Caballo azul de mi locura
Hoy separo otra de las páginas sueltas que guardo y la saco a la pista del circo. He escogido este cuadro, "Der Traum", que sin ser el más relevante de Franz Marc, tiene un contenido personal. La primera vez que vi este cuadro fue una reproducción en los pasillos de un hospital. Me extrañó porque normalmente en los hospitales nos regalan con manidas reproducciones de marinas y paisajes. Tal vez la respuesta se encuentre en que los enfermos, oncológicos, o los familiares que paseaban por esos pasillos blancos estaban necesitados de ese color o de esa aparente tranquilidad que sugiere esta pintura, en mayor medida que en otros pasillos parecidos.
Cuando volví a casa corrí a buscar información sobre la obra y sobre Franz Marc. Expresionista, creador junto a Kandinski de "Der Blaue Reiter" (El jinete azul), cuyo lanzamiento tiene lugar en la exposición de 1911 con una especie de manifiesto redactado por Kandinski y Franz Marc, y cuyos puntos principales eran:
"El desplazamiento del centro de gravedad en el arte, la literatura y la música; la diversidad de formas, consideradas bajo el aspecto de la construcción y la composición; la necesidad de volverse intensamente hacia la naturaleza interior y de renunciar, por consiguiente, a todo embellecimiento de las formas exteriores de la naturaleza"
"Mostrar los caracteres y las manifestaciones de esta transformación y hacer resaltar la continuidad de esta tendencia en relación con épocas pasadas; hacer aparecer los impulsos interiores en todas las formas que provocan una reacción íntima en el espectador"
Franz Marc (Munich, 1880, Verdún, 1916), también influido por el cubismo, era seguramente el más lírico y espiritual de los expresionistas. Conoció muchas tendencias, desde el neoimpresionismo hasta el futurismo, pero cabalgó sobre todo ello con elegancia, como montado sobre uno de sus caballos azules. Sus últimas realizaciones como "Kämpfende Formen" de 1.914 son ya plenamente abstractas, continentes de una hermosa explosión de colores, que bastan para dar noción de lo que hubiera llegado a ser el artista de vivir más. Franz Marc muere en el frente de combate de la primera guerra mundial, en la batalla de Verdún. Oficialmente es declarado desaparecido en acción.
En la estimación del expresionista Franz Marc, el arte debe ser lo que deje a lo real expresarse. La imagen artística es mostrar la realidad tal como es. Por eso espera que el arte haga hablar al mundo mismo, en lugar de que hable el alma del creador influida por el mundo. Para Marc el mundo mismo es intensidad animal, por lo que el arte, para irradiar, acerca y revelar lo que es debe "animalizarse". De esta manera, Marc asegura: "no encuentro ningún medio más feliz para animalizar el arte que el cuadro de animales"
Y "animalizar" la pintura exige la despersonalización. El artista debe renunciar a ser el único centro desde el que se observa y aprehende las cosas, el estilo pictórico al que el pintor de lo animal aspira no es el de las marcas personales inconfundibles sino el cuadro "puro", sin huellas del individuo singular. Y así nos da su máxima: "Ser puro es todo". En el mismo sentido se recoge este pensamiento: "siempre soñé con cuadros impersonales: tengo aversión a las firmas".
A pesar de todo, sus cuadros llevan su firma personalísima, y el último día que corrí por aquellos pasillos blancos, podría asegurar que uno de sus caballos azules sin boca, me sonrió.
(Las citas del propio Franz Marc pertenecen a su libro "Los 100 aforismos: La segunda visión", que escribió desde el frente en la Primera Guerra Mundial)
9 comentarios
anarkasis -
Y ¡lo que tuvo que escribir el pobre hombre para explicarlo.!
¿y dices que lo viste en un hospital? (igual es contagioso, yo tambien lo veo azul)
Jafatron -
Por cierto, me ha encantado tu comentario, es un post en sí mismo.
Vere -
ladydark -
Herri -
Herri -
ladydark -
Vailima, si, desgraciadamente la Primera Guerra Mundial arrastró en su marea a casi todos los artistas e intelectuales alemanes.
Perdonar que me extienda sobre este punto, pero siempre me ha fascinado la historia prebélica alemana y ese casi fatalismo en sus causas y orígenes.
Hermann Hesse en su poesía "El poeta a los guerreros" escribe: "Vosotros, los que estáis allí en el frente, en las batallas, sois mis hermanos, amados por mí".
Thomas Mann sostenía que los deberes del intelectual en la guerra son: "La explicación, la santificación y la profundización de los sucesos guerreros".
93 intelectuales, científicos, artistas, entre ellos Max Planck, Max Reinhardt, Wilhelm Röntgen, Gerhard Hauptmann, escribieron el "Manifiesto al mundo civilizado" donde establecían: "Creednos, creed que nosotros llevaremos esta lucha hasta el final como un pueblo cultural, para el cual es tan santa la herencia de un Goethe, un Beethoven, y un Kant como respeto al hogar y al paisaje patrio. Aquí estamos nosotros con nuestro nombre y nuestro honor".(De este es necesario destacar la honrosa excepción de Einstein que se nego a firmarlo)
Pintores que participaron en ella activamente, como el propio Marc, Otto Dix, Paul Klee, August Macke, Oskar Kokoschka...
Ernst Jünger en su libro "Tormenta de acero", describe su posición en esa guerra: "Nosotros habíamos abandonado los claustros, las aulas y los talleres y nos habíamos fundido en un cuerpo grande, entusiasta. Crecimos en una época de seguridad, sentimos de pronto la necesidad de lo extraordinario, del gran peligro. Nos había abrazado la guerra como un éxtasis. La guerra debía brindarnos la grandeza, la fuerza, lo solemne. Nos pareció un hecho varonil, una especie de fiesta de caza en un prado con flores regadas con rocío de sangre. Ninguna muerte es más hermosa en este mundo".
La irrupción de la Primera Guerra Mundial fue recibida en Alemania con un entusiasmo casi unánime, los intectuales alimentaban la esperanza de una renovación espiritual, a menudo en el sentido de Nietzsche. Aunque nos parezcan execrables palabras como las de Marc o tantos otros es necesario no perder de vista el momento histórico previo a la llamada Gran Guerra y las causas que alimentaron y motivaron su explosión, e incluir sus acciones y palabras en ese instante particular. Despues de la Primera Guerra Mundial casi todos ellos se movieron a posturas pacifistas y quedaron horrorizados del resultado de aquella guerra de trincheras, por eso le daré a Franz Marc el beneficio de la duda de haber vivido.
Vailima -
Con respecto a la guerra Lady, en una carta dirigida a Kandinsky, Marc decía lo siguiente:
"El establo de Augias, la vieja Europa, sólo podía ser purificada así (...) ¿o es que existe un solo ser humano que no vea con buenos ojos esta guerra?"
gatavagabunda -
Por cierto, en el "Kampfende Formen"... ¡yo veo un pulpo! y eso que es un cuadro abstracto
(decididamente, el cerebro de un gato es lugar muy extraño)