, llamada así por el barco en el que la emprendieron. La exposición del Museo Marítim versa sobre la odisea del Endurance. Desde su comienzo la expedición destila un aroma de epopeya con el ya famoso anuncio que publicó Shackleton en la prensa británica para reclutar a los integrantes:

"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Mucho frío. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".


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Pero no creo que fueran conscientes de la crueldad y de las situaciones extremas en que se verían envueltos. El objetivo de la expedición era atravesar la Antártida desde el Mar de Weddell para llegar al Mar de Ross.


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En septiembre de 1.914 llegan a la costa de Georgia del Sur, donde tienen que parar durante un mes debido al mal tiempo. La banquisa o agua de mar congelada que forma una capa de hielo flotante impedía continuar viaje. Por fin en diciembre retoman su viaje, atravesando por entre los canales o vías que se abren en la capa de hielo. En enero el Endurance se encuentra completamente atrapado en el hielo del Mar de Weddell sin vía de escape posible. Aguantan dentro del barco hasta octubre de 1.915 en que el Endurance, escorado y sometido a la presión del hielo, deja de ser seguro. Escribe Shackleton en su diario:

"La posición es 69º 5' de latitud Sur, 51º 30' de longitud Oeste. La temperatura -20º C. una delicada brisa del sur sopla y el sol brilla en un claro cielo. Después de largos meses de ansiedad y tensión, después de momentos en los que la esperanza afloraba y momentos en los que el futuro se nos presentaba negro, nos vemos obligados a abandonar el barco, que se encuentra destrozado y sin posibilidad de reparación, estamos vivos y bien, y tenemos víveres y equipamiento para alcanzar nuestro objetivo. Nuestro objetivo es alcanzar tierra con todos los miembros de la expedición. Es duro escribir lo que siento."


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Los 28 hombres que componían la tripulación desembarcan y establecen un campamento sobre el hielo, poco después el Endurance se hunde. A partir de este punto su viaje es cada vez más penoso y arriesgado. Deciden avanzar por la banquisa hasta la Isla de Paulet arrastrando todos sus enseres y tres botes salvados del Endurance. Sin embargo también tienen que desistir de esta tentativa y optar por quedarse sobre el hielo, flotando a la deriva en espera de que las corrientes marinas les lleven hacia el norte. En abril de 1.916, debido al aumento de temperatura, la masa de hielo empieza a fragmentarse y se embarcan en los pequeños botes con los que consiguen llegar por fin a tierra firme, la Isla Elefante. No acabarían allí las penalidades ya que estaban aislados y sin posibilidad de recibir ayuda. Shackleton toma la decisión de coger uno de los botes y junto al comandante del Endurance, Worsley, el segundo oficial, Crean, y los marineros, MacCarthy, McNeish y Vincent, se embarca rumbo a la isla de partida, Georgia del Sur, para conseguir ayuda. Salieron el 24 de abril y tocaron tierra el 15 de mayo. Fue un viaje horrible, sin apenas provisiones, sobre un bote ballenero y que sólo pudieron llevar a término gracias a la pericia de los hombres que iban en él. Por último, una vez llegados a Georgia del Sur, cruzaron 40 kilómetros en menos de dos días por paisajes helados y glaciares hasta conseguir ayuda en el puerto ballenero de Stromness.


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Durante meses Shackleton intenta desesperadamente el rescate del resto de la expedición, el 30 de Agosto de 1916, a bordo del remolcador chileno Yelcho, Shackleton consigue llegar a la Isla Elefante. Desde cubierta cuenta los hombres que se ven en la playa, veintidós, todos. Habían sobrevivido en la isla 105 días.

Aunque esta aventura tiene motivos propios más que sobrados para engrosar la lista de los "grandes viajes", parte de su gran difusión y reconocimiento esta en las fotos que Frank Hurley, fotógrafo australiano, consiguió de aquel suceso. La exposición se centra en el material de Hurley que da una idea veraz y real de lo ocurrido. Estos negativos llegan ahora hasta nosotros gracias a la valentía y también tozudez de su autor que estuvo a punto de perder la vida por conservarlos.

Perdonadme por lo extenso de la aventura, en el fondo yo sólo quería recomendaros la exposición pero creo que terminó la semana pasada, en cualquier caso podéis acceder al material de Hurley en la red y merece la pena contemplar su visión de uno de los últimos parajes no domesticado por el hombre, verdaderamente naturaleza salvaje en estado puro. Además os recomiendo pasear por el Museo, es fantástico, repleto de prototipos y maquetas, cartografía, instrumentos de navegación, mascarones e incluso una réplica a tamaño real de la Galera Real de Don Juan de Austria, nave capitana de la Batalla de Lepanto. Por último destacar su perfecta ubicación en las Reales Atarazanas, conjunto histórico construido entre los siglos XIII y XIV, bien conservado y restaurado.

El deseo en libertad

<h3>El deseo en libertad</h3>
 
 "To see a World in a Grain of Sand                   "Ver un mundo en un grano de arena
And a Heaven in a Wild Flower,                         y un cielo en una flor silvestre
Hold Infinity in the palm of your hand                tener el infinito en la palma de la mano
And Eternity in an hour."                                   Y la eternidad en una hora"
"Auguries of Innocence"- William Blake

Hoy se cumplen 250 años del nacimiento de William Blake, el 28 de noviembre de 1.757 nace en Londres el genial y enigmático poeta, pintor y grabador. Visionario, y no unicamente por el hecho de que a los cuatro años se le apareciera Dios y a los nueve tuviera una visión mística de un árbol lleno de ángeles, o porque afirmará que mantenía diálogos con Miguel Angel y Rafael, sino por el hecho de intentar acercarnos su mundo increíblemente personal utilizando las herramientas de que disponía, la pintura y la poesía. El objetivo principal de la existencia de Blake es encontrar una puerta que le permita salir de este encierro en la Tierra, ya que sabe que fue alejado del reino de Dios, y desea desde lo más profundo de su alma, una futura reunión con Él. Ese es su camino para conseguir la libertad eterna y en ese camino que construye y en el cual va avanzando lo que desea es que nosotros le acompañemos.

La poesía de William Blake puede parecer hermética o tal vez el producto de la mente de un loco, pero en realidad es un genio moviéndose en el desconocido mundo de la mente humana. Por eso resulta tan misterioso y por eso aparece como un maestro de la comparación y de la descripción. Es pasional hasta extremos imposibles de entender y comprender porque el mundo espiritual en el que vive no conoce límites. Su poesía es enérgica y vital. Su pensamiento es la alegoría, su palabra es el símbolo y su experiencia es la metáfora. Blake nos habla porque tiene el conocimiento y la experiencia, porque ha cometido errores y ha aprendido de ellos la lección. Y, sobre todo, es un rebelde y un inconformista, un idealista social, luchando contra cualquier forma de autoridad impuesta, denunciando la esclavitud y creyendo en la igualdad de sexos y razas.

En sus versos, el mundo material es despreciado y devaluado por estar exento de pureza e inocencia. Pero en cambio, siempre termina consiguiendo que reflexionemos sobre sus palabras, seduciendonos con su libertad e incitandonos a descubrir sus mensajes ocultos como si de un juego se tratara. Consigue atraernos porque siempre es limpio y nítido aunque para expresar esa claridad cristalina utilice sombras en el umbral de la puerta.

Después de escribir me doy cuenta de que en realidad no he dicho nada pero es porque la única forma de conocimiento posible reside en su lectura, abandonando nuestros prejuicios y dejando que nos guie a su paraíso.

Os dejo con una de sus poesías más conocidas "The Tyger":

Tyger! Tyger! Burning bright
In the forest of the night,
What inmortal hand or eye
Could frame thy fearful simmetry?

In what distant deeps or skies
Burnt the fire of thine eyes?
On what wings dare he aspire?
What the hand dare sieze the fire?

And what shoulders, & what art,
Could twist the sinews of thy heart?
And when thy heart began to beat,
What dread hand? & what dread feet?

What the hammer? What the chain?
In what furnace was thy brain?
What the anvil? What dread grasp
Dare its deadly terrors clasp?

When the stars threw down their spears,
And water'd heaven with their tears,
Did he smile his work to see?
Did he who made the Lamb make thee?

Tyger! Tyger! Burning bright
In the forest of the night,
What innortal hand or eye
Dare frame thy fearful symmetry?

"Songs of Experience" - 1.794



Por ultimo si alguno de vosotros ha quedado tentado por la curiosidad os propongo dos viajes, uno a su vida y a su obra pictórica de la mano de Javier García Blanco en su magnífica "Ars secreta" y el segundo en la fantástica recreación de la British Library del "Blake's Notebook" donde podemos hojear y ojear las páginas originales de William Blake.

El agente provocador

<h3>El agente provocador</h3>

"Fue entonces cuando alzó ella los ojos. Le sorprendió sobremanera lo límpidos que se veían los suyos. Por un instante, nada más se dijeron. Luego, él deslizó un brazo entre los barrotes. Ella quería tocarle, pero no lo hizo. Ese impulso, sin embargo, ya no la abandonó. Fue haciéndose, por el contrario, más y más fuerte.
Fue una experiencia rayana en lo sobrenatural. Nicole no hubiera sabido decir que sentía. Desde luego, no era compasión por él. Ni por si misma. Era, más bien, como un ahogo. Era, sorprendentemente, como si fuese a desvanecerse. En ese instante se dio cuenta de que, a despecho de cuanto hubiera podido decir de él en las últimas semanas, le había amado desde el momento en que le conoció y le amaría por siempre.
Se trataba, más que de una emoción, de una sensación física. Como si los barrotes estuvieran imantados y la atrajesen hacia ellos. Avanzó una mano y la descansó en el brazo que el tendía, y uno de los agentes se adelantó y le dijo: ‘Nada de contactos.'"

Poco podría decir que no sonara a repetición sobre Norman Mailer. En estos días posteriores a su fallecimiento se ha ensalzado su obra literaria y periodística (su vida y sus actitudes en multitud de ocasiones ni para devotos como yo tiene posibilidad de loa y alabanza, no nos engañemos), estudiado sus conexiones con Truman Capote, John Dos Passos o William Faulkner o examinado su mérito como biógrafo o ensayista, sin dejar de constatar todos los medios su provocadora conducta vital.

La primera novela que cayó en mis manos de Mailer fue "Los desnudos y los muertos". Recuerdo que empecé a leerla con cierta prevención y prejuicio. Por una parte tenía un lío mental entre Arthur Miller, Henry Miller y Norman Mailer, supongo que por la similitud fonética de sus apellidos, así que no tenía claro si iba a leer una historia atormentada y trágica de la clase media americana, una novela erótica y antipuritana o... Ni idea, no tenía ni idea de quien era Norman Mailer, así que tampoco podía conceptuar su obra. Cuando me quedó clara su temática estuve tentada de no comenzar la lectura. No me gustaban por aquel entonces las novelas bélicas, la guerra no me parecía tema de ficción y prefería leer sobre ella en ensayos que, absurdamente, creía más serios y realistas. Según iba desgranando la historia de la patrulla comandada por el Sargento Croft en Anopopei iba quedando desdibujada mi realidad y me veía inmersa en la sinrazón de la guerra, de la muerte, de la salvación en la paradoja de la no existencia, un lugar donde no había víctimas ni verdugos. Creo que con aquellas páginas rudas y crueles aprendí mucho más de la guerra, de cualquier guerra, que con todos los libros anteriores o posteriores que he leído sobre conflictos bélicos.

Luego fue fácil dejarse llevar por "Los tipos duros no bailan" o "La canción del verdugo", a la que pertenecen los retazos que incluyo. He elegido esta porque me hipnotiza la capacidad de cambiar de registro dentro de la propia novela, contraponiendo vidas ordenadas y abiertamente burguesas con otras inadaptadas y violentas. Este contraste salta ante nuestros ojos incluso de manera puramente formal, las cartas que Gary Gilmore escribe a Nicole son edulcoradas en numerosas ocasiones, deslizándose en ellas entre el sexo puro y la ñoñez del adolescente enamorado. Sus acciones, extremadamente feroces y sangrientas a menudo, en cambio son descritas por Mailer con frialdad y una cierta asepsia:

"Gilmore aplicó la ‘Browning' a la cabeza de Jensen.
-Éste -dijo- es por mí.
Y disparó.
-Y éste otro, por Nicole.
Y repitió el disparo.
El cuerpo respondió a cada uno de ellos.
Se levantó entonces. La sangre manaba en abundancia y se extendía sobre las baldosas con una rapidez impresionante. Parte de ella le alcanzo los bajos del pantalón.
Salió de los servicios y, los billetes en el bolsillo, la caja del cambio en la mano, cruzó el distribuidor de refrescos, cruzó ante el teléfono mural y salió de aquella gasolinera, notable por su limpieza."

Descanse en paz el humano e imperfecto Mailer, nosotros mientras podamos seguiremos bailando en el ring de sus palabras, con los guantes puestos y los pies ligeros.

Los amantes

<h3>Los amantes</h3>
Pero después de todo la memoria podía vivir en las viejas entrañas jadeantes: y ahora la tenía a mano, irrefutable y clara, y serena, mientras la palmera golpeaba y murmuraba, seca y salvaje, y débil, y en la noche, pero él podía afrontar la memoria, pensando: No es que pueda vivir, es que quiero. Es que yo quiero. La vieja carne al fin, por vieja que sea. Porque si la memoria existiera fuera de la carne no sería memoria porque no sabría de qué se acuerda y así cuando ella dejo de ser, la mitad de la memoria dejó de ser y si yo dejara de ser todo el recuerdo dejará de ser. Sí, pensó. Entre la pena y la nada elijo la pena.”

Las palmeras salvajes – William Faulkner


Un día como hoy dejaron de bailar “Las palmeras”, él sigue viviendo para que el recuerdo de aquellas noches bajo las estrellas no se diluya en el tiempo. Porque una vida es muy corta para el olvido y nunca demasiado larga para el recuerdo. Porque siempre estarás a su lado y me doy cuenta de que en aquellas noches yo ni tan siquiera existía y mi dolor por tu ausencia es pequeño comparado con el suyo. Porque estoy segura que esta noche él en sus sueños te abraza por la cintura, las estrellas brillan y un bolero suena frente al mar. Yo también sueño y os miro con envidia, sois tan jóvenes, toda la vida por delante, tanto amor que derrochar. Sigues aquí, en su corazón, en el mío.


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Sueño de deseo incurable (PRB VI)

<h3>Sueño de deseo incurable (PRB VI)

John Everett Millais - "Mariana"

"Mariana in the moated Grange."


With blackest moss the flowerplots
Were thickly crusted, one and all,
The rusted nails fell from the knots
That held the peach to the gardenwall.
The broken sheds looked sad and strange,
Unlifted was the clinking latch,
Weeded and worn the ancient thatch
Upon the lonely moated grange.
She only said, "My life is dreary,
He cometh not," she said;
She said, "I am aweary, aweary;
I would that I were dead!"

II.

Her tears fell with the dews at even,
Her tears fell ere the dews were dried,
She could not look on the sweet heaven,
Either at morn or eventide.
After the flitting of the bats,
When thickest dark did trance the sky,
She drew her casementcurtain by,
And glanced athwart the glooming flats.
She only said, "The night is dreary,
He cometh not," she said:
She said, "I am aweary, aweary,
I would that I were dead!"

III.

Upon the middle of the night,
Waking she heard the nightfowl crow:
The cock sung out an hour ere light:
From the dark fen the oxen's low
Came to her: without hope of change,
In sleep she seemed to walk forlorn,
Till cold winds woke the grey-eyed morn
About the lonely moated grange.
She only said, "The day is dreary,
He cometh not," she said;
She said, "I am aweary, aweary,
I would that I were dead!"

Alfred Tennyson - "Mariana" from Poems, Chiefly Lyrical (London: Effingham Wilson, 1830) (Texto completo)


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Resaca de un beso

A raíz de un comentario de NoSurrender en la anotación anterior surge de improviso una explicación que poco a poco va tomando forma. Decía el Señor Lagarto:" Pero el cuadro capta un instante concreto, Señora Oscura. ¿Qué ocurrirá en el minuto siguiente? Porque ella parece sorprendida y a punto de caer. Parece más bien que ha tropezado con un beso no buscado ¿no?". Resulta que en ocasiones unas pocas palabras exploran el giro adecuado para que se abra el grifo y comiencen a fluir pensamientos.

 
Anotaciones a un beso pintado:

Abre los ojos despacio, detrás de las cortinas el día avanza implacablemente. Remolonea entre las sábanas, un día como hoy le gustaría que transcurriera despacio, que sólo fueran las siete o las ocho de la mañana, aunque imagina que ya debe de ser bastante más tarde. Cuando sonó el despertador de él, entre el duermevela recuerda una caricia fugaz y un feliz cumpleaños. Hoy es su cumpleaños y como regalo especial ha decidido concederse un día de vacaciones. Tras más de 20 años de laborioso y cumplido trabajo en el despacho puede darse un pequeño capricho. Un día para no hacer nada. Nada, dejarse llevar por la inercia de las horas, no planificar, no preocuparse de los minutos siguientes, mecerse en la hamaca del tiempo sin prisas. Además ya no están las niñas, el erasmus se las ha llevado a una ciudad perdida en la Europa Central. Algunos días las añora, recuerda cuando eran pequeñas y las mañanas antes de salir de casa se convertían en una tortura con la que convivir todos los días, de lunes a viernes. Él no volverá hasta la hora de la cena, todo un perfecto y dorado día por delante. Él... También recuerda cuando la vida explotaba a su alrededor, cuando los besos saltaban como gráciles bailarinas, inesperados pero siguiendo la armonía de un baile estudiado y ensayado. Cuando las caricias eran caricias robadas, robadas al tiempo, a los hijos, a las miradas indiscretas, al que dirán. Entonces la vida se resumía en sus labios, la única oración que deseaba recitar cada noche y cada mañana era la compuesta por besos sobre su boca. Ha pasado tanto tiempo desde aquel pasado que algunos días no recuerda que existiera. Pero hoy si, tal vez porque es su cumpleaños y se siente decepcionada al no encontrar sobre la almohada una flor abandonada con cuidado de no despertarla.

Vuelve a dirigir su mirada a la ventana, pensando si debería levantarse o dejarse llevar por los sueños. Mejor un café y un cigarro, y un borrar esas reflexiones matutinas sombrías y melancólicas. Al incorporarse lo descubre, una nota doblada con mimo sobre la almohada. Qué cría, se dice, cuando el corazón empieza a latirle apresuradamente, pugnando por salir del pecho que lo aprisiona. Sentada sobre la cama toma la nota entre sus manos, dejando que transcurran unos segundos, intentando descifrar mentalmente su contenido. Lo aprieta fuerte contra su palma, entre sus dedos, prefiere esperar, después llegará el momento de abrirlo, de paladearlo y saborearlo. Y sale de la cama, con la sensación de que ya no le pesa tanto el corazón.

Desayuna, no un café bebido deprisa como todos los días, se prepara un zumo, pone la cafetera, hoy no toca café en polvo, y se sienta en la mesa de la cocina con el periódico de ayer. Al lado, la pequeña nota aguarda su turno. Entre renglón y renglón la echa un vistazo, como si esperara que saliera volando en un descuido. Va a salir fuera, luce el sol, el cielo la espera despejado, sin nubes negras, sin amenaza de lluvias. No hay temporales hoy que puedan desbaratar la pequeña alegría que la enciende por dentro.

Se ducha y se viste rápidamente, da igual que ponerse, algo cómodo para poder pasear, quiere andar por su ciudad, por esas calles llenas de recuerdos, por esos rincones donde en el pasado construyó un mundo nuevo junto a él. Sobre la mesilla de la habitación ha dejado la nota. Aún tiene que decidir cuando la leerá. ¿Antes de salir o a la vuelta? Le parece mentira que él haya tenido un detalle así con ella. Antes si, en otro tiempo, en otro lugar, cuando la palabra amor no podía contenerse en los límites estrechos de un te quiero. Pero hace tanto de eso y ellos ya no son los de entonces. Algunas noches imagina que es otra persona, la que tomó otras decisiones, incluso piensa que en algún mundo paralelo está esa otra ella, viviendo una vida diferente, distinta, la dueña del destino que ella rechazó en uno u otro momento de su vida. Tonterías propias de la edad, al hacerse uno viejo el balance de tu vida acude a tu mente sin llamarlo y la mayoría de las veces se te cuela por los entresijos del pensamiento sin abrirle la puerta.

Coge el bolso y la nota, antes de salir, ahora, debe de leerla, necesita ver con sus ojos ese te quiero. Con dedos nerviosos va deshaciendo los pliegues, es del tamaño de una cuartilla, empieza: "Querida: Sé que no mereces esta despedida pero también sé que estas segura de que el final ha llegado y ya sabes que no me gustan las despedidas largas...".

Y entonces ocurre, cierra los ojos y mira, ella, la otra, la del azar equivocado, está en una habitación, una cama, una mesa, una ventana, lleva en la mano un ramo de flores, es su cumpleaños, y sobre sus labios se posa un beso robado de su amante. Es feliz en ese instante dorado.

   *"Te abalanzas sobre el lienzo, que tiembla en tus manos, sumerges el pincel, aprietas el tubo de pintura (...), me secuestras en una corriente de colores. Unidos, flotamos por la habitación, nos dirigimos hacia la ventana (...). Las paredes, decoradas con telas de colores, dan vueltas, tumbándonos. Volamos hacia el exterior, por campos de flores, por encima de casas cerradas, de tejados, granjas e iglesias.".Entre las vivencias que relata "El primer encuentro", autobiografía de Bella Rosendfeld, esposa de Marc Chagall durante 30 años, se encuentran estas palabras donde ella describe como la retrató para "El cumpleaños".

Los días pasan como caballos salvajes sobre las colinas

<h3>Los días pasan como caballos salvajes sobre las colinas</h3>

Hank no es de mis poetas favoritos y hace poco comentaba con Max E. que hoy todos los poetas quieren reencarnarse en el rebelde Bukowski. Pero tengo que reconocer que siempre que le leo termino apuntando en una hoja versos sueltos, frases, títulos, palabras en definitiva, que tienen la fuerza de la vida en explosión, el desencanto y la amargura del reconocimiento propio del fracaso, la conquista de la libertad que rompe cadenas, la belleza permanente en cualquier lugar por oscuro y patético que este se nos muestre. Y ahora, escribiendo esto, me doy cuenta de que tal vez sólo sea una impostura decir que no forma parte de mi universo personal porque la verdad es que me hace sentir desde dentro, la mejor tarjeta de presentación para los libros que pasan por mi vida.
El título de esta anotación es el de su libro de poemas de 1.969 "Days run away like wild horses over the hills", que hasta el momento creo que sigue sin traducción al castellano. En la década de los 60 Bukowski conoce a John Martin que funda una editorial pequeña, Black Sparrow, con el objetivo básico de publicar sus escritos. Su primera novela es "Cartero" de 1.971 donde su alter ego, Henry Chinaski, empieza a tomar forma. En 1.974 alcanza la fama con su mítica "Erections, Ejaculations, Exhibitions and General Tales of Ordinary", traducida como "La máquina de follar". No pretendo hacer la bibliografía exhaustiva del último maldito del siglo XX, simplemente compartir con vosotros algunos de esos papeles cuajados de ideas, de palabras que en un momento u otro de su tormentosa vida escupió a la cara de la sociedad que le contemplaba.

Así en "Days run away like wild horses over the hills" el poema "All-yellow flowers" termina con estos versos:

she went on singing but I wanted to die

I wanted yellow flowers like her golden hair

I wanted yellow-singing and the sun.

this is true, and that is what makes it so strange:

I wanted to be opened and untangled, and

tossed away.

Sean Penn en 1.987 le hizo una entrevista para la revista Interview cuando se creía que él haría el papel de Bukowski en la película "Barfly" (lo haría finalmente Mickey Rourke, eso que perdió la película), en ella daba su opinión sobre distintos conceptos como la poesía:
"Siempre recuerdo que, en el patio de la escuela, cuando aparecía la palabra ‘poeta' o ‘poesía', todos los pendejos se reían y se burlaban. Puedo ver por qué: es un producto falso. Ha sido falso y snob y endogámico por siglos. Es ultradelicado, sobreapreciado. Es un montón de mierda. Durante siglos, la poesía es casi basura total. Es una farsa. Ha habido grandes poetas, no me entienda mal. Hay un poeta chino llamado Li Po. Podía poner más sentimiento, realismo y pasión en cuatro o cinco sencillas líneas que la mayoría de los poetas en sus doce o trece páginas de mierda. Y bebía vino también. Solía quemar sus poemas, navegar por el río y beber vino. Los emperadores lo amaban porque podían entender lo que decía. Por supuesto, sólo quemó sus poemas malos. Lo que yo quise hacer, si me disculpa, es incorporar el punto de vista de los obreros sobre la vida... los gritos de sus esposas que los esperan cuando vuelven del trabajo. Las realidades básicas de la existencia del hombre común... algo que pocas veces se menciona en la poesía desde hace siglos. Mejor, que quede registrado que dije que la poesía es una mierda desde hace siglos. Y una vergüenza".

Escribe en el prólogo a la novela de John Fante "Pregúntale al polvo":
"Seguí recorriendo la sala general de lectura, cogiendo libros de los estantes, leyendo unas cuantas líneas, unas cuantas páginas, y dejándolos en su sitio a continuación. Pero cierto día cogí un libro, lo abrí y se produjo un descubrimiento. Pasé unos minutos hojeándolo. Y entonces, a semejanza del hombre que ha encontrado oro en los basureros municipales, me llevé el libro a una mesa. Las líneas se encadenaban con soltura a lo largo de las páginas, allí había fluidez. Cada renglón poseía energía propia y lo mismo sucedía con los siguientes. La esencia misma de los renglones daba entidad formal a las páginas, la sensación de que allí se había esculpido algo. He ahí, por fin, un hombre que no se asustaba de los sentimientos. El humor y el sufrimiento se entremezclaban con sencillez soberbia. Comenzar a leer aquel libro fue para mí un milagro tan fenomenal como imprevisto..."

En una carta a John William Corrington de enero de 1.971 habla sobre el oficio del escritor:
"Pero la escritura, por supuesto, cómo el matrimonio, la caída de la nieve o las llantas de los autos, no siempre perdura. Tú puedes ir a la cama el miércoles en la noche siendo un escritor y despertar el jueves por la mañana y ser otra cosa totalmente diferente. O puedes irte a la cama el miércoles por la noche siendo un plomero y despertar el jueves por la mañana siendo un escritor. Este es el mejor tipo de escritores... Muchos de ellos mueren. Claro. Por sus arduos intentos; o por otro lado, porque se vuelven famosos y todo lo que escriben es publicado y ya no tienen que buscar más. La muerte tiene muchas avenidas. Y si a pesar de todo tú dices que mi material te gusta, quiero que sepas que si se vuelve roto, no será porque trate demasiado duro o muy poco, será porque me quedado o sin cervezas o sin sangre. Para lo que sirva, puedo permitirme esperar: Tengo mi vara y tengo mi arena."

En "El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco", diario escrito por Bukowski en los últimos años de su vida donde ironiza sobre lo que le rodea, sobre la literatura y los escritores, sobre él mismo, utilizando principalmente las apuestas en el hipódromo y su "traspaso" de la máquina de escribir al ordenador, en ese diario recoge este pensamiento:
"Te preparas para ser escritor haciendo las cosas instintivas que te alimentan a ti y a la palabra, que te protegen de la muerte en vida. Para cada uno es diferente. Y para cada uno cambia. Hubo un tiempo en que para mí significaba beber mucho, beber hasta la locura. Me ayudaba a afilar la palabra, a sacarla. Y necesitaba peligro. Necesitaba meterme en situaciones peligrosas. Con hombres. Con mujeres. Con automóviles. Con el juego. Con el hambre. Con lo que fuera. Alimentaba la palabra. Me pasé décadas así. Ahora ha cambiado. Lo que necesito ahora es más sutil, más invisible. Es una sensación que está en el aire. Palabras pronunciadas, palabras oídas. Cosas vistas. Sigo necesitando unos tragos. Pero ahora me van los matices y las sombras. Cosas de las que apenas soy consciente me alimentan con palabras. Eso es bueno. Ahora escribo un tipo de mierda diferente. Algunos se han fijado.
"Has trascendido", es lo que más me dicen.
Soy consciente de lo que perciben. Yo también lo siento. Las palabras se han hecho más sencillas pero más cálida, más oscuras. Me alimento de fuentes nuevas. Estar cerca de la muerte te da energías. Tengo todas las ventajas. Puedo ver y sentir cosas que a los jóvenes se les ocultan he pasado del poder de la juventud al poder de la edad. No habrá declive. No. Y ahora, si me perdonáis, me tengo que ir a la cama, es la una menos cinco de la mañana. Parloteando toda la noche. Reíos mientras podáis..."

Creo que ya he agotado vuestra paciencia, podría seguir incluyendo palabras y más palabras de esas que le alimentaban pero concluyo con un poema "Consummation Of Grief":

I even hear the mountains

the way they laugh

up and down their blue sides

and down in the water

the fish cry

and the water

is their tears.

I listen to the water

on nights I drink away

and the sadness becomes so great

I hear it in my clock

it becomes knobs upon my dresser

it becomes paper on the floor

it becomes a shoehorn

a laundry ticket

it becomes

cigarette smoke

climbing a chapel of dark vines . . .

it matters little

very little love is not so bad

or very little life

what counts

is waiting on walls

I was born for this

I was born to hustle roses down the avenues of the dead.


De "Mockingbird Wish Me Luck"- 1.972


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De bestias y de bellas

No sabía como comenzar esta anotación, podría deciros que ayer fue fiesta en Madrid y se conmemoraba el dos de mayo y que uno de los pintores que hoy me ocupan el cuaderno tiene un grandioso cuadro sobre esta fecha, tan inmenso que he llegado a pensar que si no existiese probablemente el dos de mayo de 1.808 habría quedado oculto bajo la avalancha de otras fechas y, también, que no contento con mostrarnos la historia de ese día, recogió todo su saber para enseñarnos el día siguiente, tal día como hoy, el tres de mayo. Es un buen principio. De todas maneras de lo que quería escribir es de un pintor francés y del más afrancesado de nuestros pintores. Goya y Delacroix.Aunque las influencias que recibió Delacroix serán muchas y diversas quiero mostraros algunas relacionadas con Goya que han llamado mi atención.

Eugene Delacroix (1.798 – 1.863) queda fascinado por Mefistófeles, personaje que encarna al demonio que busca conseguir el alma de Fausto en la gran novela del mismo nombre de Johan Wolfgang von Goethe (1.808 - 1.832). Esta obra, de sentido casi religioso, se eleva como un símbolo del hombre que ejercita su razón para juzgar a los hombres y su tiempo. Así, en 1.827, realizó 17 grabados para ilustrar la primera versión francesa de la obra traducida por Alberto Stapfer. Son litografías que permiten a Delacroix jugar con las sombras, obteniendo efectos muy marcados y, en algunos casos, de gran patetismo.

Escojamos una, “Mephistopheles dan les airs”:

Y ahora busquemos en los “Caprichos” de Goya:



Capricho 66 “Allá va eso”



Capricho 48 “Soplones”

 

Vamos a probar con otra litografía de Delacroix para “Fausto”, L’ombre de Marguerite apparaissant a Faust”



Damos un paseo por Goya y …



Boceto de “Santa Isabel curando a una enferma”

Ahora cambiemos, por ejemplo, “La barca de Dante”, nos fijamos en el personaje de la esquina inferior a la izquierda:

Y volvemos a los “Caprichos” de Goya:

Capricho 62 “¡Quién lo creyera!”


Para terminar, y después de imágenes tan poco agradables, una mucho más hermosa, pintaba Delacroix en 1.825 este óleo, Female Nude Reclining on a Divan”:

Con amplios paralelismos con nuestra idolatrada “Maja desnuda”, destacable por el hecho de que antes de Goya no se habían pintado desnudos en esta posición:

Espero no haber resultado aburrida y que el corto paseo de la mano de estos dos genios de la pintura os haya resultado agradable.

¡Desperta, ferro!

<h3>¡Desperta, ferro!</h3>

El 30 de abril de 1.305 Roger de Flor, comandante de la milicia almogávar en el Imperio Bizantino, era asesinado y descuartizado mientras visitaba la corte del emperador Miguel IX Paleólogo en Adrianópolis. Oficialmente se culpó a los mercenarios alanos, pero los compañeros de Roger atribuyeron el asesinato al emperador y al padre de este, coemperador con el, Andrónico II Paleólogo.
Los almogávares permanecieron durante dos años en los alrededores de Constantinopla, devastando las tierras, asediando las fortalezas y sometiendo a sus habitantes a todo tipo de torturas. Estos años pasaron a la historia con el nombre de la Venganza Catalana (katalaniké ekdíkese para los griegos).
Los almogávares (proveniente del árabe incursor) eran los guerreros profesionales que se movían especialmente en las zonas fronterizas de los reinos hispánicos con al-Andalus. Vivían, principalmente, de las expediciones de saqueo que realizaban en territorio enemigo. En el siglo XIII los almogávares aragoneses y catalanes se enrolaron como mercenarios en las campañas bélicas de la Corona de Aragón. Después de la expedición de Pedro el Grande a Túnez y Sicilia en 1.282 se convirtieron en la principal fuerza de infantería de su ejército y adquirieron fama de guerreros feroces e invencibles. Al grito de "Desperta, ferro" se arrojaban temerariamente al combate armados sólo con lanzas cortas, puñales y hondas.
El adjetivo catalana responde al origen de sus combatientes que eran en su gran mayoría provenientes de tierras gobernadas por las distintas ramas de la casa de Barcelona, aunque su actuación no obedecía a los intereses políticos de los reyes de Aragón o Sicilia, sólo respondían según lo que establecían sus jefes.
Roger de Flor (1.267-1.305) fue el prototipo de aventurero de la época. Se cree que era hijo de un antiguo halconero del emperador Federico II y de una dama de Brindisi. Tras profesar en la Orden del Temple, actuó como corsario en el Mediterráneo oriental al mando de su navío El Halcón. Después de ser acusado de enriquecimiento ilícito en la toma de Acre por los mamelucos, fue buscando protector, hasta que se puso al servicio del rey Federico de Sicilia que se hallaba en guerra contra su hermano, Jaime II de Aragón. Durante esta época Roger entabló amistad con los que después serían sus compañeros en Bizancio, Berenguer de Entença, Bernat de Rocafort y Ramon Muntaner. Una vez acabada la contienda que le llevó hasta Sicilia, Roger se encaminó hacia Bizancio, donde el emperador Andrónico II llegó a un acuerdo con Roger y sus hombres para defenderse de la amenaza turca.
Sin embargo los hombres de Roger de Flor resultaron demasiado belicosos para el imperio bizantino. Nada más desembarcar atacaron a los mercaderes genoveses de Constantinopla considerados enemigos ancestrales de Aragón. Andrónico, intentando evitar más desmanes, los acuarteló en Cizico, aunque también allí se produjeron disputas entre los almogávares y los mercenarios alanos. Los bizantinos cada vez se mostraban más hostiles contra aquellas fuerzas temerarias y pendencieras. De nuevo el emperador intenta alejarlos de Constantinopla, instalándoles en Gallipoli a finales del verano de 1.304. En este punto comienzan las negociaciones para la siguiente campaña de primavera. Roger llega a un acuerdo con los bizantinos, obtiene suficiente financiación para las campañas bélicas, adquiere el título de cesar que lo elevaba al tercer puesto de la jerarquía bizantina tras los coemperadores, y un importante territorio en Anatolia en propiedad. Además Berenguer de Entença accedía a la dignidad de megaduque que antes ostentaba Roger de Flor.
Cuando todo parecía haberse solucionado, Roger de Flor se empeñó en conocer a Miguel Paleólogo, que había rehusado recibirle. Se presentó por sorpresa en Adrianópolis en abril de 1.305 y fue asesinado. Después se desataría la Venganza Catalana.
Os cuento todo esto porque no puedo dejar de rendirme al hechizo y el aura romántica que rodea a Roger de Flor, otro de mis mitos, como casi todos los que me son tan queridos, muy humano y poco divino, tal y como dice Perez Reverte, los almogávares estan olvidados por ser politicamente incorrectos, asi que recuperemos un poco de memoria. Y aunque no suelo dedicar las hojas que traigo al cuaderno, esta se lo merece, para Carlos, que siga jugando como un niño al grito de "Desperta, ferro".

Grata la voz del agua

<h3>Grata la voz del agua</h3>

Leo a mi amiga Vailima y recuerdo cuanto hablan las paredes de la Alhambra. La "Qal'at al-hamra" (Fortaleza Roja), según la leyenda, nos narra en sus muros páginas de la historia, de la poesía, de la ciencia.

Como ella se ha acercado a la Alhambra desde las matemáticas yo voy a intentarlo desde la poesía. Ibn Zamrak (1.333 - 1.393), llamado el poeta de la Alhambra, dejó su impronta por diversos rincones de la construcción. En el conocidisimo Patio de los Leones, en el borde de su taza octogonal se halla esculpida la siguiente casida del poeta andalusi:

"Bendito sea Aquél que otorgó al iman Mohamed
las bellas ideas para engalanar sus mansiones.
Pues, ¿acaso no hay en este jardín maravillas
que Dios ha hecho incomparables en su hermosura,
y una escultura de perlas de transparente claridad,
cuyos bordes se decoran con orla de aljófar?
Plata fundida corre entre las perlas,
a las que semeja belleza alba y pura.
En apariencia, agua y mármol parecen confundirse,
sin que sepamos cuál de ambos se desliza.
¿No ves cómo el agua se derrama en la taza,
pero sus caños la esconden enseguida?
Es un amante cuyos párpados rebosan de lágrimas,
lágrimas que esconde por miedo a un delator.
¿No es, en realidad, cual blanca nube
que vierte en los leones sus acequias
y parece la mano del califa, que, de mañana,
prodiga a los leones de la guerra sus favores?
Quien contempla los leones en actitud amenazante,
sólo el respeto contiene su enojo.
¡Oh descendiente de los Ansares, y no por línea indirecta,
herencia de nobleza, que a los fatuos desestima:
Que la paz de Dios sea contigo y pervivas incólume
renovando tus festines y afligiendo a tus enemigos!"

Una razón más para que sea una de las grandes maravillas del mundo.

Tan humanos

<h3>Tan humanos</h3>

Hoy quería escribir algo sobre las mujeres, es tópico pero es 8 de marzo, pomposamente llamado "Día Internacional de la Mujer Trabajadora" (dudo que haya otro calificativo para las mujeres). Y ayer sobre mi querido y admirado Gabo que cumplía 80 años. Pero sigo sin adsl y ahora mismo quito minutos de mi trabajo (para eso es mi día) escribiendo estas tonterías que leeis. Parece mentira que lejanos me parecen los tiempos del modem, cuando en realidad no hace tanto, de hecho no me ha costado demasiado tiempo encontrarlo y ha sido relativamente fácil quitarle el polvo y las telarañas. La cuestión es que con el anticuado modem me resulta imposible cargar páginas, tardan siglos, sin olvidar que cada llamada externa a la línea me supone un corte de conexión. En fin que os voy a contar, para una adicta a internet como yo, una tortura.

Resumiendo que dejo pendientes un par de hojas de este cuaderno para cuando los medios técnicos se decidan a apoyarme, lo cual espero que sea pronto. Mientras feliz día para todos independientemente de su sexo.

En esta noche, esta soy

<h3>En esta noche, esta soy</h3> SIENDO

Tú sabes
que estoy aquí a la altura
de tu boca,
a lo largo y a lo ancho de tu nervadura.
Aguzada a tu rumbo, y siempre estando,
y siempre siendo,
y siempre anticipándome a tu búsqueda,
liberada y sujeta
cosa tuya.
Tú sabes;
has medido la distancia,
que podrías tocarme con tu idea,
y empapar mi ternura
con tu lágrima.
Que resuenas
en el ámbito líquido
del golpe,
y que lates conmigo gota a gota.
Que te extiendes mas allá del contorno
de mi vida,
contenida
en el tiempo de tu órbita.
Tú sabes
que me guardas
limitado mi mar a tus orillas,
evidencia
que bebes y que mojas
y que tiembla en mi espuma
a tu caricia.
Tú sabes todo.
Razonas mi emoción como un teorema.
Yo fluyo solamente,
sin ideas,
estoy aquí a la altura
de tu boca,
a lo largo, a lo ancho
de tu nervadura,
siendo,
nada mas que siendo,
tuya.

Matilde Alba Swan

Oh, I'm a lumberjack...

Hace unos días estuve con mis hijas en el Museo Thyssen-Bonermisza participando de una actividad que programan, “Visitas – Taller para familias”. Esta actividad se compone de varios itinerarios en los que los niños descubren como mirar un cuadro y los padres participan en un segundo plano.

Cada visita tiene una duración aproximada de tres horas, la primera hora y media se hace un recorrido ante 4 o 5 cuadros elegidos en función de la temática de la visita, con un monitor que va implicando a los niños para que estos hablen y digan lo que ven y a partir de ahí desarrollen su mirada sobre la obra. La segunda parte de la visita consiste en un taller donde se realiza una “obra de arte” por parte de los niños y también de los padres que quieren probar sus dotes artísticas.

Personalmente la aventura me ha resultado muy enriquecedora y ya he hecho dos recorridos y los que quedan en los próximos fines de semana. Los niños salen encantados y los adultos aprendemos a mirar con sus ojos, a través de su mirada.

Después de esta pequeña introducción voy a hacer la prueba con vosotros. He escogido una de las obras del itinerario y sólo hay una condición, ¡no me hagáis trampas!



Este es el cuadro, la primera pregunta es ¿qué ves?

Estoy segura de que muchos de vosotros habréis acertado pero para los que no han vislumbrado que se oculta, una pista: ¿Os acordáis del juego de unir puntos numerados? Pues eso es, en esencia, lo que hay que hacer para descubrir lo que el pintor nos muestra.

Si aun no termináis de verlo claro, una pequeña ayuda.

A partir de aquí la visita se desarrollaba en términos de que color es la camisa, el pelo, que hace, pero estas preguntas son demasiado sencillas para vosotros. Así que os plantearé una que me pareció muy intrigante y que curiosamente uno de los niños de no más de 9 años acertó (reconozco que yo no). El nombre de la obra es “Leñador” de Bart van der Lek.

Este autor perteneció al movimiento “De Stijl” (“El Estilo”), fundado en Holanda en 1.917 por Theo van Doesburg, al que también se unieron artistas como Mondrian o J. J. P. Oud. En sus objetivos publicados en la revista que los aglutinó se recogen dos prefacios y tres manifiestos. En el primer prefacio establecen como objetivo fundamental de la revista contribuir al desarrollo de un nuevo sentido estético, un nuevo estilo que se basa en la observación de las relaciones entre las tendencias y los medios de expresión. En el Prefacio II recogen “El fin de la naturaleza es el hombre. El fin del hombre es el estilo”.En el primer manifiesto exponen la existencia de una nueva conciencia del tiempo que es equilibrada entre lo universal y lo individual. En el segundo manifiesto expresan su concepción de la literatura con ideas como “La palabra ha muerto” o “La palabra es impotente”. Y por último en el tercer manifiesto la creación de un mundo nuevo en base a una fuerza espiritual que le dará cohesión.

Lek realiza sus obras partiendo de rayas, cuadros y líneas coloreadas. Depura las formas hasta llegar a sus componentes fundamentales líneas, planos y cubos y estructura el cuadro a base de una armonía entre las líneas y las masas coloreadas de forma rectangular y verticales, horizontales o formando ángulos rectos.

Después de este pequeño apunte sobre el neoplasticismo, la pregunta, ¿Por qué el cuadro se titula “Leñador” y no “Leñadores”?

 

To hear, to see, to feel and to possess

<h3>To hear, to see, to feel and to possess</h3>

Theodoros P. Vryzakis, L'Arrivée de Lord Byron à Missolonghi.

En la pista del circo uno de mis grandes mitos, George Gordon Byron, Lord Byron, y me resulta un personaje tan cercano por conocido y admirado que para no aburriros me veo obligada a escoger alguna de sus espléndidas y múltiples vidas. He elegido la última, la que le lleva hacia su destino fatal.
A principios del siglo XIX Grecia, sometida a Turquía desde el siglo XV, se subleva contra los ocupantes de su territorio. En 1.822 los turcos sofocaron la revuelta con la matanza de los habitantes de de la isla de Quíos, hecho que conmovió a la opinión pública europea debido en gran parte al lienzo que sobre ella realizo Eugène Delacroix, "La matanza de Quíos".En Inglaterra se organiza un comité de apoyo a los griegos. Byron, rebelde, extravagante, aventurero, con 35 años se embarca en la aventura de viajar a Grecia para defender la causa de los griegos. Con anterioridad, en 1.821, ya había participado en el movimiento carbonario, una sociedad secreta surgida en Nápoles durante la ocupación francesa que buscaba el fomento de las ideas liberales. Es probable que en esta decisión de Byron influyera tanto su amor por la cultura griega, como cuna de nuestra civilización, como sus ansias de exhibicionismo.
Así en 1.823 Byron partió de Génova a bordo del buque Hércules que le llevó a Cefalonia. Una vez allí el poeta se ve defraudado por lo que observa. Existen diversas facciones internas enfrentadas por distintos intereses, ya fueran políticos o económicos. A los dos grandes grupos que existían, el militar o democrático que defendía los intereses del pueblo llano y el civil o aristocrático que representaba a los ricos propietarios y nobles, se unían diferentes camarillas internas en cada uno de ellos, preocupados más por luchar entre ellos que contra los turcos. Sin embargo Byron siguió apoyando la independencia griega no sólo con su defensa en foros internacionales sino inclusive de sus propios fondos económicos.
A principios de 1.824 Byron se embarca rumbo a Messolonghi. Allí el príncipe Alexander Mavrocordatos, líder del grupo civil, le da a Byron la comandancia de un grupo de soldados mercenarios, los suliotas, tribu albanesa (tal vez de aquí arranque el retrato de Thomas Phillips, en el que aparece Byron con traje albanés). De esta manera nuestro poeta se sentía feliz y útil, estaba participando activamente en la liberación de su querida Grecia, como hombre de acción y no desde las páginas de un libro. Eso no le restó tiempo para que allí, en Messolonghi escribiera uno de sus poemas más célebres el día que cumplía 36 años, clara premonición de su futuro.

On This Day I Complete My Thirty-Sixth Year

'Tis time the heart should be unmoved,
Since others it hath ceased to move:
Yet, though I cannot be beloved,
Still let me love!

My days are in the yellow leaf;
The flowers and fruits of love are gone;
The worm, the canker, and the grief
Are mine alone!

The fire that on my bosom preys
Is lone as some volcanic isle;
No torch is kindled at its blaze--
A funeral pile.

The hope, the fear, the jealous care,
The exalted portion of the pain
And power of love, I cannot share,
But wear the chain.

But 'tis not thus--and 'tis not here--
Such thoughts should shake my soul nor now,
Where glory decks the hero's bier,
Or binds his brow.

The sword, the banner, and the field,
Glory and Greece, around me see!
The Spartan, borne upon his shield,
Was not more free.

Awake! (not Greece--she is awake!)
Awake, my spirit! Think through whom
Thy life-blood tracks its parent lake,
And then strike home!

Tread those reviving passions down,
Unworthy manhood!--unto thee
Indifferent should the smile or frown
Of beauty be.

If thou regrett'st thy youth, why live?
The land of honourable death
Is here:--up to the field, and give
Away thy breath!

Seek out--less often sought than found--
A soldier's grave, for thee the best;
Then look around, and choose thy ground,
And take thy rest.

La primavera de 1.824 se presentó lluviosa, y Byron, que amaba montar a caballo, se desesperaba por no poder hacerlo. A mediados de abril, una tarde, sin importarle la lluvia o el frío, sale a cabalgar. Seguramente entonces ya había contraído la malaria en la ciénaga en que esta convertida la ciudad de Messolonghi, pero a esto se une el enfriamiento y los ataques de epilepsia que sufre desde niño. Los médicos, sin la inestimable ayuda de su médico personal, Polidori, que se había suicidado pocos años antes, no se ponen de acuerdo sobre el tratamiento a que someterle. Al final Byron consiente en que le torturen con una sangría de sanguijuelas, remedio de la época para cualquier mal. El 19 de abril tras varias horas de agonía, por la tarde, dice sus últimas palabras: "Ahora quiero dormir".
Aunque su cuerpo primero fue enterrado en la iglesia de Hucknall (cerca de Newstead Abbey) Inglaterra, junto a su madre, y 145 años más tarde fue trasladado a Westminster, al Rincón de los Poetas, su corazón reposa en Messolonghi, para siempre unido a la tierra griega.
Así el joven nacido pobre, cojo, tempranamente huérfano, se convirtió en el mito que toda su vida busco ser, no sólo por medio de sus palabras sino también a través de su concepción de la vida, el héroe romántico por antonomasia, con todos los defectos y las virtudes que arrastraba. Me fascina Byron porque es imperfecto, un héroe, el amado por los dioses, pero tan humano gracias a sus fallos, a sus carencias, a sus sombras, como cualquiera de nosotros, amado por los hombres.

¡Ya están aquí!

<h3>¡Ya están aquí!</h3>

El 30 de octubre de 1.938, a las ocho de la tarde, millones de norteamericanos, sintonizadas sus radios a la cadena CBS, se disponían a escuchar la emisión semanal del Mercury Theatre, dirigido por Orson Welles. Ese día la emisión empezó así:

"Sabemos ahora que, desde los principios del siglo XX, nuestro mundo era vigilados por unas inteligencias superiores a las nuestras, y sin embargo mortales. Mientras los hombres seguían atendiendo a sus quehaceres diversos unas mentes que son, respecto a la nuestra, lo que esta es para los animales salvajes, unas inteligencias sin límites, frías y calculadoras, posaban en nuestra tierra sus miradas llenas de codicia y preparaban minuciosamente planes destructivos para nosotros..."

Este pequeño preámbulo dio pie a uno de los famosos casos de histeria colectiva que conocemos.
Orson Welles tenía entonces sólo 23 años y cuando se enfrentó a la adaptación de "La guerra de los mundos" de H.G.Wells, ya había ofrecido obras en la CBS como "Los miserables", "El conde de Montecristo", "La isla del tesoro" o "Moby Dick" entre otras.
Trabajó intensamente en el guión, ubicando la acción en lugares de Estados Unidos e introduciendo un ritmo propio de noticiario de radio.
El final resultaba aterrador:

"Les hablo desde la azotea del Broadcasting Building de Nueva York. Las campanas que están oyendo advierten a los ciudadanos que deben evacuar la ciudad, visto el avance de los marcianos. El enemigo se encuentra a la vista de nuestra ciudad. Cinco grandes máquinas marcianas. La primera esta vadeando el Hudson. En todo el país siguen cayendo cilindros, los cinco monstruos se yerguen como una hilera de torres hacia el Oeste. Esto es el fin. Hay un humo extraño, un humo negro que invade la ciudad. La gente intenta huir, pero todo es en vano, caen como moscas. El humo cubre ya la Quinta Avenida, esta a cien metros...esta a quince metros..."

La policía de Nueva York, que había recibido más de dos mil llamadas en un cuarto de hora, acudió a los estudios de la CBS. Al enterarse Welles del espectacular "éxito" de su emisión, lanzó un mensaje tranquilizador pero ya era demasiado tarde, el pánico había cundido por el país. Durante toda la noche y hasta el mediodía siguiente la CBS emitió cada diez minutos boletines informativos en los que desmentía la invasión de los marcianos.
Esta aberración colectiva fue posible por varias circunstancias conjuntas. La principal el propio Orson Welles, que demostró un manejo increíble de la técnica de emisión radiofónica, encarnando con gran aplomo al personaje principal del guión, el profesor Pierson, experto del observatorio de Princeton. Además es necesario evocar el contexto político de la época, unos meses antes había tenido lugar la crisis de Munich y Europa y Estados Unidos vivían una psicosis bélica. Por último los descubrimientos científicos de aquellos años, especialmente la revelación de la existencia de la energía atómica, había sensibilizado a la población ante a la idea de una destrucción total del planeta.
Debido a esta emisión espectacular Orson Welles fue atacado incluso por el propio Wells, que intentó proceder judicialmente contra el. Numerosos americanos se querellaron contra Welles y la CBS por daños y perjuicios.
Tres años más tarde, Orson Welles dirigía una emisión perfectamente seria, extractos de la obra de Walt Whitman, sobre un tema patriótico con acompañamiento musical. De pronto un reportero de la emisora irrumpió en el estudio y anunció:

"Interrumpimos la emisión para anunciarles el comunicado siguiente: Pearl Harbour está siendo atacado"

Nadie le creyó. El país pensó que se trataba de una nueva travesura de su enfant terrible...

Bailando con serpientes

<h3>Bailando con serpientes</h3>

"Salambó" - Alphonse Mucha

"La pesada tapicería se agitó y por encima de la cuerda que la soportaba apareció la cabeza de la pitón. Bajó lentamente como una gota de agua que se desliza a lo largo de una pared, se arrastró entre las ropas esparcidas y luego, con la cola pegada al suelo, se irguió cuán larga era y sus ojos, más brillantes que carbunclos, se clavaban como dardos en Salambó.
El miedo al frió o el pudor tal vez la hicieron vacilar al principio. Pero se acordó de las órdenes de Schahabarim y se adelantó; la pitón se dobló y, poniendo sobre la nuca la mitad de su cuerpo, dejaba pender su cabeza y su cola como un collar roto cuyos dos extremos llegaban hasta el suelo. Salambó se la enroscó en torno a su cintura, bajo sus brazos, entre sus rodillas; luego, cogiéndola por la mandíbula, aproximó su pequeña boca triangular hasta la punta de sus dientes y, entornando los ojos, se cimbreó a la luz de la luna. La blanca luz parecía envolverla en una niebla de plata; la huella de sus pasos húmedos brillaba en las losas; las estrellas palpitaban en la profundidad del agua y la serpiente apretaba contra ella sus negros anillos atigrados de placas de oro. Salambó jadeaba bajo aquel peso excesivo, se doblaba, se sentía morir y con la punta de la cola se golpeaba suavemente en el muslo; luego, al cesar la música, la serpiente cayó al suelo."

Todo empieza cuando Gustave Flaubert cita a los hermanos Goncourt en 1.861 para que asistieran a una sesión de lectura de una obra escrita por él, tomando como base textos de Michelet. La obra es "Salambó", relato casi impresionista que con grandes dosis descriptivas, muestra el lujo y la degradación de la sociedad cartaginesa. "Salambó" supuso una válvula de escape para Flaubert que de este modo soterrado, bajo las formas de brutalidad oriental, pudo criticar la sociedad parisina de su época (no olvidemos que la publicación de "Madame Bovary" en 1.857 conllevó un proceso legal en el cual el escritor y su editor fueron llevados a los tribunales por inmoralidad, resultando absueltos, al contrario que Baudelaire, que en el mismo año tuvo que enfrentarse junto con sus editores a idénticos cargos por "Las flores del mal" y fueron condenados a sendas multas por ultraje a la moral pública y a las buenas costumbres, además de ordenarse la supresión de seis poemas).
En breves palabras "Salambó" se desarrolla al finalizar la Primera Guerra Púnica en Cartago. El ejército mercenario que la había defendido ante el acoso de Roma sitia la ciudad, descontento por no haber percibido los honorarios convenidos. El líder de la rebelión, el libio Matho, espera conquistar Cartago y a Salambó, la bella hija de Amilcar Barca que es sacerdotisa de la diosa Tanit, protectora de Cartago. Tomando como punto de partida el robo del velo de Tanit por Matho, el drama se desborda en la novela.
En esta obra de Flaubert se da en estado puro la dicotomía del autor, el rezagado romántico por naturaleza y el devoto de la forma. Su culto por la forma, por la descripción minuciosa, el gusto por los detalles que le aleja del romanticismo.

Dice Mario Vargas Llosa sobre Flaubert, al que considera el primer novelista moderno:
"No hay, pues, un estilo, sino tantos como historias logradas, y en un mismo autor los estilos pueden cambiar, como cambian en Flaubert: la prosa precisa, escueta, fría y ‘realista' de "Madame Bovary" y "La educación sentimental", se vuelve lírica, romántica, por momentos visionaria y mítica en "La tentación de San Antonio" y "Salambó", y erudita, científica, preñada de ironías y sarcasmos y con resabios de humor, en la inconclusa "Bouvard y Pécuchet". La ‘conciencia de estilo' que caracteriza al novelista moderno se debe, en gran medida, a esa desesperación con que Flaubert luchó toda su vida para escribir ese imposible libro ‘sobre nada', que fuera hecho ‘sólo de palabras', del que habló en su correspondencia a Louise Colet. Todos lo son, desde luego, pero la gran paradoja es que las obras maestras como las que él escribió parecen justamente lo opuesto: ser historia, realidad, vida, que existen y ocurren por sí mismas, por su propia verdad y fuerza, sin necesidad de esas palabras que han desaparecido en ellas para que los hechos, las personas y los paisajes sean más ciertos y visibles."

Con "Salambó" Flaubert se dirige al pasado, en el intento de reconstruir Cartago, y no descubre otra cosa que ruinas, muerte y crueldad. La sangre lo inunda todo, la violencia es absoluta, el sacrilegio, las orgías y la voluptuosidad mística están omnipresentes, sin olvidar la pederastia e incluso la antropofagia. Y en medio de esta temática surge el choque por el lirismo y la belleza de su forma. Podemos, desde la perspectiva del tiempo, acusar a su autor de poco realista en su descripción histórica, pero en el momento en que fue escrita "Salambó" no se conocía el pasado con la misma exactitud que ahora y de hecho Flaubert pasó años documentándose para escribirla e, incluso, viajo al norte de África para visitar los escenarios reales.

Termino con unas palabras de Roberto Bolaño preguntado en una entrevista sobre Flaubert y su obra:
"¿Es más actual "La educación sentimental" de Flaubert o "Salambó"? En un momento dado fue más 'actual' La educación sentimental, sin duda. Pero hoy es más 'actual' "Salambó". La descripción en "Salambó" de la batalla desde adentro, por ejemplo, inspiró muchísimas novelas. Entre nosotros "La guerra del fin del mundo", de Vargas Llosa, cuyo ritmo, velocidad, claridad expositiva, giros, el deseo de abarcar toda la batalla desde todos los puntos posibles, está tomado directamente de "Salambó". Y ya que hablamos de "La guerra del fin del mundo", ¿se trata de una novela actual o no? Yo diría que sí, pero en fin, nunca se sabe".

Esto sólo es una pequeña muestra de los mundos que podéis descubrir en "Salambó", belleza y crueldad, amor y guerra, y un final esplendoroso.

El leopardo rampante y el gattopardo danzante

 

Para empezar el año, después de los excesos navideños, os traigo algo esplendoroso y decadente. Siguiendo el hilo de mis queridos náufragos, me veo envuelta desde el asfódelo a Visconti y desde aquí me resulta fácil llegar a "Il Gatopardo" y al autor y novela que dan pie a la magnífica película del director.
Giuseppe Tomasi di Lampedusa nació en Palermo en un medio aristocrático el 23 de diciembre de 1.896. La severa educación familiar configuró su carácter poco sociable y también su precoz afición a la lectura, que se convertiría en su principal ocupación. Inició la carrera de Derecho sin terminarla nunca, y vivió del patrimonio familiar sin ejercer ninguna profesión. En 1.932 se casó con Alejandra Wolf-Stomersee, aristócrata letona que le abrió las puertas de la literatura rusa. Fruto de su afán lector, en los años 50 algunos jóvenes estudiantes acudían a él para que les diese lecciones de literatura de forma desinteresada.
En 1.954 el barón Lucio Piccolo, primo de Lampedusa, acudió con sus poemas inéditos a una reunión de escritores en San Pellegrino Terme. Tomasi lo acompañó en este viaje. En ese momento adquiere la confianza necesaria para lanzarse a escribir. En 1.956 tenía terminado "El Gatopardo", cinco cuentos y un estudio sobre Stendhal inacabado. Este año manda la novela a Mondadori que la rechaza, igual que ocurriría en 1.957 con la editorial Einaudi.
El 23 de junio de 1.957 Lampedusa muere como consecuencia de un cáncer de pulmón en una clínica romana sin ver publicada su novela.


"El Gatopardo" arranca con el desembarco de Garibaldi en Sicilia en 1.860. El protagonista, Fabricio Corbera, príncipe de Salina, es consciente de los cambios que se avecinan y por ello no se opone al amor de su sobrino Tancredi, que se ha alistado con Garibaldi, hacia Angélica, hija de un campesino adinerado que se ha beneficiado de la revolución. A pesar de esta aceptación, al ser invitado a participar en el senado del nuevo reino, el príncipe se niega, ya que considera que sus valores no son más nobles que los del anterior régimen. La novela acaba con su muerte y la ruina de su familia.
La narración se articula en las reflexiones introspectivas del príncipe. Este asume una posición desencantada y llena de resignación. Niega cualquier progreso real de la sociedad siciliana e italiana, se encierra en su propio mundo moral y contempla con ironía e, incluso, desprecio, el empeño de los que le rodean en defender privilegios antiguos o reivindicar modernas prerrogativas. Se resume la actitud del príncipe en probablemente la frase más famosa de esta novela: "Si queremos que todo siga como esta, es preciso que todo cambie. Una de esas batallas en las que se lucha hasta que todo queda como estuvo. No queréis destruirnos a nosotros, vuestros padres. Queréis sólo ocupar nuestro puesto. Para que todo quede tal cual. Tal cual, en el fondo: tan sólo una imperceptible sustitución de castas".
El tiempo de la novela abarca desde el desembarco de Garibaldi hasta noviembre de 1.862, cuando el nuevo estado italiano se haya definitivamente asentado. Presenta a las clases sociales del sur de Italia desde una perspectiva cínica y desilusionada, una aristocracia que no puede adaptarse al cambio de época, un clero reaccionario, una burguesía que sólo actúa por interés personal y los campesinos que sólo saben oponerse a su destino con bárbaras explosiones de violencia. Además esta forma de ser que nos describe Lampedusa, es parte de la mentalidad siciliana para él, de manera que cualquier tentativa de regeneración está destinada al fracaso. Los diferentes personajes, que reflejan la actitud de las distintas clases sociales frente a la Unificación italiana, se muestran indiferentes ante los problemas colectivos y sólo son sensibles al impulso de sus pasiones.
El príncipe de Salina resulta un trasunto del autor, impotente ante la realidad y reivindicativo de una especie de moral que consiste en la contemplación del mundo que le rodea, la observación sin intervenir desde un punto de vista irónico.


Si me preguntan porque "El Gatopardo" es una de mis lecturas favoritas podría decir que aparte de su lirismo, de la decadencia y el nihilismo que desprende, de ser una parábola perfecta sobre un mundo que desaparece, de la sensualidad de un pasado desvanecido, cuando llegué a la última página de esta novela había aprendido sobre un periodo de la historia italiana contemporánea más de lo que muchos ensayos históricos podrían enseñarme. Eso para una apasionada de la historia es mucho...
(Por cierto os recomiendo que también veáis la bellísima película sino lo habéis hecho)

La vida en llamas

<h3>La vida en llamas</h3>

"En la tranquila soledad del campo o a la orilla del mar, con su eterno murmullo, la contemplación del cielo transporta nuestras almas a esa paz de las regiones lejanas e infinitas que es ese grandioso y sublime espectáculo del Cosmos."

En otro tiempo y en otro mundo, cuando aun conservaba más ingenuidad que ahora y creía en Cenicientas que nunca perdían los zapatos de cristal, entró en mi vida un torbellino que descolocó todas las calabazas que pacientemente había amontonado a lo largo de años, ordenadas con pulcritud en pequeñas y seguras pilas. Unas Navidades quería hacerle un regalo, pero no valía un regalo cualquiera, tenía que ser algo tan especial que él (si, había un él), al abrirlo, rescatara una parte de mi, que le rodeara mi presencia cada vez que volviera al recuerdo de ese regalo. Recorrí la mayoría de las librerías de mi ciudad, no las comunes, sólo esas pequeñas librerías del ayer, alguna donde pudiera encontrar el tesoro de un libro antiguo.
Mi búsqueda se vio recompensada, encontré dos joyas. Le debo, entre otras cosas, el que me hiciera conocer a Camille Flammarion. De su pluma salieron esas perlas que busqué durante días. Al fin llegaron a mis manos, meras intermediarias, "Les Mondes imaginaires et les mondes réels" y "Contemplations scientifiques", han pasado los años y ya no recuerdo ni la editorial ni el año exacto, me queda en la memoria que las ediciones eran del siglo XIX y poco más. Espero que el siga disfrutando de ese penetrante olor a libro mil veces abierto y siempre viajero. También deseo creer que cuando alguna noche de insomnio los mire sobre un estante se acuerde, por un momento, de la mujer que se los ofreció a cambio de unos días en la Luna.
Camille Flammarion (26 de febrero de 1.842, Montigny-le-Roi - 3 de junio de 1.925, Juvisy-sur-Orge), es un personaje diverso y polifacético. Algunos de vosotros conoceréis la Editorial Flammarion, fundada por su hermano, Ernest, sin embargo Camille era, en el más completo sentido de la palabra, un visionario.
Sus comienzos, dentro de una familia humilde, nos enlazan con algún otro visionario que ya he comentado. A los 14 años llega a Paris y comienza a trabajar con el fotógrafo Nadar, dos años después de forma casual debido a una enfermedad que sufre, entra en contacto con el Doctor Fournier, al profesor le enseña su primer manuscrito de cosmogonía universal. Un mes más tarde, Camilla es admitido como alumno-astrónomo en el Observatorio de París que dirige por entonces el ilustre Le Verrier, descubridor del planeta Neptuno. En 1.862 se publica su primer libro "La Pluralité des mondes habités". El libro tiene un éxito considerable para la época, hasta Víctor Hugo le escribe desde Guernesey, el 17 de noviembre de 1862: "Los temas que usted trata son la perpetua obsesión de mi pensamiento, y el exilio que sufro no ha hecho otra cosa que aumentar esta meditación, que me coloca entre dos infinitos, el Océano y el Cielo...Siento inmediata afinidad con espíritus como el suyo. Sus estudios son mis estudios. Sí, crucemos el infinito: esa es la verdadera labor de las alas del alma."
En 1.883 fundó un observatorio astronómico en Juvisy-sur-Orge. En 1.887 fundó la Société astronomique de France, de la que fue su primer presidente y cuyo boletín mensual dirigía personalmente.
En su faceta de astrónomo destaca el hecho de acercar la astronomía a la gente, su gran labor divulgativa, que queda reconocida a través de la existencia en la Luna del cráter Flammarion, en Marte otro de igual nombre y el asteroide 1021 Flammario.
La influencia de Flammarion se extiende sobre el gran Jules Verne en su novela "De la Tierra a la Luna", que recoge ideas del astrónomo vertidas en "La Pluralité des mondes habités". Años después, el cineasta Abel Gance se basaría en una historia del astrónomo Camille Flammarion para narrar la historia de un cometa que va a colisionar con la Tierra y causar el fin del mundo, "La fin du Monde".
En 1.885 sostenía, anticipándose a Wells y a Bioy, que las almas de los hombres emigran a otros planetas y la diferencia real del tiempo astral permitiría sugerir que una estrella, quizá la más alejada del sistema solar, esté recibiendo en este momento las almas de las personas muertas hace cien o doscientos años. Aparece así Flammarion como heredero directo de la "Historia verdadera" de Luciano de Samosata, del viaje a la luna de "Orlando Furioso" de Ariosto, de Edmond Rostand con su Cyrano en la Luna o "Los primeros hombres en la Luna" de Wells.
En 1.891, Camille Flammarion declaraba: "Nuestro fin de siglo se parece un poco al del siglo precedente. El espíritu empieza a cansarse de las afirmaciones de la filosofía que se califica de positiva. Creemos adivinar que se equivoca... "¡Conócete a ti mismo!", decía Sócrates. Desde hace millares de años, hemos aprendido una enorme cantidad de cosas, excepto la que más nos interesa. Parece que el espíritu humano actual tiende, por fin, a obedecer la máxima socrática."
En su célebre estudio meteorológico "L'Atmosphère"narra su visión de la naturaleza y como entenderla:
"La naturaleza, estudiada racionalmente, es decir, sometida en su conjunto al trabajo del pensamiento, es la unidad en la diversidad de los fenómenos, la armonía entre todo lo criado, que difiere, por su forma, por su constitución propia, por las leyes que lo animan; es el todo (τό παυ) empapado en un aliento vital. El resultado mas importante de un examen racional de la naturaleza es distinguir la unidad y la armonía en esta inmensa reunión de cosas y de fuerzas, adoptar con un mismo celo lo que se debe á los descubrimientos de siglos anteriores y lo que es la obra del nuestro, analizar detalladamente los fenómenos sin dejarse abrumar por su magnitud. De esta manera puede el hombre hacerse digno de sus altos destinos; penetrando el sentido de la naturaleza, descubriendo sus secretos, dominando por medio del raciocinio, los materiales que se han recogido por medio de la observación."
Cierto es que se entusiasmó con el espiritismo (una vez al mes, Conan Doyle venía de Londres a visitar a Flammarion en el Observatorio de Juvisy y a estudiar con el astrónomo fenómenos de evidencia, de apariciones y materializaciones, por lo demás bastante dudosos. Flammarion creía en los fantasmas y Conan Doyle coleccionaba fotografías de hadas), que estaba convencido que el cometa Halley en su paso cercano a la Tierra, sembraría el caos y la destrucción, que creía Marte habitado por seres muy parecidos a nosotros. Pero la parte más sagaz e inteligente del hombre que fue, pervive, quedando guardados como anécdotas sus pequeños pecados de la imaginación.