Enredada
La semana pasada escuché una entrevista de Andreu Buenafuente a Eduard Punset con motivo de la publicación del nuevo libro de este último, "El viaje al amor". Me quede cautivada por las palabras de Punset y por sus silencios. Además de sus comentarios sobre el amor y la realidad o irrealidad de este, me impactó una frase que más o menos (menos que más seguramente, mi memoria es desastrosa) venía a decir que lo que diferencia al hombre del animal es la metáfora, la capacidad de creación y comprensión de metáforas. Después he comprobado que esta idea es recogida por Punset de la conversación que mantuvo en su programa "Redes" con el arqueólogo británico Steven John Mithen, este mantiene que "esta capacidad de relacionar, la capacidad para la metáfora, nos da un potencial formidable para las artes y las ciencias." Continua diciendo Mithen que "si observamos un largo periodo de tiempo de la cultura humana de los Australopitecos, hace 3 o 4 millones de años, y hasta nuestros días, podemos ver dos grandes transiciones. Una es el origen de la mente moderna, hace entre 60 y 150.000 años, es cuando se desarrolla esta capacidad para la metáfora y la creatividad. Y el otro cambio clave se produjo hace 10.000 años, con el origen de la agricultura."
Esa metáfora de la que hablan para mi entronca directamente con la poesía y con la capacidad del hombre de "hacerse poético", de transcenderse. Seguro que el que haya resistido hasta aquí leyendo se preguntará a donde quiero llegar, es fácil, últimamente me rodea demasiada impostura y fingimiento, máscaras que ocultan verdades y realidades, sin embargo, por azar, hoy mismo leo a mis jardineros preferidos y me reconcilio con mi sentimentalismo trasnochado, deshecho la idea de cerrar este cuaderno y abrir otro donde verter la mala uva, el cinismo y la frialdad. Al fin y al cabo todos escribimos para que nos lean, si sólo quisiéramos dar salida a lo que nos corre por la cabeza dejaríamos descansar cientos de palabras y frases en nuestros ordenadores o en las hojas de los cuadernos. El socorrido "yo escribo para mi mismo" no cuela, estamos llevados por un afán exhibicionista, por una inquietud de compartir y comunicar. Por eso este cuaderno se me hacia cuesta arriba, si no hay nadie al otro lado no tiene mucho sentido, de hecho durante este tiempo he seguido escribiendo en el disco duro de mi pc, entonces sí que sólo como vía de escape. Y de repente me encuentro con emociones de las que entiendo, de las que disfruto y comparto, sin farsas ni teatros, y pienso que aún merece la pena seguir.
"El viaje al amor" merecería otra anotación pero a la espera de que algún día me ponga a escribirla os recomiendo que paséis por la web de libro y empleéis parte de vuestro tiempo en rellenar el test, seguramente alguno de vosotros se sorprenderá, no es oro todo lo que reluce y la distancia entre un si y un no es tan delgada como el alambre de la funámbula.
Por último el poeta más sentimental que conozco, Pessoa:
Ah quanta melancolia!
Quanta, quanta solidão!
Aquela alma, que vazia,
Que sinto inútil e fria
Dentro do meu coração!
Que angústia desesperada!
Que mágoa que sabe a fim!
Se a nau foi abandonada,
E o cego caiu na estrada -
Deixai-os, que é tudo assim.
Sem sossego, sem sossego,
Nenhum momento de meu
Onde for que a alma emprego -
Na estrada morreu o cego
A nau desapareceu.