Y quedarme sorda...
No sé si alguna vez habéis pasado por la labor de cambiar de trabajo después de ocho largos años, pero puedo aseguraros que es una especie de tortura refinada. En primer lugar tienes que dar el paso decisivo, una especie de salto al vacío sin red, porque en cierto modo así me sentí yo cuando decidí que era hora de cambiar las vistas de mi despacho. Me parecía que el abismo se abría bajo mis pies, pero ¿dónde iba yo con los treinta bien pasados, mujer y dos hijas en el haber? Mejor haría en quedarme con las posaderas bien aposentadas en mi silla y dejarme de desvaríos juveniles. Tras debatirme unos días entre hacerlo o no (digo días cuando en realidad han sido meses), cogí la pértiga de funámbula y me dije: “Adelante, vamos al alambre”.
El segundo momento es también conflictivo. Hacer el currículum. El último que tenía debió de morir en algún cambio de ordenador, olvidado entre los datos del disco duro fallecido (no cambio de pc salvo fallecimiento, en este tema reconozco que estoy chapada a la antigua, mi ordenador y yo formamos un matrimonio bien avenido y soy fiel hasta la muerte que es lo único que puede separarnos). ¿Habéis intentado recordar en que año acabasteis vuestros estudios? ¿O aquel trabajo que duró dos años en cuales se inscribe concretamente? Por supuesto mejor ni hablar de los famosos cursos y seminarios que rellenaban en tiempos el currículum. Agotador.
Una vez provista de un apañado medio de darme a conocer, me doy de alta en una página web de empleo. En ese momento caigo en una locura transitoria y, como una vez metidos todos los datos del famoso currículo en dicha web, con un simple clic de ratón envías tu solicitud a la oferta de empleo, me dedico a “clickear” hacia cualquier oferta de trabajo que se adapte minimamente a mi perfil.
Como resultado de esa pasión clickeadora durante unas semanas acudí a entrevistas de trabajo en las que me pagaban peor que en mi puesto de trabajo actual y encima el horario laboral era más largo. Claro que de eso me enteraba cuando ya estaba allí y el/la entrevistador/a me miraba con cara de espanto después de preguntarme en que banda salarial me incluía.
En cualquier caso el resultado ha sido positivo. Cambio de trabajo, debería de decir de lugar de trabajo, ya que el trabajo que realizaré será básicamente el mismo, pero mejor remunerado y con más posibilidades de desarrollo profesional (esto último queda bien, pero lo importante es lo primero, seguro).
Y ahora queda lo peor, cerrar miles de temas pendientes. Nada de llegar quince días antes y soltarle al jefe que sepas que me voy el 29, y no vuelvo. No, no, no. El fastidioso sentido de la responsabilidad me grita al oído y no hay forma de acallarlo. Y por culpa de mi fino oído así ando, desbordada y pensando dos cosas:
“No voy a tener vacaciones. ¿qué imbécil opta por cambiar de trabajo en el mes de julio antes de coger las vacaciones?”
“En el mes de julio, aprovechando que en mi nuevo centro de trabajo hay jornada intensiva, tendré que ir a mi antiguo trabajo todas las tardes para acabar el p… trimestre y el p… Impuesto de Sociedades y las p… Cuentas Anuales.”
Si no me veis ya sabéis donde estoy, intentando provocarme una sordera…
16 comentarios
Oscuridad -
Un abrazo y un beso deseándote suerte. Y si en ves de estar sorda, prefieres hablar con alguien, aquí estoy...
itoitz -
suerte en tu periplo.
samwise -
Y si no es suficiente, ayudan los seres cercanos como familia, amigos y conocidos. Y el psicólogo, y el peluquero. Y la tila, y la valeriana. Y el alprazolam y el citalopram. Y mucho más.
Y si todo ello no es suficiente, abrir el blog y ver el afecto de los cercanos y los lejanos, conocidos y desconocidos que se aproximan a tu ser y tus circunstancias desde sus muy diferentes visiones para solidarizarse y apoyarte... Eso debería darte moral para, una vez se apaga la pantalla, volver a la brecha una vez más.
Recibe la simpatía de alguien que acaba de cambiar de trabajo, esperando que sea para bien. Soy un andaluz gaditano mudado a Castilla La Mancha desde Canarias tras "sólo" siete añitos de nada en aquella tierra, a la que llegué recién casado y con poco más que una mano delante y una detrás. Y ahora regresé a Península sin saber cómo irían de verdad las cosas, con un hijo de cuatro años e intentando vender una hipoteca, quiero decir, una casa que no sé porqué no se deja...(actividad ésta divertida hoy día con la alerta mediático-gubernamental de la crisis de la vivienda y los tipos de interés en aumento).
Recuerda a Han Solo en "La guerra de las galaxias": "...No te preocupes, la nave aguantará" [y por los bajini]"Eso espero, que aguante".
la vida soñada de los ángeles -
de los ángeles
la vida soñada de los -
Abraxo.
Javier Luján -
Mucha suerte en tu nuevo trabajo y que la sordera avance a un ritmo deseado.
Un beso, Lady.
Gregorio Verdugo -
Besos.
Salamandra -
Suerte y paciencia para el cambio.
Vere -
peggy -
anarkasis -
Piensa que si no te retuvieron con el talonario es que no te estiman mínimamente.
Piensa que es una hora menos de disfrutar de tus hijos y el reloj de tu vida no es infinito.
Piensa que hay gente que sufre variaciones emocionales si no lee tus post..
etc, etc.
Que les den morcillas,
Suerte Lady en tu nuevo trabajo, aunque no te hace falta.
Jafatron -
Pues nada, suerte y al toro, y si te agobias mucho, aunque sea poco ético aplícate eso de "maricón el último" y te vas a la playa a curar las heridas morales.
Besos
Vailima -
que te vaya bien y no intenten pensar en todo a la vez que no da buenos resultados. Con calma y pasito a pasito.
un besazo
Oído al pasar -
gatavagabunda -
Ánimo y suerte en la nueva aventura, Lady. Quedarse sin vacaciones es una auténtica lástima, pero... ¿has visto la cara que tienes cuando sonríes? :)
el brujo don carlos -
Espero que te vaya muy bien y que el blog siga su rumbo.