Mirando el cine
En la Filmoteca Española se exhibe hasta el día 31 de diciembre una preciosa exposición sobre Carteles de cine, "Firmado Mac". En ella se recogen carteles, press-books, programas de mano, estampaciones y clichés dibujados entre los años cincuenta y ochenta por Macario Gómez, Mac.
Mac llega al mundo del cartel al inicio de los años 50. Sus primeras creaciones tendrán lugar en el Estudio Esquema (propiedad de Martí, Clavé y Picó), que firmaban todos sus trabajos bajo las siglas MCP. Macario pronto empezará a deslumbrar a través de sus creaciones para Ivanhoe o Qvo Vadis. Por aquel entonces, el cartel ya ha establecido normas de gran rigidez en su composición. Los mandatos de las distribuidoras no permitían el más mínimo asomo de metáfora en su interpretación. Las normas eran sencillas: rostro o busto de los actores principales, título del filme y algún elemento o referente de la trama a gusto del autor, con limitaciones.
Por fortuna, no todos los cartelistas abordaron la creatividad de sus carteles según las normas convencionales ni con la misma complacencia creativa, y ahí fue donde Mac se mostró como uno de los más transgresores. Fue de los pocos en demostrar una constante rebeldía creativa, llevada siempre hasta sus últimas consecuencias, la misma que le llevó a plasmar muchas de sus creaciones bajo códigos de gran simbolismo, alegorías o metáforas que le acarrearon más de un problema con los responsables de los departamentos de publicidad de las productoras.
Mac, al igual que la gran mayoría de los cartelistas hasta la irrupción del aerógrafo, pintaba con témperas de fácil secado.
Al principio, los carteles se pintaban a cuatro tintas y a tamaño natural (100 x 70 cm.) para ser posteriormente interpretados por un técnico litógrafo que los reproducía a mano por quintuplicado sobre planchas de zinc (cuatro colores y el negro). La llegada de la fotomecánica permitió reducir esta medida a la mitad y utilizar una amplia gama cromática. El resultado final dependía, en cualquier caso, del grosor de la trama y especialmente de la calidad del papel, que no solía ser demasiado buena ya que la finalidad de los anuncios era ser expuestos en columnas publicitarias en la calle.
A finales de los 80 hay un receso en la producción de carteles, es más barato promocionar con fotografías o videos, perdiéndose gran parte de este método casi artesanal.
Desde aquí quería hacer un pequeño homenaje a estos artistas poco conocidos que algunas veces nos regalan verdaderas obras de arte, ligadas a ese mundo maravilloso del cine.
11 comentarios
ladydark -
fanshawe -
Milady... gata... ahora toca recordar a Saul Bass y los creadores de títulos de crédito... ;-)
Jafatron -
Uff.. creo que me he liado yo solo. Estos viernes...
Herri -
Creo que se podría escribir otra historia del cine a través de sus carteles (imagino que ya estará hecha).
En casa de mis padres siguen guardados programas de mano (siempre olvido sisarlos); yo seguí comprando vinilos, aun varios años después de tener reproductor de CDs, por sus portadas.
Mi hijo no descansó hasta poder conseguir un cartel de "Pesadilla antes de Navidad"; esto me dice claramente, como muy bien habéis dicho, que el cartel, aparte de su creatividad o belleza intrínseca, es algo más.
Genial el cartel de El verdugo
¡Y a ver si ya entra esto! Llevo todo el día intentándolo.
ladydark -
Doña Gata pena que los cines "de toda la vida" esten llamados a desaparecer para ser sustituidos por macrosalas que me recuerdan a los hipermercados, yo aun recuerdo el cine club Groucho donde se podia beber cerveza y hasta fumar¡¡
Jafatron esa exposición debió de ser magnífica, los carteles de la guerra civil española darían para muchos posts.(Por cierto a ver si tu también te acuerdas de alguien y empiezas a escribir, so vago¡¡)
Charles perfecta imagen esa evocación que también nos has traido tu.
Anarkasis me alegro muchisimo de que te guste largar mucho aqui, nosotros estamos encantados de seguirte :).
anarkasis -
A mi me llamaban la atención, todavían se ponen algunos, los cartelones enormes en la granvía. Estaban pintados a mano, montados sobre bastidores que luego se unían, lo sé porque algun dia me he tirado horas viendolos poner y viendolos quitar, en el suelo un dedo o un ojo era un manchurrón, y de lejos, perfectos, como si hubieran proyectado la peli y pintado encima, y hubieran cortado la pantalla.
Charles de Batz -
Hablar de carteles -los buenos, se entiende- es hacerlo del Art Deccó, del Pop, el Realismo Soviético, de Toulouse-Lautrec, del gran Cassandre, de propaganda, de publicidad, de cine, de guerra, de solidaridad, de espectáculo; en definitiva de una importante parcela de lo que somos y ha significado el siglo XX.
Los carteles -y los de cine en particular- tienen, una vez pasado el tiempo, una fuerza evocadora tal como es la de una canción, un olor o una antigua fotografía de colores amarillentos, a cuya vista revivimos en la memoria algún momento de nuestra vida cuyo recuerdo quedó vinculado de una manera u otra a ella.
Jafatron -
Coincido contigo lady, artistas poco conocidos y a menudo injustamente ignorados. Cuando yo era pequeño admiraba los trabajos de ciertos portadistas (de revistas, discos, juegos de ordenador), dibujantes españoles que curiosamente triunfaban en el extranjero siendo completos desconocidos en nuestro país. Y en ocasiones incluso este reconocimiento les llegaba por obras creadas para productos españoles (Luis Royo y Alfonso Azpiri son dos buenos ejemplos).
Suerte que de vez en cuando alguien se acuerda de ellos. Hoy has sido tú, lady.
gatavagabunda -
gatavagabunda -
La forma de vender las películas cambió. También el cine mismo ha cambiado.
Y sin venir a cuento, os enredo: otro de los cines de esa misma ciudad (que tampoco existe ya) era una antigua iglesia. ¡Un cine con capilla lateral! Hoy está ocupado por un Pull & Bear. Con capilla lateral, también.
(Esta gata hoy desayunó lengua)
Vailima -
Mundos diferentes que venían a mis manos para soñar...
Por supuesto cortó con aquel novio y yo me quedé sin carteles. Todavía recuerdo su textura, áspera y poco delicada. Nada que ver con lo que me hacían soñar.