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La funámbula

No me des tregua, no me perdones nunca

<h3>No me des tregua, no me perdones nunca</h3>

"Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fájate. Pero fijate bien, porque no es gratuito.

¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. Pero estoy solo en mi pieza, caigo en artilugios de escriba, las perras negras se vengan cómo pueden, me mordisquean desde abajo de la mesa. ¿Se dice abajo o debajo? Lo mismo te muerden. ¿Por qué, por qué, pourquoi, why, warum, perchè este horror a las perras negras? Miralas ahí en ese poema de Nashe, convertidas en abejas. Y ahí, en dos versos de Octavio Paz, muslos del sol, recintos del verano. Pero un mismo cuerpo de mujer es María y la Brinvilliers, los ojos que se nublan mirando un bello ocaso son la misma óptica que se regala con los retorcimientos de un ahorcado. Tengo miedo de ese proxenetismo, de tinta y de voces, mar de lenguas lamiendo el culo del mundo. Miel y leche hay debajo de tu lengua..."


Podría haber elegido cualquier otro fragmento de "Rayuela", el famoso beso del capítulo 7, la descripción de la rayuela del 36, el capítulo 14 y su juego entre Pérez Galdós y el propio Horacio, el conocido glíglico del capítulo 68 y así una interminable lista, porque "Rayuela" ya se ha convertido en un clásico, con poco más de 40 años, pero para mi esta novela es una obra de amor y humor, elegí amor, soy una Julieta no elegida.

No voy a comentar nada sobre la obra, porque sobrepasaría mis limitadas aptitudes, cada uno de los que la hemos leido tenemos nuestra propia "Rayuela", con el orden y la medida que nos pareció mas perfecto en ese caos ordenado que Julio Cortázar decidió regalarnos. Y las palabras, esas perras negras, se mueven del lado de allá, del lado de acá y de otros lados, componiendo una cadena precisa parecida al uróboros.

Por último pediros disculpas por los enlaces, he escogido los que pensé que mejor se adaptaban a la idea que Cortázar quería transmitirnos. Si alguno de vosotros posee una edición profusamente comentada es probable que no coincidan mis pequeñas notas, pero, al fin y al cabo, esta es mi rayuela.

7 comentarios

Vailima -

Prometo enmendarme, Herri. Se la pediré al Olentzero.

Vere -

Ha sido un placer volver a Rayuela Ladydark.
Leyendo lo de la Brinvilliers, me he enterado de que la culpa la debió tener el gascón ese La Croix, como era esperable.

Herri -

Perdón, por entrar sin llamar; la mejor página que conozco sobre Rayuela en la red es http://espanol.geocities.com/rayuel_o_matic/ ;)

Herri -

En primer lugar, Vailima, ¡esta no te la pasamos! ;)
Para mí leer Rayuela fue un descubrimiento, la entrada a un mundo nuevo; de su mano me adentré en el jazz y el blues, descubrí a Klee..., a tantas cosas que luego he ido encontrando en otros mundos, pero que para mí siguen estando en ese lado, en Rayuela, en esa rayuela a la que regreso una y mil veces, para degustarla por donde se deje, que para eso fue escrita.
Sobre Rayuela se han escrito cientos de estudios que posiblemente anden por la red, pero no imagino una Rayuela comentada, pues sería una antiRayuela.
Y para rematar, pones "mi" foto de Cortázar.

anarkasis -

....me suena, me suena, me suena, jooOo-der. rayuela,
(si supieras la de años que me han caido encima de un golpe)

Ya no recuerdo el orden en que la leí,.. se que cambié en medio y empeze a hacerlo de otra manera.

recuerdo que era como un pastel de letras que te dejan comertelo como quieras, con cuchara pequeña o cucharón y la metes enmedio, por la punta, por abajo, con pajita,
para mi un placer.

Para los arrejuntapalabras y comelibros tiene que ser un extasis,..


gatavagabunda -

Qué lindo el trozo elegido, que diría un mejicano. Además contigo no necesito rascar la cabeza, ya me pones el link para que nada se me escape, es un blog tan bien comentado como aquella Alicia con anotaciones que devoré de niña...

Vailima -

Con gran pesar y vergüenza he de reconocer que no la he leído y eso que mi primer librero (mi hermano) la tenía como libro de cabecera. No sé porqué la he ido abandonando a lo largo de los años, quizás ahora sea el momento en el que ambos estemos preparados.
A pesar de la larga espera...