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La funámbula

Por un rayo de oro van al sol mis anhelos

<h3>Por un rayo de oro van al sol mis anhelos</h3>

 

Se sienta delante de la hoja en blanco y prueba  a inventarse un día más, algunas noches la única manera de confiar en que llegará el alba y el despertar es contarselo a ese trozo de papel inane, para que él también cobre vida ante sus ojos convertido en  mariposa de primavera. Entonces se pregunta dónde acaba el artificio, el fingimiento, la quimera y comienza la verdad, el desaliento, la certeza. Mientras, se mira la palma de la mano abierta y comprende que el mundo no cabe en tan poco espacio, aunque, alguna noches, anhele atraparlo. O subirse a un árbol.

"En resumen, le había entrado esa manía de quien cuenta historias y nunca sabe si son más hermosas las que ocurrieron de verdad, y que al evocarlas traen consigo todo un mar de horas pasadas, de sentimientos menudos, tedios, felicidades, incertidumbres, vanaglorias, naúseas de uno mismo, o bien las que se inventan, en las que se corta por lo sano y todo parece fácil, pero después cuanto más se disparata más advierte uno que vuelve a hablar de las cosas que le han ocurrido y que ha comprendido en realidad viviendo."

"El barón rampante" - Italo Calvino. 

Abrázame en mi hora de las horas (PRB V)

<h3>Abrázame en mi hora de las horas (PRB V)</h3>

                                                                 Dante Gabriel Rossetti - "Ghirlandata"

Aedh wishes for the Cloths of Heaven

Had I the heavens’ embroidered cloths,
Enwrought with golden and silver light,
The blue and the dim and the dark cloths
Of night and light and the half light,
I would spread the cloths under your feet:
But I, being poor, have only my dreams;
I have spread my dreams under your feet;
Tread softly because you tread on my dreams.

W.B. Yeats (1865–1939). The Wind Among the Reeds. 1899.


Si tuviera los bordados tapices del cielo,
Tramados con luz dorada y plateada,
El azul y lo tenue y los oscuros tapices
De noche, luz y penumbra,
Extendería los tapices bajo tus pies:
Pero yo, que soy pobre, sólo tengo mis sueños;
He extendido mis sueños bajo tus pies;
Camina con cuidado porque caminas sobre mis sueños.


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Un espíritu original

<h3>Un espíritu original</h3>

La curiosidad me puede y leyendo sobre sinestesias y Kandinsky, aparece ante mis ojos un nombre que desconozco, Louis-Bertrand Castel. Y poco a poco se va construyendo el personaje. Louis-Bertrand Castel (1.688-1.757) era un matemático francés. Nacido en Montpellier a los 15 años ingresa en la orden de los jesuitas y después de terminar sus estudios en la Escuela de Saint-Stanislas en Toulouse, completa su formación en varios colegios jesuitas del sur de Francia. Interesado en las matemáticas y la física, algunos de sus escritos llegan a manos del Padre Tournemine, editor de "Mémoires pour l'Histoire des Sciences et des Meaux Arts", revista perteneciente a los jesuitas. Este habla con el general de la orden para que traslade a Castel a París, donde ejerce como profesor del Colegio Louis-le-Grand y editor experto en matemáticas y física de la revista anterior.

En 1.724 como resultado de sus intereses científicos publica su primer libro "Traité de physique sur la pesanteur universelle des corps", en él recoge las doctrinas de la mecánica de Newton mientras que rechaza sus procesos físicos, dando su peculiar idea sobre la gravedad, él cree que la gravedad de los cuerpos los incita al descanso, mientras que los espíritus restablecen sin cesar el movimiento. Dejando aparte sus ideas sobre la física o la mecánica, lo que de verdad me interesó de este peculiar y visionario personaje, fue la aparición de una carta suya dirigida al director de la publicación Mercure de France en noviembre 1.725. En dicha carta Castel propone realizar un clavecín, clavicordio o clavicémbalo hecho para la vista, que devuelva los sonidos sensibles y presentes a los ojos como lo son en los oídos, de modo que un sordo pueda gozar y juzgar la belleza de una música tanto como el que oye. Reinterpreta las teorías acústicas de Athanasius Kircher, llegando a una serie de conclusiones sobre las analogías entre color y sonido, básicamente que el color es producido por vibraciones como el sonido y, así, sonido y luz son manifestaciones distintas del mismo fenómeno físico. En la siguiente tabla se refleja la correspondencia entre las teclas de su "clavecin oculaire" y los colores:


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El mismo Castel describía como se podría tocar su instrumento:

"Do you want blue? Put your finger on the first key to the left. Do you want the same only I degree lighter? Touch the 8th note. If you want it 2 degrees, or 3 degrees..., touch the 15th, or 22nd, or 29th, or the last to the right. If you want blue-green, touch the first black to the left. Do you want red, and which red? Crimson-red? That is the 4th black. You have only... to know your clavier and know that blue is C and red is G etc. This you can acquire with three days practice"

En esta primera proposición hablaba de un instrumento de cinco octavas aunque como vemos en el cuadro posteriormente propuso su construcción con doce octavas. Se dice que comenzó la tarea de crearlo pero es casi seguro que nunca llegó a terminarla.

Rousseau dice en sus Confesiones sobre Castel al que conoció:"este hombre es un loco, pero buen hombre a fin de cuentas".

(Pido disculpas anticipadas por las incorrecciones musicales, matemáticas y físicas ya que son materias que claramente me desbordan pero me ha parecido una historia tan original la de Louis-Bernard Castel que no he podido resistirme a acercarla a los que la desconocían)

*Actualizo con unas imágenes de diseños basados en las ideas de Castel. Gracias Jafatron , besos..¿morados?

Diseño de Gilles-Edme Guyot (1.706-1.786)


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Diseño de Johann Gottlob Kruger (1.715-1.759)


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Pequeñas victorias

Es tarde, silencio, paz, quiero escribir sobre música y color, entonces, detrás de mi, escucho una vocecita:"Mama, no me puedo dormir". No tendría mucha importancia si no fuera porque es medianoche, mañana es día de colegio y esa misma voz me ha dicho algo parecido tres veces en las últimas dos horas. Con un suspiro salgo de la leonera donde desparramo libros, discos, películas y vive el bendito ordenador. Se impone hacer algo más efectivo que contar ovejitas. La llevo de vuelta a su cama y me acuesto a su lado, voy acariciándola suavemente la cabeza, como cuando era un bebe y tenía que tranquilizarla y empiezo a contarle un cuento. Es un cuento inventado, ella es una princesa y tiene un dragón azul por mascota, vuela por encima de campos sembrados de flores de los colores del arco iris. Mientras hilvano frases intento recordar que pasaba por mi cabeza a su edad, apenas seis años recién cumplidos. Me gustaban las historias de caballeros valientes, princesas cautivas y dragones feroces. Imagino que pasará por su limpia memoria, con que soñará. Poco a poco noto su respiración acompasada, se ha dormido abrazada a mí. Entonces me doy unos minutos. Recuerdo que a la edad de mi hija ya dormía tan poco como ahora, tan poco como ella, y de repente un rayo de dolor me cruza. Imagino cuántas noches pasará sin dormir, en vela, cuántas veces la romperán el corazón y yo no estaré allí para ayudarla a recomponerlo, cuántas lágrimas derramará en noches oscuras como está, cuánto dolor salpicará su vida y yo no podré protegerla. Me vienen a la memoria los versos de Goytisolo, ella, que no se llama Julia, también encontrará días en que querrá quedarse al borde del camino, sólo espero que como yo, encuentre bellas razones, tan bellas como ella, para seguir andando.

Esta noche el insomnio se da por vencido mientras pegada al cuerpo de mi hija vuelvo a ser una niña, vuelvo a tener seis años y toda la vida por delante y comprendo, que a pesar de los pesares, tendré amigos, tendré amor, porque la vida comienza cada mañana y para el frío de la soledad y la tristeza no hay mejor calor que el brazo de quien te cree invencible en tu cintura.
Y en mi batalla personal, apunto otra victoria, al fin puedo transcribir este poema, tal vez porque en esta noche he dejado de ser hija para ser madre y ya no duele tanto:

PALABRAS PARA JULIA

Tú no puedes volver atrás

porque la vida ya te empuja

como un aullido interminable.


Hija mía, es mejor vivir

con la alegría de los hombres,

que llorar ante el muro ciego.


Te sentirás acorralada,

te sentirás perdida o sola,

tal vez querrás no haber nacido.


Yo sé muy bien que te dirán

que la vida no tiene objeto,

que es un asunto desgraciado.


Entonces siempre acuérdate

de lo que un día yo escribí

pensando en ti como ahora pienso.


Un hombre sólo, una mujer

así, tomados de uno en uno,

son como polvo, no son nada.


Pero yo cuando te hablo a ti,

cuando te escribo estas palabras,

pienso también en otros hombres.


Tu destino está en los demás,

tu futuro es tu propia vida,

tu dignidad es la de todos.


Otros esperan que resistas,

que les ayude tu alegría,

tu canción entre sus canciones.


Entonces siempre acuérdate

de lo que un día yo escribí

pensando en ti como ahora pienso.


Nunca te entregues ni te apartes

junto al camino, nunca digas

no puedo más y aquí me quedo.


La vida es bella, tú verás

como a pesar de los pesares,

tendrás amor, tendrás amigos.


Por lo demás no hay elección

y este mundo tal como es

será todo tu patrimonio.


Perdóname, no sé decirte

nada más, pero tú comprende

que yo aún estoy en el camino.


Y siempre, siempre, acuérdate

de lo que un día yo escribí

pensando en ti como ahora pienso.


José Agustín Goytisolo

Une historie d’amour

<h3>Une historie d’amour</h3>

La última semana de octubre de 1.911 se habían reunido en Bruselas los químicos y físicos más destacados en un congreso financiado por la empresa Solvay, productora de sosa. El objetivo era discutir cuestiones de física teórica o de química aplicada, sin embargo, la mayoría de los asistentes tenían un interés suplementario y morboso, las secretas relaciones entre un hombre y una mujer, dos de los congresistas más conocidos y prestigiosos. Ambos se comportaban con discreción y tranquilidad, nada hacía pensar que fuesen algo más que dos colegas científicos unidos por un mismo interés profesional. Los asistentes sabían que ella había trabajado en el campo de de la física y había hecho importantes descubrimientos, tanto que le supuso el reconocimiento a través del Nobel de Física. En 1.906 un desgraciado accidente la había dejado viuda. También conocían que él, casado y con tres hijos, había sido alumno en la Sorbona del marido fallecido de la científica. Que había ayudado a ambos en algunos de sus trabajos y que proseguía su labor investigadora.
El resto eran rumores, el joven profesor era considerado un hombre digno de respeto por su talento y por su dedicación al trabajo científico. Aquella dama cuarentona, vestida siempre con trajes oscuros y con las primeras canas en su cabellera lisa recogida en la nuca, ¿quién podría sospechar que fuese capaz de una pasión carnal contraria a la decencia?
Sin embargo el domingo día 5 de noviembre varios ejemplares del periódico "Le Journal" llegaron hasta los congresistas y pudieron leer un artículo escrito por Fernand Hause y titulado "Une historie d'amour...". En él se daba cuenta de la existencia de unas cartas comprometedoras entre los dos adúlteros. La noticia corrió como la pólvora, haciéndose eco en toda la prensa francesa. La dama abandonó el congreso para refugiarse en su casa. Allí, dos días después, el 7 de noviembre recibió un telegrama de la Academia sueca de las Ciencias, comunicándole la concesión del premio Nobel de Química.
A estas alturas de la historia ya no es necesario que os diga los nombres de los protagonistas, si el desenlace, la dama volvió a Paris de dónde había huido intentando evitar el escándalo, el profesor se separó de su esposa. ¿Continuaron sus relaciones? Para casi todos los biógrafos de esta extraordinaria mujer, fuera amor o simple amistad, aquella relación se rompió para siempre. A mi me gusta pensar que no fue así, en un congreso posterior de Solvay en 1.930, todos los asistentes se reunieron para hacerse una fotografía. Ella está en el centro de la primera fila, una mujer seria y sencilla, con su cabellera blanca. A su izquierda esta sentado el profesor de aquella historia y al otro lado de este, el físico que fue amigo y, probablemente, confidente, de los dos.

Escribía Marie en 1.910 a Paul:
"Estamos ligados por un profundo cariño que no debemos permitir que nadie destruya. La destrucción de un sentimiento sincero y profundo como el nuestro, ¿no podría compararse con la muerte de un hijo al que se ha querido y se ha visto crecer?...
Adiós, querido Paul. Tomo tu querida cabeza entre mis manos para acariciarla suavemente con dulce ternura"

Amistad o amor, a veces es difícil poner la distinción entre ambos, a Marie Curie y Paul Langevin les unieron amor sincero, comprensión y tolerancia, trabajos y proyectos comunes, ideales e ilusiones compartidas.

Anotación pataleta

<h3>Anotación pataleta</h3>

Hasta las narices ( según el RAE ,loc. adj. coloq. Cansado, harto. U. t. c. loc. adv.) asi estoy. Hastiada y aburrida, y no sólo de no poder publicar alguna hoja que lleva semanas esperando el insigne momento en el que vuelva a poseer esa simple técnica llamada banda ancha, sino también, y esto es lo que más coraje me provoca, de intentar participar en tantos cuadernos que me gustan, que me emocionan, que me vuelven combativa o me dejan como agua mansa. Mis intentos de dejar un comentario son la gran mayoría de las veces infructuosos y si, por cuestión de azar, lo consigo, es resultado de patéticos y repetidos golpes a la tecla enviar. Como consecuencia comento tarde, poco y mal. A la comedianta de Vailima me gustaría decirla que si estoy aqui, lo cual no es mucho pero bastante importante para mi, es gracias a ella y su cuaderno, me quedo con ganas de entrar en disputa sobre Corominas y RAE con mis náufragos favoritos, no puedo olvidarme de mis penas leyendo a Jafatron y su vitalismo surrealista, pierdo el hilo de uno de mis mejores escribidores, Charles , en el cuaderno de anarkasis sólo me permito asentir, pruebo una y otra vez a dejar mis miedos a Fanshawe, muy tarde comparto con la gata su pasión por el cine, con K de milagro dejo mi conato de comunicación, no puedo decirle a glup que la morena lima los dientes de la melancolía, intento contarle al lagarto que lo que duele es vivir, a la muchacha dorada le dejo medio comentario entre versos de Salinas, los anarcas se me escapan raudos en el cuaderno de Rain, al señor Otis ni me planteo decirle las cosas increibles, le deseo medio feliz viaje a Salamandra, la actualidad política del Cosaco me coge en pasado, por fin me entero que el Capitán Pescanova vive en el amor, el momento de Yhebra es de hace una eternidad, ... y tantos otros.

Por eso escribo sobre la marcha, porque mañana ya no estarán las mismas emociones, los mismos juegos, las mismas historias, habrá otros versos, otras fotografías, otras aventuras, diferentes películas, distintos debates, diversas novelas. Y yo volveré a llegar tarde, fastidiada por los instantes que no voy a poder disfrutar, por la pérdida de la satisfacción que me produce leerles a todos.

Al borde del mar en Guernesey

<h3>Al borde del mar en Guernesey</h3>

De resultas del caos en el que sigo inmersa, los proveedores de internet han decidido boicotearme indefinidamente supongo que contagiados por el ambiente que se respira enestenuestropais, me dedico a rescatar textos que escribí hace tiempo, pequeñas hojas que espero que cuenten con vuestra benevolencia al leerlas.

Este óleo es uno de mis favoritos, se llama "Al borde del mar en Guernesey". Renoir lo pintó en 1.883, a la vuelta de su viaje a Argelia. Se recrea en una luz falseada ya que es la costa anglonormanda y, sin embargo, la dota de la luminosidad mediterránea. Esta pintura se enmarca en la época más "impresionista" de Renoir, con pinceladas cortas, combinando un uso arbitrario del color. La luz baña toda la composición, difumina los contornos, nos confunde con el fondo. Este cuadro, junto a otros pintados en el mismo año, supone el último eslabón con el impresionismo, le dice a su amigo y marchante, Ambroise Vollard: "Había recorrido el camino del impresionismo hasta el final, para llegar a la conclusión de que no sabía ni pintar ni dibujar. En pocas palabras me encontraba en un callejón sin salida...". A partir de entonces su estilo cambia conservando el color del impresionismo, pero acercándose al dibujo, inspirado por Ingres. Sólo un último apunte sobre la personalidad de Renoir, los últimos 20 años de su vida padeció artritis, pero siguió pintando con un pincel atado a los dedos. Degas le comparó con un gato jugando con madejas de lana de muchos colores. Y ahora escuchemos al maestro rebatir todo esto: "Hoy día se quiere explicar todo, pero si se pudiera explicar un cuadro, no sería una obra de arte. Debo decirle a Vd. ¿Qué cualidades constituyen a mi juicio el verdadero arte? Debe ser indescriptible e inimitable... La obra de arte debe cautivar el observador, envolverle, arrastrarle. En ella comunica el artista su pasión; es la corriente que emite y por la que incluye al observador en ella."


A partir de aquí es mi voz la que habla y le hace caso a Renoir.
Siempre me ha gustado este cuadro, probablemente por que cuando lo conocí me encontraba en un momento personal de desolación y soledad. Me pongo enfrente de el, y ya no soy yo, soy esa pequeña figurita frente a un inmenso mar. Cierro los ojos y oigo el tremendo rugir de las olas, aunque el sol me baña, de vez en cuando siento un escalofrío. Mientras miro el mar delante de mi, pienso. Recuerdo otros días felices en Guernesey. Aquellos en que el sol de primavera calentaba mi espalda, en que mis manos jugaban despreocupadas con las pequeñas hierbas del campo, en los que recogía flores en ramilletes, mezclando sus colores como una paleta de pintor. Veía las gaviotas bailar su danza sobre el mar, y las olas me sonreían desde su boca blanca y luminosa. Entonces no había pasado ni futuro, el presente transcurría leve, dejando un perfume de mar y tierra húmeda. Ahora me encuentro tan perdida en este mismo lugar, el sol y el mar, ya no son los mismos, o tal vez yo soy otra, no la que jugaba y soñaba al borde del mar. Y aunque noto que me observan a lo lejos, no quiero darme la vuelta, no quiero ver a nadie, quiero que el mar me arrulle y me haga volver a abrir el cofre de las ilusiones de entonces, quiero que el sol me marque un camino para salir de este vacío. ¡Es todo tan bello a mí alrededor y yo guardo tanta tristeza entre mis dedos! Tal vez algún día llegue un paseante a Guernesey y se acerque al borde del mar, y me mire, y yo le vea contra el sol, con un halo luminoso, y me sonría, y en su cara brillen las sonrisas de las olas de entonces.

Ahora tomo un poco de distancia, me alejo de Guernesey y, aunque nunca he estado, imagino el día en que cogeré ese avión a Zurich, preguntaré por una única dirección, Heimplatz 1, y veré desde lejos el Kunsthaus, entraré nerviosa, con el corazón desbocado, tap, tap, tap, un martilleo en los oídos, y por fin me encontraré frente a frente con él. En ese momento la niña que construía sueños al lado del mar, la mujer que estaba sola en ese acantilado y yo, nos conoceremos. Y seguramente rodarán lágrimas por mis mejillas, que terminarán sobre el suelo de ese museo lejano, mi emoción quedará siempre prendida a esa imagen, sellada por el sol, el mar y las lágrimas.

¡Desperta, ferro!

<h3>¡Desperta, ferro!</h3>

El 30 de abril de 1.305 Roger de Flor, comandante de la milicia almogávar en el Imperio Bizantino, era asesinado y descuartizado mientras visitaba la corte del emperador Miguel IX Paleólogo en Adrianópolis. Oficialmente se culpó a los mercenarios alanos, pero los compañeros de Roger atribuyeron el asesinato al emperador y al padre de este, coemperador con el, Andrónico II Paleólogo.
Los almogávares permanecieron durante dos años en los alrededores de Constantinopla, devastando las tierras, asediando las fortalezas y sometiendo a sus habitantes a todo tipo de torturas. Estos años pasaron a la historia con el nombre de la Venganza Catalana (katalaniké ekdíkese para los griegos).
Los almogávares (proveniente del árabe incursor) eran los guerreros profesionales que se movían especialmente en las zonas fronterizas de los reinos hispánicos con al-Andalus. Vivían, principalmente, de las expediciones de saqueo que realizaban en territorio enemigo. En el siglo XIII los almogávares aragoneses y catalanes se enrolaron como mercenarios en las campañas bélicas de la Corona de Aragón. Después de la expedición de Pedro el Grande a Túnez y Sicilia en 1.282 se convirtieron en la principal fuerza de infantería de su ejército y adquirieron fama de guerreros feroces e invencibles. Al grito de "Desperta, ferro" se arrojaban temerariamente al combate armados sólo con lanzas cortas, puñales y hondas.
El adjetivo catalana responde al origen de sus combatientes que eran en su gran mayoría provenientes de tierras gobernadas por las distintas ramas de la casa de Barcelona, aunque su actuación no obedecía a los intereses políticos de los reyes de Aragón o Sicilia, sólo respondían según lo que establecían sus jefes.
Roger de Flor (1.267-1.305) fue el prototipo de aventurero de la época. Se cree que era hijo de un antiguo halconero del emperador Federico II y de una dama de Brindisi. Tras profesar en la Orden del Temple, actuó como corsario en el Mediterráneo oriental al mando de su navío El Halcón. Después de ser acusado de enriquecimiento ilícito en la toma de Acre por los mamelucos, fue buscando protector, hasta que se puso al servicio del rey Federico de Sicilia que se hallaba en guerra contra su hermano, Jaime II de Aragón. Durante esta época Roger entabló amistad con los que después serían sus compañeros en Bizancio, Berenguer de Entença, Bernat de Rocafort y Ramon Muntaner. Una vez acabada la contienda que le llevó hasta Sicilia, Roger se encaminó hacia Bizancio, donde el emperador Andrónico II llegó a un acuerdo con Roger y sus hombres para defenderse de la amenaza turca.
Sin embargo los hombres de Roger de Flor resultaron demasiado belicosos para el imperio bizantino. Nada más desembarcar atacaron a los mercaderes genoveses de Constantinopla considerados enemigos ancestrales de Aragón. Andrónico, intentando evitar más desmanes, los acuarteló en Cizico, aunque también allí se produjeron disputas entre los almogávares y los mercenarios alanos. Los bizantinos cada vez se mostraban más hostiles contra aquellas fuerzas temerarias y pendencieras. De nuevo el emperador intenta alejarlos de Constantinopla, instalándoles en Gallipoli a finales del verano de 1.304. En este punto comienzan las negociaciones para la siguiente campaña de primavera. Roger llega a un acuerdo con los bizantinos, obtiene suficiente financiación para las campañas bélicas, adquiere el título de cesar que lo elevaba al tercer puesto de la jerarquía bizantina tras los coemperadores, y un importante territorio en Anatolia en propiedad. Además Berenguer de Entença accedía a la dignidad de megaduque que antes ostentaba Roger de Flor.
Cuando todo parecía haberse solucionado, Roger de Flor se empeñó en conocer a Miguel Paleólogo, que había rehusado recibirle. Se presentó por sorpresa en Adrianópolis en abril de 1.305 y fue asesinado. Después se desataría la Venganza Catalana.
Os cuento todo esto porque no puedo dejar de rendirme al hechizo y el aura romántica que rodea a Roger de Flor, otro de mis mitos, como casi todos los que me son tan queridos, muy humano y poco divino, tal y como dice Perez Reverte, los almogávares estan olvidados por ser politicamente incorrectos, asi que recuperemos un poco de memoria. Y aunque no suelo dedicar las hojas que traigo al cuaderno, esta se lo merece, para Carlos, que siga jugando como un niño al grito de "Desperta, ferro".

Grata la voz del agua

<h3>Grata la voz del agua</h3>

Leo a mi amiga Vailima y recuerdo cuanto hablan las paredes de la Alhambra. La "Qal'at al-hamra" (Fortaleza Roja), según la leyenda, nos narra en sus muros páginas de la historia, de la poesía, de la ciencia.

Como ella se ha acercado a la Alhambra desde las matemáticas yo voy a intentarlo desde la poesía. Ibn Zamrak (1.333 - 1.393), llamado el poeta de la Alhambra, dejó su impronta por diversos rincones de la construcción. En el conocidisimo Patio de los Leones, en el borde de su taza octogonal se halla esculpida la siguiente casida del poeta andalusi:

"Bendito sea Aquél que otorgó al iman Mohamed
las bellas ideas para engalanar sus mansiones.
Pues, ¿acaso no hay en este jardín maravillas
que Dios ha hecho incomparables en su hermosura,
y una escultura de perlas de transparente claridad,
cuyos bordes se decoran con orla de aljófar?
Plata fundida corre entre las perlas,
a las que semeja belleza alba y pura.
En apariencia, agua y mármol parecen confundirse,
sin que sepamos cuál de ambos se desliza.
¿No ves cómo el agua se derrama en la taza,
pero sus caños la esconden enseguida?
Es un amante cuyos párpados rebosan de lágrimas,
lágrimas que esconde por miedo a un delator.
¿No es, en realidad, cual blanca nube
que vierte en los leones sus acequias
y parece la mano del califa, que, de mañana,
prodiga a los leones de la guerra sus favores?
Quien contempla los leones en actitud amenazante,
sólo el respeto contiene su enojo.
¡Oh descendiente de los Ansares, y no por línea indirecta,
herencia de nobleza, que a los fatuos desestima:
Que la paz de Dios sea contigo y pervivas incólume
renovando tus festines y afligiendo a tus enemigos!"

Una razón más para que sea una de las grandes maravillas del mundo.

Tan humanos

<h3>Tan humanos</h3>

Hoy quería escribir algo sobre las mujeres, es tópico pero es 8 de marzo, pomposamente llamado "Día Internacional de la Mujer Trabajadora" (dudo que haya otro calificativo para las mujeres). Y ayer sobre mi querido y admirado Gabo que cumplía 80 años. Pero sigo sin adsl y ahora mismo quito minutos de mi trabajo (para eso es mi día) escribiendo estas tonterías que leeis. Parece mentira que lejanos me parecen los tiempos del modem, cuando en realidad no hace tanto, de hecho no me ha costado demasiado tiempo encontrarlo y ha sido relativamente fácil quitarle el polvo y las telarañas. La cuestión es que con el anticuado modem me resulta imposible cargar páginas, tardan siglos, sin olvidar que cada llamada externa a la línea me supone un corte de conexión. En fin que os voy a contar, para una adicta a internet como yo, una tortura.

Resumiendo que dejo pendientes un par de hojas de este cuaderno para cuando los medios técnicos se decidan a apoyarme, lo cual espero que sea pronto. Mientras feliz día para todos independientemente de su sexo.

Carta violeta en la noche

<h3>Carta violeta en la noche</h3>

Mientras el mensajero cabalgaba a toda velocidad pensaba que la noche no era tan oscura como había pensado, una débil luna se adivinaba entre las nubes. Su mensaje era urgente, el rey estaba al borde de la muerte, y era imprescindible que los documentos que portaba llegaran cuanto antes a su destino. No necesitaba nada más para poder atravesar con el espíritu en paz el umbral de la muerte.
Finalmente, el Mensajero llegó a las puertas del convento. Le esperaban. La Reina, como siempre, había recibido noticias de la agonía de su esposo. Desde su separación, siempre se las había arreglado para mantenerse informada acerca de las acciones y decisiones que tomaba el rey. Por alguna razón, tal vez debido a los años que pasaron juntos, entre ellos se había creado un lazo de unión que no pudo romper su alejamiento. Ella presentía en la distancia los problemas a los que el se tenía que enfrentar, como si pudiera leer sus pensamientos. Cuando tenía estas premoniciones acudía a antiguos servidores que seguían fieles a su reina en pago por la bondad que demostró en otros tiempos. Ellos confirmaban sus temores y le narraban como el rey había tomado esta o aquella decisión.
El mensajero fue conducido a los aposentos de su antigua reina, una celda idéntica a las restantes, apenas un camastro, un crucifijo, una pequeña mesa para escribir pegada a un poyete de la pared que hacia las veces de silla y un reclinatorio para las oraciones. En un rincón había un aguamanil y un ventanuco que ahora en la noche apenas filtraba alguna luz. Al verse en presencia de la que fue se reina se postró ante ella, besando sus manos. Entre ellos no medió ninguna palabra, le extendió el pergamino que el rey escribió de su propia mano, antes de que las fuerzas parecieran abandonarle para siempre.
Ella cogió con devoción el rollo, y con toda parsimonia, sabiendo en el fondo de su corazón que aquel era el mensaje que estuvo esperando durante veinticinco años, se sentó sobre la cama y despidió al mensajero con un gesto de su mano. Cuando hubo salido este y ya estaba a solas, desenrolló el pergamino y comenzó a leer con un profundo suspiro.

"A Su Majestad Lady Ginebra, mi esposa, mi vida:

Han pasado demasiados años. Quizás demasiados como para que recibas este mensaje, o quizás no. Mi mente y mis sueños han acudido a ti durante todo este tiempo, deseando que tú llegaras a ellos, que volvieras en ellos, galopando en el estribo del perdón, pero el rencor....
Me muero, Milady. Mi enfermedad comenzó el mismo día que te vi partir, pero apenas hace un par de horas que he descubierto la causa de mi mal. Merlín ni siquiera supo verlo. Y mi hermana, durante todos estos años, qué ironía, me estuvo advirtiendo. Solía decirme:"Tu salud sólo podrás recuperarla si se cierra la lanzada de la traición que cometieron contra ti. Pero tú sabes que esa herida la has provocado tú. Por lo tanto, no podrá cerrarse nunca, y morirás por ella, porque siempre irá fluyendo tu vida a través de esa llaga abierta".
Y ahora lo entiendo; tú siempre decías que en esta o en otra vida, volveríamos a encontrarnos, y entonces sería tuyo para siempre. Pero yo nunca quise creerte. Yo te quería en esta vida para siempre, no me importaba que hubiera otros mundos, otras vidas, en las que pudiéramos recuperar el tiempo y el espacio perdidos.
Y ahora... aquí me tienes, postrado en este lecho. Quise morir en el mismo jergón donde tantas veces nos amamos, por ver si ante las puertas de la muerte, la fuerza del respeto, del cariño y del arrepentimiento te traían a mí. Pero no has venido, mi Reina, mi Señora, mi Vida...
Probablemente sea el precio que tenga que pagar, después de todo. Yo te empujé al olvido, donde no quería que fueras; y cuanto más te empujaba lejos de mí, más cerca te sentía. Intenté reunir mis fuerzas exiguas para ofrecer a mi reino el esplendor que merecía, y en el fondo, lo único que trataba era de poner a tus pies mis éxitos, con la esperanza de que un día volvieras a llamar a mi puerta, volvieras a ocupar este lecho que tantas veces se llenó de tu presencia en mis sueños.
Pero no volviste. Sin saberlo, el guardián de mi puerta era el guardián de mi rencor. Tus últimas palabras se grabaron a fuego en las paredes del palacio "Yo no necesito estar en el mismo castillo que tú, que ninguno de tus cortesanos. Hay un corazón que late por mí ahí fuera. Lo encontraré."
Nunca supe a ciencia cierta si quería que lo encontraras o no, pero ahora sé que, lo hayas encontrado o no, tu mente y tu mirada vuelven a mí. Sé que nunca fui digno de merecer ni uno solo de los latidos de tu corazón, sé que merecías algo más que el desprecio que te ofrecí cuando te marchaste.
Las fuerzas me fallan, amor mío... apenas puedo sostener la pluma.
Enviaré a un mensajero a que lleve esta carta a tu retiro. Sir Galahad se ofreció voluntario durante todos estos años para traerte de vuelta, pero yo se lo impedí. No habría sabido encontrar las palabras para pedirte perdón.
Mi corazón siempre fue tuyo, Lady Ginebra. Vuelve a por él. Ruego al Señor que se cumpla tu ofrenda de que en otra vida nos encontraremos. Dejo mi despecho y mis celos en ésta, así que espero morir con la dignidad suficiente para entrar en la otra vida limpio de todos mis pecados contra ti, de todas las ofensas contra mí, para poder encontrarte, y ser tuyo para siempre.
Con todo mi amor.

Arturo, rey de Camelot, reino sin reina, paz sin descanso"

En esta noche, esta soy

<h3>En esta noche, esta soy</h3>

SIENDO

Tú sabes
que estoy aquí a la altura
de tu boca,
a lo largo y a lo ancho de tu nervadura.
Aguzada a tu rumbo, y siempre estando,
y siempre siendo,
y siempre anticipándome a tu búsqueda,
liberada y sujeta
cosa tuya.
Tú sabes;
has medido la distancia,
que podrías tocarme con tu idea,
y empapar mi ternura
con tu lágrima.
Que resuenas
en el ámbito líquido
del golpe,
y que lates conmigo gota a gota.
Que te extiendes mas allá del contorno
de mi vida,
contenida
en el tiempo de tu órbita.
Tú sabes
que me guardas
limitado mi mar a tus orillas,
evidencia
que bebes y que mojas
y que tiembla en mi espuma
a tu caricia.
Tú sabes todo.
Razonas mi emoción como un teorema.
Yo fluyo solamente,
sin ideas,
estoy aquí a la altura
de tu boca,
a lo largo, a lo ancho
de tu nervadura,
siendo,
nada mas que siendo,
tuya.

Matilde Alba Swan

El chico maravilloso

<h3>El chico maravilloso</h3>

Normalmente cuando se describe este cuadro,"La muerte de Chatterton" de Henry Wallis se mencionan dos símbolos: la vela extinguida sobre la mesita, y la flor cuyo pétalo ha caído. Ambos aluden a la muerte prematura del poeta. Se pasa por alto la ventana que da luz sobre la escena, ventana de una buhardilla a medio abrir sobre los tejados de Londres. A los diecisiete años, Thomas Chatterton se ha quitado la vida. De su mano rueda la botella de arsénico que ha bebido, podemos notar el olor de almendras amargas, ver los trozos de papel de sus versos que yacen en el piso. El pintor Wallis ha querido que la ventana quedara abierta para llenar de frío una habitación helada por la muerte.
Thomas Chatterton (1752 - 1770) persiguió en vida el renombre y lo obtuvo, pero sólo alcanzó un éxito oblicuo y murió condenado al rumor. Chatterton encarna, la figura del buscador de prestigio o cazador de fortuna literario, dice su leyenda negra que fue un joven poeta que quiso encaramarse a la gloria, y fue rechazado en el medio literario por su reputación de falsificador. Era un imitador dotado y también un autor fecundo. A los 11 años había falsificado en unos pergaminos antiguos documentos literarios supuestamente escritos en el siglo XV por un monje medieval de nombre Thomas Rowley. Chatterton procedió a solicitud de William Barrett, un anticuario de Bristol que conocía sus habilidades y le propuso confeccionar poemas antiguos que él certificaría como auténticos. Esos poemas se hicieron rápidamente célebres bajo el nombre de "The Rowley Sequences" que, se decía, revelaban a un poeta de la estirpe de Geoffrey Chaucer. Precisamente en él había fundado Chatterton sus imitaciones. Una vez descubierto el fraude, el poeta abandonó Bristol y viajó a Londres, donde probó fortuna como escritor de parodias, canciones y poesía de ocasión en periódicos y revistas durante algunos meses, buscando un patrocinio que le diera los medios de vida que, finalmente, no consiguió. Pronto se halló endeudado y en la miseria. Sin esperanza de éxito, se quitó la vida meses antes de cumplir los dieciocho años, en una buhardilla de pensión, como quiere evocarlo Henry Wallis en el ó1eo que pintara 85 años más tarde.
La leyenda negra lo llamó impostor. Será una generación posterior, la de Coleridge, Wordsworth y Keats, la que habrá de rescatar su fama para glorificarlo en la leyenda dorada de genio incomprendido. Wordsworth, quien nació el mismo año en que aquel se quitara la vida, lo nombrará prodigio, "The marvelous boy".
Esa ventana que se abre al rumor de Londres podría significar que el nombre de Chatterton irá de boca en boca, como realmente ocurrió después. Esa ventana de edificio reabre la alegoría arquitectónica de la Fama, imaginada por Ovidio: un sonoro palacio de bronce con mil aberturas por las que penetran todas las voces del mundo y salen amplificadas (Metamorfosis, XII). La ventana se abre como un libro, y el propio formato del cuadro aparenta un libro abierto de par en par. El retrato exánime que pintó Wallis fue por sustitución. El modelo fue George Meredith, quien posó para inmortalizar a Chatterton.
Si consultáramos su nombre en una enciclopedia, lugar a donde se retiran los muertos, o mejor dicho a donde se ventilan los muertos, auténticos palacios de la fama de innumerables entradas y salidas, si, como decía, después de consultar el artículo "Chatterton" en la enciclopedia Larousse uno baja un poco más sus ojos, tras chattisgarhï y chatungo, a, se encontrará con una sorpresa que sólo el azar puede dar, le sigue Geoffrey Chaucer...

Don Quijote y la zingarella

<h3>Don Quijote y la zingarella</h3>

El cuaderno cambia de manos en esta hoja suelta, más suelta que nunca. Le voy a ceder mi voz escrita a un amigo. Hace algún tiempo, cuando nos unieron más lazos que la simple amistad, le insistía en que escribiera y, después de un tiempo de silencios entre nosotros y recuperando una parte de aquello que nos unía, vuelvo a recordarle lo bien que junta las palabras y sobre todo, lo bien que une y cose los versos. Me cuenta que tiene proyectos para publicar (y yo le digo "En serio, deberías hacerlo") y aprovechando que le enseño mi cuaderno, le pido que me deje poner aquí uno de sus últimos poemas. Me tiene cariño, alguna debilidad le debe de quedar de los versos compartidos en el pasado (y nunca mejor traída esta frase, nos conocimos componiendo un soneto a dos manos, él escribió los versos impares y yo los pares), porque sólo me pide que oculte su identidad y le de nuevo bautismo con un seudónimo. Me ha costado encontrar uno, pero creo que he dado con el. Me acuerdo del vate ciego y vidente de Valle-Inclán, Max Estrella, me gusta, él ni siquiera sabe que este es el nombre elegido, así que, la zingarella espera haber acertado.

El fin del principio

No llueve.


El sol no sale por el Este,

no te quiero.

Han dejado de flotar

todos los barcos

y los aviones

se han posado

para nunca volver

a despegar.

No crecen los árboles,

ni las flores,

ni los chiquillos.

El viento ya no trae

consigo papeles, tierra,

aroma alguno.

Y menos aún se pone el sol

por el Oeste.

Max Estrella


Tres frases crípticas

<h3>Tres frases crípticas</h3>

Recibo un encargo de Fanshawe y, aunque me pareció difícil al principio, un día despues me parece casi imposible. He acudido a amigos y familiares y me doy cuenta de lo poco que me conozco (pese a que en alguna frase diga lo contrario). Despues de darle vueltas, gracias a mi cerebro y los de los aledaños, consigo tres de mis frases más típicas, eso si, no sé si crípticas:

"En serio, deberías hacerlo"

(Prueba de mi infinito afán de mangoneo, a cualquier proyecto que me presenten los amigos e incluso los conocidos, aunque no sea proyecto sino una mera información sobre posibilidades, mi respuesta es siempre esta o parecida. Esto me demuestra que también debería de aplicarme yo el dicho, se ve que el hecho de que los demás corran con el riesgo no me supone ningún impedimento, tratándose de mi, es otro cantar...)

"Si, si, si, si, si,..."

(Respuesta afirmativa elevada a la enésima potencia. No me vale un único adverbio afirmativo, que quede claro que es que si. Por cierto, nunca es no, no, no, no)

"En este momento de mi vida creo que ..."

(Utilizo el "creo", pero claramente sobra, estoy segura de la segunda parte que acompañe a esta frase, la uso pensando en lo que he vivido y en que tengo la experiencia suficiente para poder afirmar lo que sea, lo que no deja de ser curioso, ya que esta misma "coletilla" la utilizaba cuando tenía 20 años, momento en el que me creía a pies juntillas que mi experiencia de la vida era insuperable... Sigo igual de ignorante)

Ahora os toca a vosotros ¿qué tres frases crípticas os definen?

Oh, I'm a lumberjack...

Hace unos días estuve con mis hijas en el Museo Thyssen-Bonermisza participando de una actividad que programan, “Visitas – Taller para familias”. Esta actividad se compone de varios itinerarios en los que los niños descubren como mirar un cuadro y los padres participan en un segundo plano.

Cada visita tiene una duración aproximada de tres horas, la primera hora y media se hace un recorrido ante 4 o 5 cuadros elegidos en función de la temática de la visita, con un monitor que va implicando a los niños para que estos hablen y digan lo que ven y a partir de ahí desarrollen su mirada sobre la obra. La segunda parte de la visita consiste en un taller donde se realiza una “obra de arte” por parte de los niños y también de los padres que quieren probar sus dotes artísticas.

Personalmente la aventura me ha resultado muy enriquecedora y ya he hecho dos recorridos y los que quedan en los próximos fines de semana. Los niños salen encantados y los adultos aprendemos a mirar con sus ojos, a través de su mirada.

Después de esta pequeña introducción voy a hacer la prueba con vosotros. He escogido una de las obras del itinerario y sólo hay una condición, ¡no me hagáis trampas!



Este es el cuadro, la primera pregunta es ¿qué ves?

Estoy segura de que muchos de vosotros habréis acertado pero para los que no han vislumbrado que se oculta, una pista: ¿Os acordáis del juego de unir puntos numerados? Pues eso es, en esencia, lo que hay que hacer para descubrir lo que el pintor nos muestra.

Si aun no termináis de verlo claro, una pequeña ayuda.

A partir de aquí la visita se desarrollaba en términos de que color es la camisa, el pelo, que hace, pero estas preguntas son demasiado sencillas para vosotros. Así que os plantearé una que me pareció muy intrigante y que curiosamente uno de los niños de no más de 9 años acertó (reconozco que yo no). El nombre de la obra es “Leñador” de Bart van der Lek.

Este autor perteneció al movimiento “De Stijl” (“El Estilo”), fundado en Holanda en 1.917 por Theo van Doesburg, al que también se unieron artistas como Mondrian o J. J. P. Oud. En sus objetivos publicados en la revista que los aglutinó se recogen dos prefacios y tres manifiestos. En el primer prefacio establecen como objetivo fundamental de la revista contribuir al desarrollo de un nuevo sentido estético, un nuevo estilo que se basa en la observación de las relaciones entre las tendencias y los medios de expresión. En el Prefacio II recogen “El fin de la naturaleza es el hombre. El fin del hombre es el estilo”.En el primer manifiesto exponen la existencia de una nueva conciencia del tiempo que es equilibrada entre lo universal y lo individual. En el segundo manifiesto expresan su concepción de la literatura con ideas como “La palabra ha muerto” o “La palabra es impotente”. Y por último en el tercer manifiesto la creación de un mundo nuevo en base a una fuerza espiritual que le dará cohesión.

Lek realiza sus obras partiendo de rayas, cuadros y líneas coloreadas. Depura las formas hasta llegar a sus componentes fundamentales líneas, planos y cubos y estructura el cuadro a base de una armonía entre las líneas y las masas coloreadas de forma rectangular y verticales, horizontales o formando ángulos rectos.

Después de este pequeño apunte sobre el neoplasticismo, la pregunta, ¿Por qué el cuadro se titula “Leñador” y no “Leñadores”?

 

No sé más que ahorrar una palabra, placer (PRB IV)

<h3>No sé más que ahorrar una palabra, placer (PRB IV)</h3>

"Laus Veneris" - Edward Burne-Jones

"Asleep or waking is it? for her neck,
Kissed over close, wears yet a purple speck
Wherein the pained blood falters and goes out;
Soft, and stung softly—fairer for a fleck.

But though my lips shut sucking on the place,
There is no vein at work upon her face;
Her eyelids are so peaceable, no doubt
Deep sleep has warmed her blood through all its ways.

Lo, this is she that was the world’s delight;
The old grey years were parcels of her might;
The strewings of the ways wherein she trod
Were the twain seasons of the day and night.

Lo, she was thus when her clear limbs enticed
All lips that now grow sad with kissing Christ,
Stained with blood fallen from the feet of God,
The feet and hands whereat our souls were priced.

Alas, Lord, surely thou art great and fair.
But lo her wonderfully woven hair!
And thou didst heal us with thy piteous kiss;
But see now, Lord; her mouth is lovelier.

She is right fair; what hath she done to thee?
Nay, fair Lord Christ, lift up thine eyes and see;
Had now thy mother such a lip—like this?
Thou knowest how sweet a thing it is to me. "

"Laus Veneris" - Algernon Charles Swinburne (Traducción )

Intermezzo

<h3>Intermezzo</h3>

No, no voy a contaros nada de música, ni siquiera sobre la bellisima película de Gregory Ratoff donde aquella sueca nacida para enamorar a la cámara y el Howard, abandonaban todo por amor (comprobado mi inalterable romanticismo merecería una hoja del cuaderno dedicada en exclusiva). Despues de la tempestad viene la calma. Recojo los destrozos de la caida del servidor de blogia y supongo (porque no he recibido ninguna comunicación que me diga lo contrario) que debo dar por perdidas las dos últimas anotaciones. Aunque soy desorganizada por naturaleza creo que sigo teniendo por ahí las copias de los destrozos y a una, que es muy curiosa con lo que quiere, le gustaría añadirlas al cuaderno. Sólo me surge una duda, también tengo los comentarios recogidos en el correo y me gustaría añadirlos a las anotaciones (casi siempre los comentarios son mejores que los post). Si para alguno de los que amablemente dejais vuestras palabras en este cuaderno supone un problema por favor decirmelo, si no es así el lunes o el martes colgaré las pérdidas de la forma más aproximada que recuerde a su original.

Mientras tanto un fuerte abrazo para todos y aquí seguiré haciendo el camino sobre el alambre, la pértiga dispuesta y, como siempre, sin red.

“Hay dos clases de personas. Los que viven, juegan y mueren.
Y los que se mantienen en equilibrio en la arista de la vida.
Los actores. Y los funámbulos.”
Maxence Fermine - “Nieve”

To hear, to see, to feel and to possess

<h3>To hear, to see, to feel and to possess</h3>

Theodoros P. Vryzakis, L'Arrivée de Lord Byron à Missolonghi.

En la pista del circo uno de mis grandes mitos, George Gordon Byron, Lord Byron, y me resulta un personaje tan cercano por conocido y admirado que para no aburriros me veo obligada a escoger alguna de sus espléndidas y múltiples vidas. He elegido la última, la que le lleva hacia su destino fatal.
A principios del siglo XIX Grecia, sometida a Turquía desde el siglo XV, se subleva contra los ocupantes de su territorio. En 1.822 los turcos sofocaron la revuelta con la matanza de los habitantes de de la isla de Quíos, hecho que conmovió a la opinión pública europea debido en gran parte al lienzo que sobre ella realizo Eugène Delacroix, "La matanza de Quíos".En Inglaterra se organiza un comité de apoyo a los griegos. Byron, rebelde, extravagante, aventurero, con 35 años se embarca en la aventura de viajar a Grecia para defender la causa de los griegos. Con anterioridad, en 1.821, ya había participado en el movimiento carbonario, una sociedad secreta surgida en Nápoles durante la ocupación francesa que buscaba el fomento de las ideas liberales. Es probable que en esta decisión de Byron influyera tanto su amor por la cultura griega, como cuna de nuestra civilización, como sus ansias de exhibicionismo.
Así en 1.823 Byron partió de Génova a bordo del buque Hércules que le llevó a Cefalonia. Una vez allí el poeta se ve defraudado por lo que observa. Existen diversas facciones internas enfrentadas por distintos intereses, ya fueran políticos o económicos. A los dos grandes grupos que existían, el militar o democrático que defendía los intereses del pueblo llano y el civil o aristocrático que representaba a los ricos propietarios y nobles, se unían diferentes camarillas internas en cada uno de ellos, preocupados más por luchar entre ellos que contra los turcos. Sin embargo Byron siguió apoyando la independencia griega no sólo con su defensa en foros internacionales sino inclusive de sus propios fondos económicos.
A principios de 1.824 Byron se embarca rumbo a Messolonghi. Allí el príncipe Alexander Mavrocordatos, líder del grupo civil, le da a Byron la comandancia de un grupo de soldados mercenarios, los suliotas, tribu albanesa (tal vez de aquí arranque el retrato de Thomas Phillips, en el que aparece Byron con traje albanés). De esta manera nuestro poeta se sentía feliz y útil, estaba participando activamente en la liberación de su querida Grecia, como hombre de acción y no desde las páginas de un libro. Eso no le restó tiempo para que allí, en Messolonghi escribiera uno de sus poemas más célebres el día que cumplía 36 años, clara premonición de su futuro.

On This Day I Complete My Thirty-Sixth Year

'Tis time the heart should be unmoved,
Since others it hath ceased to move:
Yet, though I cannot be beloved,
Still let me love!

My days are in the yellow leaf;
The flowers and fruits of love are gone;
The worm, the canker, and the grief
Are mine alone!

The fire that on my bosom preys
Is lone as some volcanic isle;
No torch is kindled at its blaze--
A funeral pile.

The hope, the fear, the jealous care,
The exalted portion of the pain
And power of love, I cannot share,
But wear the chain.

But 'tis not thus--and 'tis not here--
Such thoughts should shake my soul nor now,
Where glory decks the hero's bier,
Or binds his brow.

The sword, the banner, and the field,
Glory and Greece, around me see!
The Spartan, borne upon his shield,
Was not more free.

Awake! (not Greece--she is awake!)
Awake, my spirit! Think through whom
Thy life-blood tracks its parent lake,
And then strike home!

Tread those reviving passions down,
Unworthy manhood!--unto thee
Indifferent should the smile or frown
Of beauty be.

If thou regrett'st thy youth, why live?
The land of honourable death
Is here:--up to the field, and give
Away thy breath!

Seek out--less often sought than found--
A soldier's grave, for thee the best;
Then look around, and choose thy ground,
And take thy rest.

La primavera de 1.824 se presentó lluviosa, y Byron, que amaba montar a caballo, se desesperaba por no poder hacerlo. A mediados de abril, una tarde, sin importarle la lluvia o el frío, sale a cabalgar. Seguramente entonces ya había contraído la malaria en la ciénaga en que esta convertida la ciudad de Messolonghi, pero a esto se une el enfriamiento y los ataques de epilepsia que sufre desde niño. Los médicos, sin la inestimable ayuda de su médico personal, Polidori, que se había suicidado pocos años antes, no se ponen de acuerdo sobre el tratamiento a que someterle. Al final Byron consiente en que le torturen con una sangría de sanguijuelas, remedio de la época para cualquier mal. El 19 de abril tras varias horas de agonía, por la tarde, dice sus últimas palabras: "Ahora quiero dormir".
Aunque su cuerpo primero fue enterrado en la iglesia de Hucknall (cerca de Newstead Abbey) Inglaterra, junto a su madre, y 145 años más tarde fue trasladado a Westminster, al Rincón de los Poetas, su corazón reposa en Messolonghi, para siempre unido a la tierra griega.
Así el joven nacido pobre, cojo, tempranamente huérfano, se convirtió en el mito que toda su vida busco ser, no sólo por medio de sus palabras sino también a través de su concepción de la vida, el héroe romántico por antonomasia, con todos los defectos y las virtudes que arrastraba. Me fascina Byron porque es imperfecto, un héroe, el amado por los dioses, pero tan humano gracias a sus fallos, a sus carencias, a sus sombras, como cualquiera de nosotros, amado por los hombres.

El virus literario

Me hace ilusión, que queréis que os diga, mi primer “meme” y ¡encima es literario! El estupendo narrador de historias Charles me manda una invitación, y la abro y desato como si fuera un regalo en una caja con lazo rojo.

El “meme” en cuestión consiste en:

“reproducir el quinto párrafo de la página 123 del libro que esté leyendo en este momento”

Y bien que lo siento por vosotros… el libro que estoy leyendo andaba de estante en estante desde tiempo inmemorial, esperando la ocasión propicia (que cuando se trata de horror nunca nos llega). Pero con el nuevo año le di la oportunidad de dejar de mirarme acusadoramente desde una de las librerías. Normalmente compagino más de un libro pero en este caso he dejado aparcadas mis costumbres, creo que le debo una visita en solitario y con total atención.


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“Archipiélago Gulag” de Alexandr Solzhenitsyn, que, como era de esperar, me esta resultando duro y cruel, pero la toma de contacto con la realidad vivida por otros seres humanos es necesaria en muchas ocasiones para darnos cuenta del valor de nuestra pequeña vida.

No quiero extenderme sobre el libro (sobre todo porque no lo he terminado), y os transcribo una parte del párrafo primero, en esa página en concreto sólo hay dos párrafos, así que me tomo la licencia de escoger unas frases del párrafo más extenso:

“Aquel Diario era la expresión de mis pretensiones de escritor. Yo no confiaba en la fuerza de nuestra asombrosa memoria, y durante la guerra procuraba anotar todo cuanto veía –aunque esto no era lo más grave- y todo cuanto oía decir a la gente. Pero las opiniones y relatos, tan naturales en la primera línea de fuego, aquí en la retaguardia, adquirían un matiz rebelde y olían a húmeda cárcel para mis compañeros del frente. Y para que al juez de instrucción no le diera por sudar la gota gorda ante mi Diario de guerra, ni extrajera de él un filón que pudiese perjudicar a la libre tribu del frente, me arrepentía sólo lo necesario, y empezaba a ver claramente mis desviaciones políticas hasta donde hacia falta hacerlo. Estaba ya agotado de caminar por el filo del cuchillo, hasta que vi. que, afortunadamente, no traían a nadie para carearlo conmigo; hasta que, al cuarto mes, todos los cuadernos de mi Diario de guerra fueron arrojados a las infernales fauces de la estufa de la Lubianka. Con ello desaparecía otra novela en Rusia, para convertirse en doradas espinas, mientras de la chimenea más alta salían volando negras mariposas de hollín.”

Y haciendo caso a la tarea de envolver el regalo y mandarlo a otros pobres incautos, intento encontrar a cinco compañeros de este mundo bloguero que me lean:

La Gata Vagabunda, C.Martín, Jafatron (que parece que ha vuelto a pasear por este mundo cibernético), Fanshawe y la chica del trapecio. ¡Ahí os queda eso!