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La funámbula

Allí donde los libros son apenas mercado de la desolación

<h3>Allí donde los libros son apenas mercado de la desolación</h3>

Estoy leyendo la última novela de Manuel Rivas, "Los libros arden mal", y me ha sacudido el recuerdo de algún espectáculo vergonzante para el ser humano. Como este.
La tarde del 10 de mayo de 1.933 en Unter den Linden, frente a la universidad de Berlín y en otras ciudades, como Bonn, Frankfurt, Bremen, Hannover, se prendieron enormes hogueras, siendo arrojados a las llamas por los propios estudiantes en su gran mayoría, los libros rechazados por el nazismo. Aquella noche fueron quemadas obras de alemanes como Thomas Mann, Albert Einstein y Erich Maria Remarque, de extranjeros como H. G. Wells, Jack London, Sigmund Freud, Emile Zola y Marcel Proust. Todos estaban incluidos, filósofos, científicos, poetas, escritores. Sus nombres pasaron a integrar las "listas negras". Muchos de ellos fueron asesinados, arrestados o enviados al exilio.
La operación había sido coordinada por el ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels. El propio Sigmund Freud, cuyos libros se encontraban entre los seleccionados para ser destruidos, comentó irónicamente a un periodista que en realidad semejante fenómeno era un avance en la historia humana, "en la Edad Media, ellos me habrían quemado", afirmó.

La quema de libros fue un acto simbólico: el comienzo de la persecución y la expulsión de científicos e intelectuales de Alemania.
Esa noche, los enfervorecidos jóvenes entonaban cantos patrióticos y al final de cada estrofa daban pasto a las llamas con grandes obras, utilizando frases como estas:

"Contra la clase materialista y utilitaria. Por una comunidad de Pueblo y una forma ideal de vida.
Marx, Kautsky.
Contra la decadencia misma y la decadencia moral. Por la disciplina, por la decencia en la familia y en la propiedad.
Heinrich Mann, Ernst Glaeser, E. Kaestner
Contra el pensamiento sin principios y la política desleal. Por la dedicación al Pueblo y al Estado.
F. W. Foerster.
Contra el desmenuzamiento del alma y el exceso de énfasis en los instintos sexuales. Por la nobleza del alma humana.
Escuela de Freud.
Contra la distorsión de nuestra historia y la disminución de las grandes figuras históricas. Por el respeto a nuestro pasado.
Emil Ludwig, Werner Hegemann.
Contra los periodistas judíos demócratas, enemigos del Pueblo. Por una cooperación responsable para reconstruir la nación.
Theodor Wolff, Georg Bernhard.
Contra la deslealtad literaria perpetrada contra los soldados de la Guerra Mundial. Por la educación de la nación en el espíritu del poder militar.
E. M. Remarque
Contra la arrogancia que arruina el idioma alemán. Por la conservación de la más preciosa pertenencia del Pueblo.
Alfred Kerr.
Contra la impudicia y la presunción. Por el respeto y la reverencia debida a la eterna mentalidad alemana.
Tucholsky, Ossietzky"

Si esto nos parece horripilante, tampoco tenemos que irnos tan atrás en el tiempo, en 1.992, la Biblioteca Nacional de Bosnia y Herzegovina, en Sarajevo, que había sido abierta en 1896, fue bombardeada por orden del general serbio Ratko Mladic con obuses incendiarios. La biblioteca conservaba casi dos millones de volúmenes y 155.000 obras raras. Pocos ejemplares pudieron ser salvados.

Hoy, en la misma plaza de Berlín, una placa con una cita del poeta Heinrich Heine, cuya obra también ardió en aquella pira inmensa, rememora aquel episodio: "Ahí donde queman libros, terminan quemando hombres" ("Dort, wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen" Almanzor - 1.821).

14 comentarios

Juan Cosaco -

Por estas tierras, también tuvimos lo nuestro:
"Uno de los primeros actos organizados por Falange una vez acabada la guerra civil fue una quema pública de libros. En la Universidad Central de Madrid, el 30 de abril de 1939 se celebró lo que se llamaron “auto de fe” para condenar al fuego a los “enemigos de España”, y allí ardieron libros de Sabino Arana, Gorki, Freud, Lamartine, Karl Marx, Rousseau, Voltaire y muchos otros, en una mezcla en la que se quería significar la condena a los liberales, los marxistas, los modernistas, los separatistas y todos los que el franquismo exaltado del momento podía considerar sus enemigos."
Sacado de:
http://paspespuyas.com/comunidad/index.php/c/2005/11/16/franco_y_la_quema_de_libros

Calle lejana -

Como en la novela de Bradbury, donde los lectores se volvieron clandestinos, porque la sociedad se había vuelto una entidad del miedo y todos se habían acostumbrado a éste y a los crímenes..., menos los lectores, esos seres extraños que no renunciaron a leer.

Un salute.

ladydark -

Jafatron leyendo más despacio lo que dices creo que entiendo a que te refieres y te doy la razón, algunas veces nos quedamos en la parte externa de los hechos sin ver lo que verdaderamente nos quiere decir. Andamos discutiendo y lamentándonos sobre libros cuando la barbarie hizo que se perdieran millones de vidas. Gracias por hacerme recapacitar sobre todo esto.

Jafatron -

No es la referencia personal al libro quemado, ni al autor, ni a sus palabras, lo que más me impacta (esto puede dar lástima) sino que me produce miedo ver una escena así pues llegados a este punto de quemar en una plaza miles de libros se percibe la barbarie aflorando en la multitud, una regresión en el hombre civilizado que arrasará todo lo que se interponga en su camino. Llegados a ese punto se huele la masacre y la sangre de los inocentes, ignorantes o no, se mezclará con el olvido al que las llamas condenan a los intelectuales, como tú dices. En fin, que yo no puedo desvincular la quema de libros de lo que en realidad lo provoca y me parece aún más terrible que la pérdida de un ejemplar de cualquier autor, aunque sea el último.

ladydark -

Fans recomendación apuntada, tengo un largo puente por delante, ya te contaré (no me extraña que ese recuerdo de Berlín te impactará, los raros somos así ;))
Jafatron para mi es cierto, no sólo es quemar el libro, en cierto modo es destruir el "alma" de alguien, que arde junto con sus palabras, condenar al olvido y a la inexistencia.

Jafatron -

Los libros, literalmente, arden bien, sobre eso no hay discusión, aunque literariamente son de los peores combustibles que se pueden utilizar. Sin embargo, mientras existan humanos, habrá guerras, incluso no declaradas, y en las guerras siempre hay enemigos, y en la figura del enemigo convive todo aquello que se debe destruir.

Por eso no creo que quemar libros sea algo simbólico pues por el mismo odio acaban en la hoguera libros y personas; es muy humano hacerlo y a la vez muy inhumano presenciarlo.

fanshawe -

En esa Plaza de Berlín la placa está semiescondida. Como semiescondido está el monumento más escalofriante que he visto en mi vida y, raro que soy, lo que más me gustó de la capital alemana. En medio de esa plaza hay un ventanuco sin referencias escritas en medio. Cuando lo miras parece una simple baldosa traslúcida. Desde un ángulo determinado se observa como "dentro" lo que hay son estanterías vacías.

Intentando buscar lo hermoso de todo eso pienso en aquellos que luchan desde la clandestinidad contra los atentados contra la cultura, de cómo, a pesar de todo, hubo quien se jugó la vida para salvar originales, para editar a escondidas, para sacar adelante la literatura a pesar de todo. Pienso en la de años que tardó Bulgákov en publicar sus obras (tanto tardó que había muerto ya cuando eso ocurrió) y, a pesar de todo, sigue siendo una referencia literaria mundial.

Una recomendación, dentro de esa línea: Salvoconducto (Laissez Passer) de Bertrand Tavernier, sobre los cineastas franceses de la resistencia durante la Francia de Vichy en la segunda guerra mundial. Me encantó esa película.

ladydark -

Me parece que me he expresado mal.
Primero la novela de Rivas no tiene nada que ver con la quema de libros, salvo que habla de una de ellas en La Coruña al comienzo de la Guerra Civil, la novela es de personas, de sentimientos y de sus vidas.
Segundo, por supuesto que ha habido quema de libros de toda clase y condición, en el año 213 a.C. en China, por ejemplo, que se da independientemente de ideologías, lo que no obstaculiza para que podamos decir en voz alta que el nazismo lo hizo, primero quemó libros y luego personas. Igual que otros regímenes e igual que otros energúmenos del terror, como ha recordado Herri.

anarkasis -

los quema libros no son ni de derechos ni zurdos, antes del 18 de jilios del 1936 los ilustrados anarkoburros ni te digo lo que quemaron, concretamente en mi pueblo la biblioteca entera, mi padre cuasi-analfabeto salvó uno de los ejemplares del quijote que reconoció pues había aprendido a leer con él encima del burro trasegando agua. lo perdí por accidente ¡lástima lo juro! para mi era memoria histórica, pero de lo pequeño nos podemos ir a lo grande.
Mao, y su revolución cultural, CASI NO ARDIÓ...
Stalin no dejó burgués impreso.
y es que existe una barrera cultural insalvable, en que por mas que insistas en esfuerzo cultural no se aumenta la cultura general en todos, peor aún si insistes en el esfuerzo, se produce el efecto rechazo, No ha habido quizás desde los griegos una zona social mas culta y resplandeciente que Alemania una década antes del nazismo, resultado....tu misma, acabas de escribir sobre ello, parece que los dioses nos nublaran el entendimiento en cuanto nos unimos para ponernos a su altura....,
boyavrirlaneberra, ....
buena noche tengas y ayúdate de otras lecturas

Vere -

Pues lo mismo Lady, que suerte encontrar un libro en el que estés a gusto y que paradógico que pueda ser de temas que te hielan la sangre, buenas noches.

Charles de Batz -

Lo he leído y me ha venido a la cabeza lo mismo que a herri: el nombre es distinto, pero las maneras son las mismas.
Salud

ladydark -

La compré el viernes y estoy en ella gata, son historias que se entrecruzan, personajes que se van hilando unos a otros a través de diferentes acontecimientos y ciudades. El comienzo me esta gustando ya he visitado La Habana a principios de siglo y La Coruña en julio del 36.
Herri, tienes razón, bien cercano en tiempo y espacio ese hecho vergonzante, una pena :(.

Herri -

"¡Wells, Wells, Wells! Me está llenando la casa de tanto humo. Como no me traiga ya la dichosa Biblia la condeno a perpetuidad."
Fdo. El Juez de Oklahoma
Bromas aparte, no hay que irse tan lejos ni en tiempo ni en lugar, mi recuerdo va para esos chicos tan "alegres y combativos" de la kale borrika que quemaron la librería Lagun de Donosti, anuncio del asesinato de su dueño Jose Ramón Rekalde, que afortunadamente les falló por poquito.

gatavagabunda -

Hablar de ciertos acontecimientos históricos que por desgracia siguen en plena vigencia -porque cíclicamente se repiten en diversas partes del mundo- me pone el pelaje de punta. Resulta incomprensible también que siempre que un iluminado decide convertirse en emperador del mundo, cientos y luego miles siguen enfervorizados sus filípicas.

El asunto de la quema de libros da para muchas alusiones literarias... así, a bote pronto, me vienen a la mente Bradbury y Montalbán. Por cierto, ¿y de qué va la última de Rivas?