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La funámbula

El tiempo es un laberinto

<h3>El tiempo es un laberinto</h3>

 

Siguiendo los impulsos del acróbata que habita en mí, me lanzo sobre la hoja en blanco del ordenador, convertida en el alambre sobre el cual transitar. En un año la vida te zarandea en demasiadas ocasiones para que pretendas hacer como si no hubiera pasado nada, y como en una hermosa contradicción, vuelvo a encontrarme en el mismo punto de partida. Releo lo último que dejé aquí y podría suscribirlo hoy palabra por palabra. Me gusta esa sensación, el reconocimiento de lo propio, y, sobre todo, la emoción de tener las ventanas abiertas de par en par.

En este año he leído casi un centenar de libros, he conocido a bastantes personas, me he enriquecido en sentimientos y palabras, he crecido (sólo por dentro, bueno, tal vez por fuera un par de kilos) y he mantenido indelebles algunas de las cosas que me conforman. Nada fuera de lo corriente, lo mismo que cualquiera que me lea.

Y por no perder buenas costumbres, acabé con poesía y con poesía continuo. Hace apenas dos meses Tomas Tranströmer recibió el Premio Nobel de Literatura. Que un poeta salga a la luz siempre es un motivo de alegría, en este caso doble, ya que Tranströmer ha sido un desconocido incluso para los lectores habituales de poesía. Yo no había leído más allá de unos cuantos poemas sueltos en páginas de la red, pero un día magnífico en el Festival Eñe propició que conociera a Carlos Pardo, autor del prólogo de El cielo a medio hacer, y desde entonces el poeta sueco ha encontrado cobijo en mis manos. Es difícil explicar como un anciano sueco encuentra su eco en mí, en la distancia del tiempo y el espacio, pero eso es parte del misterio de la poesía, nada nos es extraño. Me gusta el nuevo Nobel, es limpio y puro, sus versos son sencillos en el exterior, pulidos, y sin embargo, llenos de sutiles imágenes. Bucear entre sus palabras es también abrir una puerta a dejarte invadir por una melancolía oscura no exenta de esperanza, como una moneda de Jano, como el hombre en definitiva (entresaco de sus versos: “Cada persona es una puerta entreabierta / que lleva a una común habitación”). Os dejo uno de sus poemas en prosa (me costó mucho elegirlo, me entusiasman tantos…), disfrutad de Tomas Tranströmer dejaros seducir y recordad, como él mismo dice:”lo escrito no se puede retirar”.

MADRIGAL

Heredé un bosque oscuro al cual rara vez voy. Pero llegará el día en que muertos y vivos cambien de sitio. Entonces, el bosque se pondrá en movimiento. Aún nos queda esperanza. A pesar del trabajo de numerosos policías, el crimen más grave queda sin resolver. Heredé un bosque oscuro, pero hoy camino por otro bosque, el claro. ¡Todo lo viviente que canta serpea se sacude y repta! Es primavera y el aire es muy intenso. Me he graduado en la universidad del olvido y tengo las manos tan vacías como la camisa que cuelga en la cuerda.


4 comentarios

ladydark -

@Carmela, un reencuentro a través de un año tiene algo de Alicia a través del espejo. Me gusta que te guste pasarte por aqui y que sigas haciéndolo pese a la decadencia del cuaderno. Un abrazo.
@C. esta vez he vuelto a hacer acto de contrición para intentar no tardar tanto en aparecer, ya veremos si funciona. Y lea, lea usted poesía, el alma agradece esos intervalos poéticos entre narración y narración. Un beso, hermosa.
@Doña Gata, nunca deja de emocionarme verla recorrer estos vericuetos pese al tiempo, gracias, gracias bella minina. Y, por supuesto, siga me consejo y déjese llevar por Tranströmer, además, yo creo que este sueco tiene un espíritu muy "galaico". Un besazo.

gatavagabunda -

Cuando usted, mademoiselle, recomienda una lectura, inmediatamente se despierta mi curiosidad gatuna.

Un beso, ¡estoy muy contenta de releerte!

C.Martín -

Más que una funámbula pareces una laguna que aparece y desaparece con las lluvias. Ya sabes que a mí la poesía no me disgusta, pero me cansa: necesito tener un estado especial para ponerme a leer poemas y no lo fomento, no. Pero me gusta leer tus trocitos escogidos, a traición y de aperitivo, y como tal lo degusto y paladeo.
Delicatessen, mileidi, es toda delicatessen..., pero no tarde tanto entre uno y otro, mujé.

Carmela -

No creo que sea una contradicción ladydark, a fin de cuentas siempre volvemos a lo que somos y creo que lo que me llamó de tu blog fue precisamente tu espíritu acróbata, de funanbulista en el alambre de la vida y creo que tu blog es uno de los puntos de anclaje de ese alambre.
Me alegra saber de ti y de que estas bien. Ha pasado casi un año, apenas falta un mes para ello, y al menos para mí ha pasado muy rápido.
Muy poco, he leído de Tranströmer, por no decir nada más que pequeñas reseñas aparecidas a raiz del premio. Me gusta la última frase del fragmento que has colgado: Me he graduado en la universidad del olvido y tengo las manos tan vacías como la camisa que cuelga en la cuerda.

Me alegra saber de ti.
Un beso